Capitulo 5

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Me desperté con cuidado de no hacer ruido, acabé durmiendo con Josema ya que este insistió en que me quedase a dormir. Desde lo
ocurrido con el uruguayo estamos bastante cariñosos pero no había vuelto a suceder lo que sucedió en los vestuarios.

Había dormido rodeada por los brazos de Josema toda la noche, por eso cuando me moví para salir de la cama, él se movió y abrió los ojos molesto por La Luz y soltó un pequeño gruñido juntándome más a él.

— Perdón— Susurré

— No pasa nada— Dijo con la voz pastosa y mirándome fijamente mientras acariciaba mi mejilla.

— Tengo que levantarme, Josema— Dije al ver que no me soltaba, y ,aunque  me encantaba estar así, tenía que irme.

— ¿Por qué? — Preguntó poniendo morritos, y juro que le hubiera besado, pero no estaba segura.

— He quedado con Estela para desayunar, tiene algo que contarme.

— ¿Quien es Estela?

— Una amiga, no la conoces. ¿Estabas celoso? — Pregunté arqueando las cejas.

— No, es una chica— Rió.

— ¿Y si fuera un chico?— Pregunté acercándome a él.

— Cambiarían las cosas— Respondió y me besó.

Era un beso dulce y a la vez apasionado, pidió permiso y nuestras lenguas volvieron a jugar. Sus manos bajaron de mi espalda a mi cintura y las mias se entrelazaron detrás de su nuca.
Se colocó encima de mi pero sin apoyar todo el peso y comenzó a dejar besos por todo mi cuerpo.
No sabía lo que teníamos pero me encantaba.

— Josema me tengo que ir, voy a llegar tarde— Me intenté separar pero no hubo forma.— Josema...

— Está bien...— Me soltó y Reí mientras me levantaba y me vestía.

— Como sigas mirándome me vas  a desgastar.

— Vale, vale...— El uruguayo se dio la vuelta.

Me vestí y bajé a desayunar. Estaba terminando el desayuno cuando apareció Josema en bóxers adormilado.

— Carla, como me sigas mirando me vas a desgastar.

— Vale... — Reí— Como soy buena te he hecho el desayuno— Sonreí, desposité un sonoro beso en su mejilla y abrí la puerta.

— Carla, cuando tengas un trato libre hablamos— Asentí por la puerta.

(...)

— Lo siento muchísimo, Carla.

— No pasa nada, Estela. Esas cosas pasan, aparte, las chicas y los chicos me han ayudado— Sorbí mi café.— Pero bueno, no hablemos de esto háblame de lo que me tenías que contar.

— Pues... ¡Tengo novio! — Dijo entusiasmada.

— ¿Tú? ¿Estela? — Asintió.— Ya lo puedes cuidar y no dejarlo escapar.

— Se llama Nick, tiene veintidós años, esta buenísimo, es abogado y es la persona más dulce del mundo.

— Definitivamente no lo vas a dejar escapar — Reímos

— ¿Qué te ha pasado en la muñeca? — Preguntó mirando la muñeca vendada que cubría las heridas que me había hecho con tanto dolor.

— Que soy tonta y me quemé el otro día— Reí.

— ¿Como se te ocurre cocinar? Si eres un patosa.

— Yo también te quiero Estela—. Sonreí sarcásticamente.

Hablé un rato más con Estela y quedé con ella para conocer a Nick, pero esta vez iríamos todas.

Me despedí de la rubia y fui a Majadahonda, tenía que hablar con Josema.

— ¡Eh!— Llamé a Sara.— ¿Qué es de tu vida, hermana?

— Pues ha pasado algo, pero lo voy a contar ahora, a si que espera.

— Qué fuerte, ¿A tu hermana no se lo cuentas antes?

— Está bien...— Sara saco la mano de su bolsillo y movió los dedos, en el anular pude ver un pedrusco.

— ¡No!

— ¡Si! Me caso — Gritamos y la abracé, se merecía esto— Me lo pidió anoche, quería pedírmelo antes de irse a Elche.

— ¿Se van ahora no? — Asintió.

Cuando llegamos a las gradas los chicos salian de ducharse. Irían ahora directos a Elche, así que tenia que hablar con Josema.
Sara fue a contarle la noticia al resto y yo mientras me acerqué al uruaguayo.

— ¿Nos vamos a un sitio más...? — Asentí.

Andamos en silencio. Tenía miedo de lo que me iba a decir, me había dado cuenta de que me gustaba Josema, y tengo miedo de si se arrepiente de algo.

Entramos y cuando quise decir algo, sus labios ya se habían puesto sobre los míos. Me estaba encantando estar así con él, pero mi "yo" responsable lo separó, ya que quería hablar con el antes de que se fuera.

— Lo que pasó ayer y como hemos estado desde entonces, es lo mejor que me ha pasado desde hace mucho— Comenté mirando al suelo tímida.

— Carla, yo...— Me levantó el mentón y cruzamos miradas.— No me arrepiento de nada de lo que pasó, es más fui yo quien empezó, pero... No creo que esto vaya a funcionar.

Terminó de decir esa frase, la cual me había comenzado a doler desde el Primer "no" porque sabía por donde iban los tiros. Un silencio sepulcral se formó entre nosotros, un silencio que daba miedo romper. Me había abierto a él, y me había rechazado, pensaba que ahora, después de todo lo que había pasado me tocaba ser feliz, ser feliz con él, pero me equivocaba. Aún me tocaba sufrir por algo más.

— Suerte en Elche Giménez— No pude ni mirarle, y eso fue todo lo que acerté a decir, cogí y me marché.

Volví a casa aguantando las lagrimas y una vez dentro, las solté todas, no me quedó ni una. Me había costado demasiado darme cuenta de lo que sentía por el uruguayo. Pero me habia dado cuenta, el amor no espera a nadie.

Me iba a costar mucho olvidarme del uruguayo.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora