XXII. Hablemos de lo no tan bonito

527 63 21
                                    

Hoy me toca hablar de algo no tan bonito, una cosa por la que mucha gente me pregunta... Uno de los principales miedos de quienes van a bajar de peso en forma considerable:

El exceso de piel. 

¿Tengo exceso de piel? Sí. 

¿Mucho? No, no tanto. Podría ser mucho peor. 

Recuerdo haberle preguntado a mi cirujano sobre este tema cuando fui a la primera consulta. Me dijo, y con mucha razón, que era mucho más preferible tener piel suelta y salud que obesidad y los problemas de salud que esta enfermedad me traería. 

En mi caso no puedo decir que tengo colgajos, que es cuando hay demasiada piel suelta y ya cuelga de forma molesta. No, pero sí tengo flacidez. Bastante. La ropa, más que nada si es ajustada, lo disimula mucho (e incluso mucha gente me dice que jamás hubiera imaginado que alguna vez fui gorda, que ni se nota), pero esta flacidez hace que al mirarme al espejo sin nada puesto me siga sintiendo gorda aunque no lo esté, hace que no esté del todo conforme con mi cuerpo y me limita: no puedo usar remeras sin mangas porque la flacidez de mis brazos se vuelve evidente, no puedo usar escotes porque mis tetas son puro cuero y se nota xD, no puedo usar una bikini porque mi abdomen no da para eso, ni malla porque mis piernas están demasiado flojas. Es algo que fue imposible evitar, y que no podría haber evitado por más que lo intentase.

El ejercicio constante, el uso diario de cremas y el beber suficiente agua durante el proceso de pérdida de peso ayuda a que los resultados sean mejores, y a mí me ayudó muchísimo. Sé que en un tiempo iré tonificando mi cuerpo y parte de la flacidez se irá (más que nada la de las piernas, con ejercicio, confío que mejorarán bastante), pero aun así hay parte de mi cuerpo que no mejorarán lo suficiente. Brazos, abdomen, mamas... La piel se estira, se estira, pero luego no se encoge así como si nada.

En estos casos, la única solución sería someterme a cirugías reparadoras (que mi obra social contempla y cubre, hasta 3). Puedo optar por estas a partir de pasados 18 meses de la cirugía bariátrica, habiendo llegado a mi peso ideal y habiéndolo mantenido por bastante tiempo. 

Aún me falta un año. Y luego hay que esperar seis meses entre cirugía y cirugía. Esto significa que tengo que esperar al menos dos años para poder mejorar mi cuerpo lo máximo posible.

¿Voy a someterme a todas esas cirugías? No sé, tal vez. Lo tengo que evaluar, viendo cómo mejora mi cuerpo a medida que haga ejercicio... Las cirugías son cosa que uno no debe tomar a la ligera, y también tengo que tener en cuenta una cosa: si en un futuro quiero ser madre, hay intervenciones que es mejor dejar para después de haber tenido hijos (en mi caso, no pienso tener más de uno), o se volverá a estirar la piel y es posible que necesite una revisión de la cirugía más adelante. Es el caso de la abdominoplastia, más que nada, aunque también puede afectar las mamas. No afectaría tanto brazos o piernas siempre y cuando no aumente de peso más de lo recomendable.

Creo que este tema es algo que voy a estar pensando seriamente en estos próximos meses. Mientras tanto, no me verán con remeras sin mangas, escotes, ni con bikini xD

La obesidad se fue pero sigue ahí, como un fantasma, y dejando sus huellas. Si me libero del exceso de piel, me quedarán las cicatrices... De una forma o de otra, marcas quedarán, para ser un recordatorio constante de lo que una vez fui, y de lo que logré quitarme de encima. 


Mi metamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora