Capítulo 16

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Josema había ido a entrenar y yo había decidido no acompañarle ya que llevaba unos días encontrándome un tanto mal.

Así que decidí ponerme a trabajar desde casa y así despejaba mi cabeza del resto de cosas. Era medio día cuando mi teléfono comenzó a sonar.

— Dime Sara.

— Se va.

— ¿Qué jugador se va ahora?

— No, Christian, se va.

Me quedé de piedra.

— ¿Co-cómo que se va?

— Tiene una misión, se va de España por un tiempo, no me ha dicho cuánto.

— Espera, espera. ¿Has estado con él?

— Me lo he encontrado en el aeropuerto, me ha dicho que le han destinado a Etiopía por unos meses y después a Iraq.— Suspiré aliviada, al saber que se había acabado.— Carla, me ha dicho que siente mucho todo lo que ha pasado, no se siente orgulloso. Me ha preguntado por cómo se encontraba Josema, por lo de la pelea. Se le veía arrepentido y triste. Sabe que te ha perdido.

— Y definitivamente que lo ha hecho. Me entristece ver como hemos acabado.

— Lo sé, pero fue decisión suya. ¿Qué tal te encuentras?

— Llevo unos días encontrándome un poco mal.

— No será...

— ¡No! No. Bueno, no sé.

— Tienes que hacerte el test entonces. ¡ Voy a ser tía!

— No cantes victoria. Llevo tres días así. ¿Tú qué tal por allí?

— Con el inglés me apaño— Reímos.

— Me alegro mucho de tu nueva aventura, mándale un saludo a Fer de mi parte. Te tengo que dejar.

— Eso haré. Vete informándome.


Colgué la llamada y volví a trabajar. Al rato, Josema entró por la puerta, decidí contarle lo de Christian, y pude ver en su rostro un destello de felicidad y alivio.

— No te noto feliz del todo. ¿Pasa algo? — Me preguntó sentándose en frente de mí y bajándo la pantalla del portátil para así poder mirarme.

—Estoy contenta, porque se ha acabado. Pero... No quería que terminase así. Pensaba que todo se iba a solucionar, lo veía imposible, pero en el fondo tenía una pequeña esperanza.

Gímenez me cogió la mano.

— Quién sabe lo que pasará en un futuro—. Me encogí de hombros.— ¿Comemos?

— Yo no tengo mucha hambre. No me encuentro del todo bien.

— Llevas así unos días. ¿Querés ir al médico?— Negué.

— Prefiero esperar unos días más.

— ¿Vos estás segura?— Asentí.— Está bien, lo que digas vos pues. ¿Querés que prepare algo ligero?

— A mí cualquier cosa me vale. No voy a comer mucho. Quiero ir a dar un paseo para despejarme.—Comenté apagando el ordenador.

Acto seguido me levanté, me vino un leve mareo y me agarré a la silla para poder sostenerme. Josema no tardó mucho en entender la situación y vino rápido a cogerme.

— Carla, no estás bien.

— Es sólo un mareo— Me dejó en el sofá.— Tranquilo, ve a la cocina. No pasa nada.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora