Capítulo 15

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Hoy era un día muy importante, hoy jugaban contra la Juventus de Turín en Champions y tenían que estar muy concentrados, es por eso que durmieron en el hotel de concentración la noche anterior. Así que llevaba sin ver a Josema desde el día de la reconciliación.

Cogimos el coche Noa, mi hermana y yo para ir al estadio. Íbamos las tres con nuestra camiseta rojiblanca, nuestras bufandas y nuestra cara pintada.

Este era el último partido que vería con mi hermana en un tiempo ya que la semana que viene se iría a Japón con Fernando. Ella ha estado estos meses aquí, pero cree que ya es hora de irse allí y buscar nuevas aventuras.

Una vez llegamos al estadio, dimos una vuelta alrededor, nos compramos unas cervezas y poco después fuimos a nuestro sitio. Nuestros sitios estában en el fondo sur, éramos las únicas que los teníamos ahí, aunque algunas veces los veíamos en el palco, más tranquilas. Pero hoy, hoy uno no podía estar tranquilo. El equipo había pedido apoyo y la afición no le iba a dar la espalda. Jamás.

Los asientos empezaron a llenarse y el estadio fue cogiendo voz y ganas. Los jugadores saltaron al campo de juego a la vez que el himno sonaba y todos nosotros cántabamos por encima. Queríamos que se nos escuchara.

El atlético estaba jugando como no había jugado en toda la temporada era un partido entretenido, digno de disfrutar, todo era perfecto, la gente estaba volcada, yo estaba volcada, hasta mi cerveza estaba volcada, la cual se cayó y me empapó. Pero me daba igual.

En el minuto 78 Giménez recogió un balón muerto dentro el área, después de un lanzamiento de saque de esquina, para empujarlo al fondo de la portería y metió gol.

No daba crédito de la felicidad que tenía dentro. Abracé a Noa y Sara para después saltar y gritar de la euforia.

Josema lo celebró con rabia, se tiró de rodillas al césped y le pegó una patada a la valla publicitaria. Me buscó con la mirada sabiendo que estaba por ahí y me encontró. Estába orgullosisima de él. Dijo algo pero no pude leerle los labios. Y antes de que pudiese repetirlo tenía a todos sus compañeros alrededor y encima de él.

Pocos minutos después en el 84, Godín mete el segundo, que nos hace chillar y saltar de la emoción de ver posible la eliminatoria.

Salimos cantando el himno del estadio, yo estaba moviendo la bufanda en círculos sobre mi cabeza cantando: ¡ATLEEETI!

Una vez fuera y con toda la gente les dije a las chicas que había quedado con Josema y que no me esperasen.

— ¿Seguro?

— Si.

— ¿No quieres que le esperemos contigo?

— Que no, Sara tranquila que ya soy mayorcita. A parte ya ha pasado un buen rato, no creo que tarden mucho en salir.

— Está bien.

— Llámanos cuando estes con Josema.

— Y si pasa algo también.

— Que si, mamás— Dije agarrándolas de los hombros para después darles dos besos como despedida. — Anda, iros ya.

Se metieron en el coche y yo decidí ir dónde había quedado con Josema.

Me subí a la "O" de las palabras coraje y corazón que están a las afueras y me senté. Cogí el teléfono y me dediqué a mirar Instagram.

Varios minutos más tarde escuché unos pasos. Hacia unos quince minutos que el estadio se había despejado y no había nadie.

— Está vez has tardado más.

— Siempre me confundes con el maldito uruguayo.

Levanté mi cabeza.

El amor es un arte. (Jose maria Giménez)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora