Capitulo 4

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Me levante bastante pronto y con mucho sueño ya que me había acostado hace apenas cinco horas.
Lucia me llamó a las nueve y media para irnos al voluntariado. Terminé de prepararme y salí de casa para que ella me recogiera.

— Buenos días— Comentó mientras entraba al coche.

— Serán buenos para ti—. Respondí cerrando la puerta del coche.— He dormido cinco horas,y me da que tú también, pero haciendo otras cosas—Ella rió.

— Que va, solo dormimos y creo que vamos en serio, me ha invitado a cenar con su madre, su hermano y la novia de su hermano. Creo que él... — Dejó de hablar al ver mi venda mientras me quitaba la chaqueta. — ¿Qué te ha pasado?

— ¿Esto?— Pregunté señalando la venda. — No es nada, me quemé con la sartén ayer.

— Normal, no sé por qué cocinas si no sabes— Comentó arrancando el coche y reímos.

Me dolía tener que mentir a Lucia, ella era una de mis mejores amigas.

Veinte minutos más tarde llegamos al Cerro, nos esperaban una hora y media de voluntariado. Dio la casualidad de que coincidimos con los chicos, los cuales iban a entrenar.

— Buenos días señoritas— Comentó Antoine haciéndonos una reverencia, le devolvimos el saludo al francés.

Lucas paso por delante de Lucia y depositó un Casto beso sobre sus labios para después guiñarme un ojo en forma de saludo.

— A trabajar chicas.

— Lo mismo digo, Capi.

— Yan— Lucia llamó al belga que pasó corriendo y este freno en seco. — ¿Han venido las chicas?

— En las gradas están— Anunció antes de irse al campo.

— Buenos días,voluntarias— Lucia y yo nos dimos la vuelta y vimos a Josema.

— Vas tarde, uruguayo— Le dije sonriendo

—Lo sé— Rió— ¿Luego venís a tomar algo con los demás?— Las dos asentimos y él sonrió para después irse corriendo al campo.

La hora y media siguiente estuvimos organizando papeles, guardando conos...

— ¿Vamos ya? — Preguntó Lucia y asentí.

Salimos a los pasillos y justo salían los chicos de los vestuarios ya vestidos.

— Las chicas nos esperan en el bar— Les dije a todos al leer el mensaje que me había mandado Pau hace unos minutos.

Íbamos todos hacia la puerta hablando hasta que Josema me agarró del brazo con delicadeza y tiró de mí.

— ¿Qué pasa?

— ¿Qué te pasó en la muñeca? — Preguntó mirando a tal.

— Nada, me quemé con la sartén.

— A Lucía se lo habrás colado, pero a mí no.

— Es la verdad— Comenté sin si quiera mirarle a los ojos.

— Carla, cuando mentís no miras a los ojos—. Mierda, me pilló— ¿Qué pasó ?

Bufé y me quité la venda con cuidado, sabía que no iba a parar hasta que no le dijese la verdad, y cuando lo vio su cara fue un poema.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora