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Las calles de Dortmund estaban llenas de gente debido al ambiente de viernes.

Natalia estaba feliz porque iba de camino a casa después de una sesión de biblioteca, y más aún cuando pensaba que mañana no tenía que poner el despertador.

Pasó por un supermercado para comprarse algo de merendar y luego seguir su camino hasta el metro y de ahí a casa.

Optó por una pan pizza y un zumo cualquiera.

Salió de allí después de dar las gracias y pasó por la zona de ocio de la ciudad que tan bien conocía.

Oyó silbidos a lo lejos.

No prestó importancia pero desgraciadamente tuvo que girarse cuando alguien la agarró del brazo.

Aquellos ojos verdes.

-Natalia...-Sonrió.

-Hola.

-Cuanto tiempo sin verte.

-Ya.

-Sé que estás enfadada.

-¿Te tengo que dar las gracias o algo por darte cuenta? No soy una come babas.

-Anda preciosa...vamos a hablar a un lugar más privado.

-Quieres follar.

-No mujer...

-¿Sabes Lukasz? Hay algo que no soporto, los hombres que tú, los que comen la oreja en vez de decirte directamente que te quieren follar.

-Vale, si lo prefieres así, ¿Quieres follar?

-Sí, pero nada más.

Sonrió.

Se despidió de sus amigos y la llevó en su coche hasta el lado contrario de la ciudad. Dirante el trayecto le avisó a su padre de que no iría a cenar ya que cenaría con alguna amiga.

Se bajó del coche con su ayuda, y sin mediar palabra se metieron en el ascensor.

La arrinconó y la miró malicioso.

-Te he echado de menos...-Susurró.

-Yo no.

-¿No?

Se acercó a besarle el cuello, cosa que encendía Natalia bastante. Fue dejando una línea de besos hasta sus pechos, que sin pudor alguno comenzó a toquetear por encima de la camisa de la joven.

Llegaron al piso y sin muchos rodeos se metieron en el lujoso hogar del polaco, donde se besaban y se desvestían como si no existiese nada más que ellos en el mundo.

Natalia en sólo una lencería muy provocativa sentó al polaco en el sofá con brusquedad y se sentó encima de él para continuar con esa lucha de besos y caricias.

Sintió la mano de Lukasz por su trasero y luego como agarraba sus braguitas y las arrancaba de un tirón.

-Oh...

Sonrió.

-Me encantas.-Susurró.

Ella se echó en el sofá y se abrió de piernas.

-Cállate.-Dijo cogiéndole del pelo y hundiendo su cabeza en su intimidad.

Gritó.


Lukasz oyó el portazo de la puerta principal y se quedó en la cama desnudo pensando de nuevo en lo vacío que se sentía.

Su piel se eriza a pensar en como Natalia le ha acariciado y le ha dominado completamente, sin darse cuenta.

Es la primera vez que una chica le dice lo que tiene que hacer en la cama.

Aunque bueno, cambiar nunca viene mal.

Suena el timbre.

Lukasz se levanta desnudo y se pone cualquier cosa para ir abrir. Al mirar por la mirilla ve que no hay nadie, abre la puerta y ve que hay un sobre en el suelo.

Un mal presentimiento crece en él.

Abre el sobre mientras se sienta en el sofá.

Las fotos de aquel chico después de aquella pelea.

Lo que tanto atemorizaba a Lukasz era algo que ocurrió hace unos años en Polonia.

Fueron a una discoteca con amigos y Lukasz bebió más de la cuenta.

Acabó peleándose con un grupo de chicos, entre ellos había uno de unos dieciocho años. Y al acabar la pelea, cegado por la ira, Lukasz fue a por él, mientras el muchacho andaba solo de camino a su casa.

Lukasz le dio un botellazo en la cabeza, y varios golpes en todo el cuerpo. Dejando al chico bastante tocado.

Acabó falleciendo en el hospital y le echaron la culpa a un ladrón. Ya que al chico le faltaba la cartera y varias cosas.

Como todos piensan, sí.

Lukasz es el responsable de la muerte de ese chico.

Sus padres lo saben, nadie más, y ellos juegan con eso para chantajear al veintiséis del Dortmund.

Tiró las fotos al suelo y se echó las manos a la cara.

Instagram; Lukasz PiszczekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora