XXI. Llegar a la meta

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Llegar a la meta fue algo que, para ser sincera, me tomó desprevenida. Venía con mi mentalidad fija en bajar, bajar, y bajar. No hacía más que bajar de peso en forma sostenida, en un promedio de 1 kg por semana. La gente ya comenzaba a decirme que estaba demasiado delgada, que podía quedarme como estaba, ya unos kilos antes de que llegara al peso que deseaba. Pero yo no iba a cambiar mis objetivos. Y tampoco me veía tan delgada (y aún me cuesta hacerlo) porque en algunas zonas me ha quedado flacidez y algo de exceso de piel, y eso te engaña cuando te miras al espejo sin ropa puesta...

No es fácil darte cuenta de que ya lograste el objetivo, que ahora puedes relajarte un poco y comenzar a disfrutar un poco más. A mí el miedo a empezar a subir de peso si no seguía las instrucciones de la nutricionista al pie de la letra me llevó a bajar aún un poco más de lo que deseaba. Empecé a pensar que no podría dejar de bajar y que desaparecería, porque aunque comía ya más cantidad que al principio, y empezaba a incluir alimentos antes no permitidos en mi alimentación, seguía bajando sin parar.

Tuve que empezar a pesarme seguido y buscar poco a poco lograr un equilibrio. La idea es no subir más de un kilo de mi peso, ni bajar más de un kilo. Mantenerse no es tan sencillo como parece. Hay que cuidarse de no irse a ningún extremo, hay que experimentar mucho hasta dar en la tecla con la alimentación adecuada. Yo aún sigo experimentando, intentando convencerme de que haber subido medio kilo después del fin de semana no está mal, que incluso lo necesito porque después de mi ajetreada rutina semanal lo habré vuelto a bajar y habré bajado aun más de la cuenta.

Ya como prácticamente de todo, solo cuidando de evitar las frituras, el alcohol y el azúcar. A veces como demasiadas comidas que contienen hidratos y subo un poquito de peso, pero en dos días o incluso menos vuelvo a bajar todo eso con comida más saludable y ejercicio constante. Con el ejercicio suelo bajar ya demasiado, entonces me relajo un poco más cuando esto sucede, de nuevo como un poco más de hidratos, y vuelvo a recuperar otro poco. 

No más de uno para arriba, ni más de uno para abajo. En eso estamos ahora. 

¿Cómo es mi rutina?

Mi rutina de ejercicios incluye dos horas de musculación y tres de natación a la semana. En un día normal suelo comer lo siguiente. Voy a listar varios ejemplos por comida: 

Desayuno (6:20 AM): Una rodaja de pan integral con manteca de maní, banana, una cucharadita de miel y semillas de chía, café con leche / Un bowl de yogur, granola y fruta (banana, kiwi, frutilla, etc) / Dos tostadas de gluten con queso untable, café con leche.

Snack 1 (8:50 AM): Un puñado de frutos secos / una barrita de cereal

Snack 2 (10:20 AM): Una fruta / Frutos secos  ***Solo los días que salgo más tarde del trabajo y almuerzo tarde***

Almuerzo (Entre las 13 y 14 hs): Una hamburguesa hecha con carne picada magra con una ensalada / Milanesa hecha con fritolin a la napolitana, con puré de papa y calabaza / Ravioles con salsa filetto y queso 

Snack 3 (Entre las 16 y las 17 hs): Una fruta / fruta con yogur 

Merienda (Entre las 18 y las 20 hs): Panqueques con miel y banana y café con leche / Muffins lighty café con leche / galletitas con mermelada light, yogur bebible / Tostada con queso untable, batido proteico

Cena (Entre las 21 y las 23 hs - en Argentina cenamos muy tarde): Una porción de pizza o tarta con ensalada / Ensalada con atún / Pollo y verduras al horno con un poco de guacamole / Omelette de queso y huevos con ensalada

Las cantidades que consumo son siempre limitadas. Como entre 100 y 200 gramos por comida, dependiendo de lo que sea. Mi estómago me indica cuándo estoy saciada y debo determe. 

Intento comer hidratos solo una vez al día en almuerzo o cena, día por medio siempre que es posible ya que debo priorizar la ingesta de proteína. Por lo general hago entre 5 y 7 comidas, dependiendo de qué tan largo sea mi día y el tiempo que tenga para consumir snacks. Las comidas deben ser cada 2-3 horas. No debo olvidarme de consumir entre 1,500 y 2 litros de agua al día (aunque a veces cuesta un poco y necesito estar con la botellita siempre encima).

Si tengo ganas de comer algo que quizás no es la mejor opción lo como, y luego compenso con cosas bien sanas en las comidas siguientes. La idea es no privarme de las cosas que me gustan, pero de forma medida y comiendo de forma saludable al menos el 80% del tiempo. Siempre que se siga esta proporción estaremos bien, el problema son los excesos, y quienes llegamos a ser obesos no lo hicimos comiendo algo no muy sano de tanto en tanto, sino viviendo a permitidos.

La lucha sera constante. El fantasma de la obesidad seguirá a mis espaldas. Y mejor no olvidar el lugar donde estuve, porque allí no pienso volver. De momento, disfruto mis logros, vivo mi vida y busco ser cada día más feliz :)  

Mi metamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora