7

775 47 7
                                        

Lukasz andaba inquieto hace unos días.

En el ámbito futbolístico llevaba un historial limpio y sin ningún incidente, pero cuando entrabas en su vida personal aquello era un caos.

Detrás de ese Lukasz serio y callado se escondía un hombre bastante...diferente, por así decirlo.

La psicología más básica afirma que las personas adultas son lo que ha  sido o han vivido de pequeños, de ahí nace eso que se llama "personalidad".

Malos tratos, nada de estabilidad familiar, alcohol y estupefacientes era lo que circulaba normalmente por la casa del pequeño Lukasz.

Una madre alcohólica que no le prestó nunca atención, y un padre abusivo que no hacía nada más que reprender a su hijo incluso por respirar.

En resumidas cuentas, una infancia bastante complicada que hizo que en lo más profundo de su ser creciese un vacío cada vez más grande que no podía llenarse con nada.

Ni con la fama.

Ni con el dinero.

Ni con las fiestas.

Ni con nada.

Volviendo al principio, Lukasz andaba inquieto ya que sus padres aún estaban en su vida por desgracia, y lo único que le pedían era dinero y cosas materiales para llenar esos corazones tan vacíos que tenían.

Desgraciadamente Lukasz tenía que ceder, ya que ellos sabían algo muy oscuro del jugador polaco, que le podría hundir la vida en el momento que el mundo lo supiera.

Eso fue lo que hablaron días antes de lo que se narrará a continuación.

Como otro sábado más después de un partido, el veintiséis del Dortmund salió a las discotecas más exclusivas y más concurridas de la zona para fingir de nuevo que era el ser más feliz de la tierra.

En esta noche le acompañaban algunos de sus compañeros, Bürki, Durm, Weigl, y Reus, entre otros.

Pasaron al primer local, amplio y de buena gente, que iba y venía mientras se movían al ritmo de la fuerte música que resonaba por todos lados.

Lukasz se encaminó desquiciado a la barra para darle tralla a su hígado con buen alcohol, al igual que los chicos, que pidieron más de lo mismo para luego encaminarse a la pista y comenzar a bailar.

Rápidamente sus amigos consiguieron pareja de baile, menos Lukasz, que aún buscaba con la mirada algo que llamase su atención y su líbido.

Pero nada, no daba resultado.

Un empujón lo exaltó, y se giró a mirar enfurecido a la persona que había hecho que su cocacola con vodka se derramase un poco.

Una chica.

Al momento reconoció ese rostro.

-Dis...oh.

-Ah hola, ¿tú eres la del instagram no? ¿cómo te han dejado entrar pichona?

-No sé, supongo que porque soy joven, no como tú, que ya te falta el gallado.

Le dio un empujón y echó a andar pero él la agarró del brazo para fijarse mejor en aquella adolescente de dieciocho años.

Lo que estás pensando es ilegal, Lukazs.

Tenía una mirada angelical, labios carnosos y una carita de niña buena en general. Además de un cuerpo proporcionado, con grandes atributos en el busto y un buen trasero.

-Hemos empezado mal, nena.

-No me llames así.

-¿Quieres que te invite a un zumo de piña o a un nesquik?

Instagram; Lukasz PiszczekDonde viven las historias. Descúbrelo ahora