Capitulo 14

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— ¡Josema me voy!— Grité antes de salir por la puerta y el apareció corriendo.

— Eh, eh, eh ¿a dónde?

— He quedado con mi madre— Mentí.

— Am, bueno vale. ¿Vienes a comer?

— Eso creo— Le besé luego te veo.

— Pasadlo bien, y dale el souvenir de Uruguay— Me dio en el culo.

— Lo llevo en el bolso— Dije levantando el bolso y volviendo a mentir— Nos vemos— Cerré la puerta.

Había quedado con Christian y no le había dicho nada, no quería que se enfadase ni que se preocupase y sería solo para arreglar las cosas.

Habíamos quedado en un café cerca de Sol, cuando llegué el ya estaba.

— Hola— Le sonreí y tomé asiento.

— Espero que te lo hayas pasado bien con el Uruguayo.

— Verás Chris... Tú te fuiste y no me dijiste nada durante todo ese tiempo. Te juro que te esperé, todo lo que pude. Pero me rendí, pensaba que lo habíamos dejado. Desde el día en que murió mi abuelo todo cambió. Josema estuvo ahí, llevaba ahí mucho tiempo antes y yo no me había dado cuenta. Lo pasé muy mal Chris, y tú no estabas y yo te echaba de menos pero tú no estabas, estaba Giménez. Las cosas cambiaron y volviste así como si nada hubiese pasado, como si no te hubieses ido.

— ¿Y ahora qué?

— Christin yo no puedo volver contigo. No siento nada por ti. Quiero a Josema. Pero no quiero perderte.

— Lo sabía. No puedes tener todo Carla. Joder, he sido un completo gilipollas.

— No, no digas eso— Le agarré de las manos pero él me soltó bruscamente

— Vete, vete con ese uruguayo de mierda. Dale vete, ya volverás.

— Te estás alterando mucho, vamos a otro sitio más calmado.

Salimos a la calle y fuimos a un lugar más tranquilo, allí me gritó de todo y después me dio un bofetón. Nunca antes había pasado esto. Nunca. Después de esa acción se fue y me dejó ahí,  de pie como una idiota con la mano en la mejilla reviviendo lo que hacía segundos había pasado. Y con los ojos aguados. Cogí el coche y puse rumbo a casa.

— ¿Qué tal con tu madre? — Preguntó Josema nada más verme entrar.

— Amm... Bien, dice que gracias por el detalle— No entré a saludarle, fui directamente al baño para poder aclararme la cara y respirar hondo. Al salir me encontré con Josema cruzado de brazos serio.

— Odio que me mientas. No estuviste con tu madre. La mandé un mensaje para preguntarle si le había gustado lo que le compramos y no sabía de que hablaba. Le pregunté si estaba contigo y me dijo que no.

Suspiré.

— Josema yo...

— Carla, ¿Por qué me mentís? — Sonaba triste y enfadado.

— Estaba con Christian— Confesé. Su cara era un poema.

— No hace falta que me digas más— Se dió la vuelta y fue al jardín. Le seguí.

— No, Josema te equivocas. ¡Josema! No ha pasado nada.

— Me has mentido. Si me lo hubieses dicho desde el principio—. Me acerqué a él e intenté pasar mi mano por su mejilla pero se apartó.

— Josema no pasó nada— Dije con la voz ronca.

— Dejame solo por favor.

— Josema yo...

— ¡Dejame solo carajo!

Me fui de su casa sin saber a dónde cogí el coche y estuve conduciendo toda la noche sin un rumbo. De vez en cuando le llamaba pero no me lo cogía. Tenía que haber confiado en él.

Fui a casa de mi hermana sobre las nueve de la mañana.

— ¿Qué haces aquí tan temprano?

— Josema no me habla— Entré a su casa.

— ¿Y eso?

— Quedé con Christian para hablar las cosas y no se lo dije, le mentí diciéndole que iba con mamá. Se terminó enterando porque es tan buena persona que le preguntó a mamá si le había gustado lo que le habíamos comprado en Uruguay

— Ah, ¿Y a mí no me has cogido nada? — Me interrumpió y le eché una mirada asesina.

—Total, que mamá le contestó que no estaba conmigo y al volver me preguntó y me dijo que sabía que le había mentido y se cree que pasó algo entre Christian y yo.

— Y...

— Y no pasó Sara, claro que no paso, ¿cómo iba a pasar si estoy enamorada de Josema?

— ¿Le has dicho eso? — Negué.

— No he podido hablar con él, quería estar solo.

— ¿Y dónde has estado toda la noche?

— Dando vueltas con el coche— Bufé.— No sé qué hacer.

— Vete ahora a hablar con él. Antes de que se vayan de concetración al hotel— Asentí, le di un beo y me fui. Hoy se irían al hotel de concentración, tenían un partido contra la Juventus muy importante.

Cogí el coche y conduje hasta su casa. Entré y guardé el coche. Vi que el suyo seguía ahí así que todavía no se había ido. Aparqué y entré en casa. Estaba en el jardín, sentado en un sillón haciéndose un mate. Se percató de mi presencia y me miró.

— ¿Dónde anduviste toda la noche?

— Querías estar solo así que cogí el coche y conduje toda la noche.

— No tenías que haberte ido. También vives aquí.

— Josema— Me senté a su lado. — Escúchame, no quiero que esto se acabe. Quedé con Christian para dejarle claro qué es lo que pienso.

— ¿Y qué pensas?

— Que cómo voy a estar con Christian si yo te quiero. Jamás te haría una cosa así. Tú has estado conmigo en los momentos buenos y malos. Me has demostrado muchas cosas. Josema estoy enamorada de tí— Hizo una tímida sonrisa—  Le dije que yo quería estar contigo. Pero...

— ¿Pero qué?

— Se enfadó, me gritó de todo y me dio una bofetada— Su semblante se torno serio y apretó la mandíbula y dió un golpe a la mesa, me asusté.

— Ese boludo se va arrepentir de haberte puesto un dedo encima.

— Déjalo estar por favor. No pasa nada Josema, estaba enfadado y confuso. Él no es así.

— Carla, me importá un carajo. Te pegó. Y la última vez que lo ví parecía muy alterado también.

— Josema de verdad— Le acaricié la palma de la mano.

— Sos demasiado buena vos— Sonrió y me miró.

— Entonces... ¿arreglado?

— Arreglado— Dijo y yo decidí sellar mis labios con los suyos en un largo beso.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora