Rosas y chocolates

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Cuando la enfermera llego de viaje, traía una buena noticia y era que la trasladarían al hospital donde deseaba trabajar y estudiar su especialización, de hecho se regresó para dar su carta de renuncia y para despedirse de su primer paciente, y al entrar a la habitación de Eduardo, se encontró con que él le había preparado una sorpresa, rodó el cuarto estaba lleno de flores, rosas y dulces, y un cartel que decía: ¡Gracias Mejor Enfermera!

- ¿Que es todo esto? Preguntó...

-Pues es para ti, que has sido la que me ha ayudado a recuperarme y has estado aquí conmigo

-Es mi trabajo ¿Lo sabes no?

- Y si es tu trabajo ¿Porque no cobras por el?...

-Porque me sirve de experiencia para lograr lo que quería, de hecho lo logre...

- ¿Qué cosa?

- Saldré del país a estudiar enfermería psiquiátrica y tu caso me daba lo que necesitaba para poder ir, de hecho vine a despedirme...

- ¿Cuando te iras? Ya falta poco para mi recuperación...

-Mañana mismo, de hecho me encantan estos chocolates, son mis favoritos...

- ¿Y me dejarás? ¿Quién me atenderá?

- Una nueva enfermera supongo... Estarás bien

- Perdóname...

- ¿Y perdonarte porque?

- Solo perdóname y regálame un abrazo...

- Esta bien, pero con cuidado, aun estas débil

Y al abrazarla, logro quitarle el tapabocas y entonces fue donde comprobó totalmente que sí, era ella

- ¿Pero qué haces?...

- Paula, Perdóname

- Ella le dio un beso en la frente y solamente volteo a mirar las rosas, una era más hermosa que otra...

¿Sabes cuánto tiempo te espere? ¿Espere que voltearas a mirarme más allá de un pasatiempo? ¿Sabes cuantas veces me pregunte porque tenía que ser así? ¿Recuerdas las veces que te necesite y me fallaste? ¿Recuerdas que con un: -Estas hermosa, lograbas llevarme a tu cama? ¿Sabes lo que sufri cuando te acostabas con mis amigas y me rechazadas? Yo era muy idiota, pero mirame aquí, justo al frente de ti diciéndote que ya no me importa, que me convertí en una mujer exitosa, y que no necesite de tu amor ni de tu atención para lograr mis sueños, me alegra que te hayas recuperado, me alegra que estés bien, el día del accidente yo estuve allí viendo como te revolcabas con cuanta mujer se te ponía enfrente y me preocupe por ti y fui yo Eduardo, fui yo la que te trajo hasta aquí..

-Para por favor... Con lágrimas en los ojos, le exclamó Eduardo...

-¡No! Ahora es cuando me vas a escuchar, tú me dejabas sola, te ibas con cuanta mujer te daba la gana, yo trate de retenerte y tú, tu no me hiciste caso, solo decías que no me enamorara y disfrutará el momento... Cuando te vi en ese carro todo ensangrentado se me olvidaron todas tus canalladas, y me prometí a mí misma ayudarte, porque eso es amar, pero eso era antes, porque ya todo cambio, ya de nada vale, tu solo eres mi paciente y yo solo soy tu enfermera, o al menos lo era hasta hoy, tú con tus juegos de niño rico, con tus amigotes y tus carros hermosos y yo, estudiando algo que tu decías que no valía la pena, cuando que fui yo la que estuvo contigo...

-¿Me odias demasiado cierto?

- No se puede odiar a quien amaste demasiado, solo que tu sigue en tu vida y síguete recuperando que yo tengo la mía y gracias por los chocolates, están geniales

- ¿Es necesario que te vayas? Quédate, yo te doy lo que necesites y te doy tus estudios, quiero agradecerte...

-No es necesario que me agradezcas y espero que el accidente te ayude a cambiar y mejorar como persona, a que entiendas que hay sentimientos y que hay cosas que los matan y te destruyen como persona...

- Solo quiero retribuirte lo que hiciste, sé que no cobraste nada y que tu pagabas tus gastos y es injusto...

-Muchas veces la vida es injusta y de nuevo gracias por el detalle, de todas formas a la nueva enfermera le dejare las instrucciones de tus cuidos... Ahora descansa

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El Ángel y la PrisioneraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora