Lukasz me suplicaba que no contara nada. Estaba arrodillado llorando, y yo ya no sabía que hacer.
En el fondo me daba pena.
Mucha.
Decidí intentarlo con Haaland para olvidarme de él e intentar sanar esa herida lo más rápido posible, pero no terminé de conseguirlo.
-Levántate del suelo, por favor.-Dije yo intentarlo cogerlo.
Se puso de pie sollozando.
-Yo...
No le di tiempo a que siguiera lamentándose. Me acerqué a él y le besé. Él correspondió a ese beso sediento y llorando al mismo tiempo.
Me separé de él.
-Vámonos.-Le dije cogiéndole de las manos.
-¿Ya? Quiero terminar de explicarte unas cosas.-Dijo secándose las lágrimas.
-No. Vámonos, del país.
Se quedó mirándome por un segundo. Seguramente pensando en qué podría pasar.
-¿De verdad?
Asentí.
-¿A dónde quieres ir?-Me dijo él.-Donde tú quieras, tengo tanto dinero...nunca he sabido qué hacer con el.
-Donde más lejos mejor, ¿No?
Nos besamos. Lukasz lloró mientras me acariciaba la cara yo intenté calmarlo.
-Tenemos que hacerlo ya.
Asintió mirándome.
-Vámonos ya.
