Daniel Carvajal tiene algo que Cristina no soporta.
Sus celos.
Se enfada mucho cuando algún chico le habla, o incluso por subir cualquier cosa al instagram.
La hermana de Natalia sabe que es tóxico todo eso, y si sigue así no dudará en dejarlo, aunque le duela.
El amor que sienten el uno por el otro es muy fuerte, pero aún así, eso no justifica los celos enfermizos del lateral.
Cristina decidió viajar a Dortmund, para ver a su hermana y a su padre, además de desconectar y huír de Carvajal y de su mal humor.
-¿Cómo estás cariño?-La agarró de la mano.
-Bien papá...-Sonrió de manera forzada.
-Tu hermana me ha contado lo de Dani.
Amagó la cabeza y sollozó un poco.
-Es tan celoso...no te lo imaginas. Me agobia tanto...
El alemán secó los ojos de su hija y la abrazó.
-Shhh...amor mío, tranquila. Estoy aquí, puedes quedarte los días que quieras con nosotros, relájate y aclara tus pensamientos, cuando vuelvas a Madrid, tomas una decisión.
Asintió.
-Gracias papá.-Sonrió.
-Te dije que no me engañases y me traes aquí.-Dijo Cristina enfadada al ver que estaban en la puerta del Antro, sitio frecuentado ya por Natalia.
-¡Vamos a bailar y a pasarlo bien va!
Puso los ojos en blanco, y entraron al local al ritmo de alguna canción de reggaeton aleatoria, mientras la gente se balanceaba y bailaban al ritmo de la música.
-¡Natalia!-Oyó detrás de ella, al girarse vieron a Melanie y a Andrey sonrientes.
-¡Chicas!-Se rio apartándose el pelo.-Esta es mi hermana, Cristina.
Se presentaron animadamente y cuando Cristina menos lo esperó, su hermana se marchó a bailar con Lukasz, mientras ella estaba sentada en el reservado bebiendo y acordándose de Dani.
Dani 🐭
En línea
¿Estás bien?
Podrías contestarme.
¿Qué vas a hacer esta noche?
Lo siento...
Nena, lo siento, te quiero, y sé que a veces soy muy...pesado.
😔
Te quiero ratoncito 🐭
Suspiró de mala gana y dejó el móvil en su bolso frustrada, mientras de nuevo le daba otro trago de su ron con cocacola.
-¿Qué haces aquí tan sola?
Miró a quien hablaba, y se cruzo con unos ojos castaños que la dejaron helada.
-Nada...-Se acomodó el pelo algo desganada.
El hombre se atrevió a sentarse y le sonrió bebiendo de su copa.
-Me llamo Mats, ¿Y tú encanto?
-Cristina.
Miró a su hermana al fondo de la pista, se besaba con Lukasz, y bailaban.
-Te veo triste, cariño, ¿te pasa algo?
Bebió de su copa de nuevo, sintiendo una sensación extraña.
-El amor es una mierda.-Dijo recostándose en el asiento.
-No siempre, ¿por qué crees eso?
Se encogió de hombros y Mats aprovechó para acercarse.
-¿Es por alguien no? Si estás así es que no sabe apreciarte, cariño.
-Ya...
-¿Bailamos?
Le miró. Asintió ignorando que su novio se volvería loco al enterarse de esto.
Comenzaron a bailar. Ella dejó que el central del Bayern colocase sus manos en sus caderas.
Se balanceaban.
Se reían
La música seguía resonando.
Conforme los minutos pasaban los centímetros entre ellos se reducían.
Caricias por la cara, sonrisas y finalmente, un beso, un beso lleno de lascivia, al que ella respondió encantada.
Sintiendo que le devolvían un chute de energía.
Algo que necesitaba.
-Mats...-Susurró.
-Shhh...-Besó el cuello de la española, devorándolo a besos, centímetró a centímetro.
Ella gimió involuntariamente.
-Me encantas.-Le dijo al oído.
Sonrió.