Capítulo 12

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Llegamos al aeropuerto tras doce horitas de vuelo. Las cuales las pasé leyendo, durmiendo, comiendo y viendo una película con Josema. No saqué el tema del "te amo" y el tampoco. Quería aprovechar al máximo. Estaríamos dos Días aquí. Pero por suerte volveríamos a ir para Navidad.

El primer día lo pasaríamos en Toledo, su pueblo natal. Y el Segundo lo pasaríamos en la capital, Montevideo.

Una vez llegamos a su casa en Toledo dejamos todo y fuimos a dar un paseo.

— Es muy bonito— Dije cogiéndole de la mano mientras miraba las calles del pueblo.

— No tiene nada de especial. Pero para mi... Toledo es mi casa. Uno nunca tiene que olvidar de donde viene.

— Josema— Me paré de golpe y él se extrañó.— Gracias por hacer esto por mi. De verdad. Siempre te voy a estar agradecida por todo lo que has hecho por mi desde que nos conocimos.

— No me tienes que agradecer nada. Lo hago porque te quiero— Me besó.

(...)

— ¿Te parece bien que vengan mis viejos a cenar? — Me preguntó en cuanto me vio salir del baño tras haberme duchado.

La pregunta me había venido muy de sopetón. No había conocido a sus padres antes. Estaba nerviosa.

—Claro, es tu casa, es tu familia— Dije quitándome la toalla y poniéndome la bata.

— No te noto muy convencida.

— No— Me puse boca a bajo y enrosqué mi pelo en una toalla. — No es eso Josema—. Me acerqué a él y me senté a horcajadas de él. — Simplemente, no les he visto antes y estoy nerviosa. Eso es todo— Le besé.

— No tenés que estarlo. Aunque si te sirve de consuelo mi hermana va a estar. A ella la conoces—Reí y le besé— ¿Ya te duchaste?

—¿No me ves?

— Ah, está bien— Me cogió y me dejó en la cama. — Iba a decirte si te duchabas conmigo— Dijo antes de irse al baño.

— ¡Puedo ducharme otra vez! — Grité antes de que cerrase la puerta del baño. Reí. Cogí el altavoz y lo conecté al móvil. Me quité la bata y fui al baño.

Abrí la puerta y él ya estaba dentro. Le dí al "play" y abrí la lona de la bañera.

Giménez me sonrió y me ayudó a entrar. Una vez dentro nos abrazamos a la vez que el agua caliente caía en nuestros rostros. Subí mi cabeza y le besé. Él apartó su cabeza y me miró.

— Tan solo amemos nuestros cuerpos— Susurró acariciando mi hombro.

— Mientras lo permita el alma— Sonreí y le acaricié el pecho para después besarlo.

El agua recorría nuestros cuerpos y los besos nunca habían sido tan húmedos como ahora.

— Porque el amor corazón no se mide el amor es un arte— Canté.

— Unos versos de "Alan Poe" sino
Una obra de Miguel Ángel pero con tu pelo— Cantó él para después acariciar mi pelo y yo reí y le volví a besar.

Él me abrazo fuerte y comenzó a bailar lento.

— Tengo que contestarte...

— El amor es un arte— Completo y me besó.

Tras la canción, terminamos de ducharnos y salimos.

Al salir me puse la bata. Y Giménez hizo lo mismo. Decidí salir a fuera y sentarme con el portátil, tenía que enviar unos documentos a Madrid.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora