Capitulo 1

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Estaba acabando mi horario de voluntariado para el Atlético de Madrid junto con una amiga, la cual me había impulsado a meterme en este mundillo, Lucía.

Nos quedaban diez minutos para terminar nuestro turno. Después nos iríamos con algunos de los chicos para tomar algo. 3 años de voluntaria y ya teníamos una familia.

— Las doce—. Comentó Lucia— Vamos que sino llegamos tarde.

— ¿También van las chicas?

— Sí, tu hermana incluida. Vámonos— Me agarró del brazo y tiró de mi.

Nos montamos en el coche de Lucia y salimos del Cerro, por suerte no nos teníamos que mover mucho, habíamos quedado en una cafetería en Majadahonda.

— Ya era hora... — Comentó Yannick.

— Perdónenos Don Yannick— Comenté a la vez que me sentaba.

— ¿Pedimos?— Pregunto Lucia y todos asentimos.

— Fer, ¿dónde te has dejado a mi hermana?

— No sé, dijo que venía.

En ese instante comenzó a soñarte el teléfono, era Sara.

— Dime— La escuche sollozar.— ¿Pasa algo?

— El...— Volvió a llorar.

— Me estás asustando.

— Es el abuelo Carla— Se me aguaron los ojos.

— ¿Qué pasa con él?

— Ha muerto—. Se me paró el corazón. Le corté la llamada, cogi mis cosas y salí de la cafetería sin decir nada. Pude escuchar cómo me llamaban, pero solo quería estar sola y pensar.

— ¡Carla! — Escuché gritar a Josema.— ¿Qué pasó?

Me paré y esperé a que se acercara, no me apetecía gritar.

— No me apetece hablar de eso ahora.

— Sabes que me lo podés contar, Carla yo...— No aguantaba más, me iba a derrumbar, le abracé y comencé a llorar.

— M-mi abuelo... ha...

— No hace falta que sigas—. Me besó la frente.

Con Josema siempre me había llevado bien, sentía algo por él, pero nunca le había dado importancia.

No estaba en condiciones de conducir y Josema decidió llevarme al tanatorio. Decidí llamar a Fer para informarle de la situación.

En cuanto llegamos vi a mis padres y me fui con ellos y con mi hermana rápidamente.

— ¿Cómo ha pasado? El abuelo estaba bien...

— Ya estaba mayor, Carla—. Comentó mi madre limpiándose la lagrima.

Mi hermana vio a Fer y fue corriendo hacia él.

— Tenemos que rellenar unos papeles—. Anunció mi padre. Se marcharon y me quede sola, Josema se acercó.

— Te puedes ir si quieres, sé que no te hace mucha gracia estar aquí.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora