El amor es un arte. (Jose maria Giménez)

Capítulo 17

Ya una vez apartados del resto en un rincón del jardín le comencé a explicar todo.

— No estoy embarazada.

— Pero...

— Me hice el test porque llevo varios días mareada y con dolores de cabeza. Y hablé con mi hermana, la cual me aconsejó hacérmelo. Tenía miedo.

— ¿Miedo de qué?

— No se Josema. Miedo. Apenas llevámos un año, tú no siempre estas y yo no sé si estoy lista. Siento mucho si te he decepcionado.

— Che... no me seas boluda. No me has decepcionado, entiendo que estés asustada, pero todavía no tienes porqué, el test dio negativo, no estás embarazada, no pasa nada. Ya pasará cuando tenga que pasar no te preocupes por eso.— Me besó.— Anda, vení acá.— Me rodeó con sus brazos y me apretó contra él. Sin duda donde me sentía más agusto y segura era entre sus brazos.— Y que sepas que mañana vamos al médico.—Asentí.

Decidimos ir con los demás pero antes de que pudiese llegar a la mesa, Luna y las chicas me cogieron por banda.

— Explicanos esto— Comentó Noa. — ¿Amaro va a tener una amiga?

— De momento Amaro va a jugar solito— Reí.— Ha sido una falsa alarma.

— Pues a ver cuando alguna de vosotras le da algún amigo o algo— Se quejó Noa.

— Todo a su tiempo, Noa. Todo a su tiempo— Dijo Paula dándole a Noa en el hombro.

La noche transcurrió como todas las noches que nos juntábamos todos, con risas, historias, música, baile... Dicen que la risa es la mejor medicina, y es cierto. Durante todo ese rato me sentía mucho mejor, aguantaba el leve dolor de cabeza que tenía.

A la mañana siguiente Josema insistió en que fuéramos al médico.

— Voy, pesado, voy— Me rendí y me levanté del sofá.

— Si no insisto no vienes. Y lo digo por tu salud. Me preocupo más por ti, que tú misma.

— Eso es cierto— Reí. —Si fuese por mí me dormiría hasta que se pasase.

— Anda, sube a cambiarte que nos vamos—.Bufé de la pereza que tenía.— Dale— Me cogió y me llevó hasta la habitación a la vez que me hacía cosquillas.

— ¡JOSÉ MARÍA! ¡JOSÉ MARÍA! ¡GIMÉNEZ! — Eran las únicas palabras que salían por mi boca interrumpidas por carcajadas.

Tras vestirnos, nos arreglamos y cogimos el coche en dirección al centro de salud.

— Tendremos que esperar a ver qué dicen los análisis, pero todo apunta que tiene usted migrañas.

— Gracias doctora— Le sonreí mientras me levantaba de mi asiento.

— Con todo mi respeto doctora, ¿Vos está segura de que son migrañas?

— Josema, creo que sabe hacer bien su trabajo.Perdone. — Comenté algo irritada.

— No pasa nada. Sí, sí, estoy segura al menos un 98% de segura, tiene todos los síntomas. Si se toma la medicación que le he recetado y hace efecto verán que mis estudios valieron para algo— Rió la mujer.

— Muchas gracias— Sonreí y salimos de la consulta.

Estaba un tanto molesta con Josema. Me gusta que se preocupe por mi, pero a veces lo hace demasiado.

— ¿Te pasa algo? — Me preguntó el uruguayo desviando la vista de la carretera y alcé mis hombros en respuesta. — ¿Qué pasó?

— No confiar en el trabajo de una profesional.