XXIII. Pruebas

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No todo es color de rosa. Llega a la meta no significa quedarse con los laureles... Hay que luchar para mantenerlos. 

Hoy, a casi siete meses de mi cirugía, tengo tantas o más luchas que antes de empezar este proceso. Pero sí tengo más herramientas que me ayudarán a salir victoriosa.

Voy a hablar de un par de pruebas que estoy atravesando que, por coincidencia o no, comienzan con la letra A.

ANSIEDAD

Te operan el estómago pero no el cerebro. 

El estómago más pequeño limita la ingesta, pero esto no quiere decir que no podamos igual cometer algunos excesos. Y los excesos, a la larga, provocan aumento de peso.

¿Y quién se excedería después de todo lo que tuvo que pasar para bajar de peso?

En su sano juicio, creo que nadie. Pero la ansiedad no es un juego, la ansiedad puede con nuestra voluntad, nos hace actuar por impulso antes de que podamos medir las consecuencias de lo que hicimos. Y así, puede que te encuentres con el estómago a punto de reventar tras haberte comido una barra grande de chocolate, sintiéndote culpable por no haberte podido frenar, y preguntándote qué te llevó a hacerlo.

Sentimos ansiedad cuando hay algo en nuestra vida que no podemos controlar. En mi caso, estoy atravesando un par de cuestiones laborales y personales que me tienen algo mal. La ansiedad me hace creer que tengo un hambre indomable, y voy directo a la opción menos saludable porque es eso lo que siento que necesito comer en ese momento. (Es por esto que es bueno tener solo cosas sanas en casa, créanme).

Por ejemplo, hace un par de días me desperté de mi siesta sintiendo este hambre incontrolable. Me iba directo a un paquete de galletitas dulces, pero logré convencerme de comer un snack saludable en vez de esto.

Pero igual terminé picoteando un par de galletitas luego...  No muchas, pero no me pude controlar.

Tranquilos, la ansiedad aún no me trajo consecuencias. No he aumentado de peso (es más, sigo bajando), pero soy cada vez más consciente de que debo controlarla para que no me cause problemas. Si no hago algo ahora, esto irá empeorando. No puedo seguir teniendo episodios como este.

El primer paso está en reconocer que tenemos ansiedad (antes comía por ansiedad y no lograba darme cuenta de esto, no me daba cuenta de que estaba ansiosa, solo pensaba que tenía mucha hambre). Luego debemos darnos cuenta de qué es lo produce este estado en nosotros, y después hay que planificar una estrategia para lidiar con esta ansiedad. Posiblemente no podamos derrotarla, pero hay muchas cosas que nos pueden ayudar a tenerla bajo control.

En eso estoy, y espero poder superar esta etapa pronto. 

ANEMIA

Hace cosa de un mes comencé a sufrir mareos al levantarme de la cama, y a tener menos energía para realizar actividad física. Esto hace que disminuya mi rendimiento, e incluso una vez me sentí mal en el gym y tuve que volver a casa antes de terminar con mi rutina. Sabía que algo estaba mal porque venía de tener una cantidad de energía enorme y de ser capaz de entrenar dos horas seguidas, así que sospeché enseguida de que podía tener anemia.

Los estudios de rutina que debía hacerme a fines de julio lo confirmaron (aunque según mi médico no es nada grave porque el conteo no ha bajado tanto en realidad) así que estoy tomando hierro y cuando vea a mi nutricionista en un par de días ella me dirá cómo modificar mi alimentación para consumir más alimentos con hierro. 

Espero no tener que comer hígado. ¡Puaj!

¿Cómo pasó esto?

Al parecer es bastante común en pacientes bariátricos, pero supongo que últimamente no he controlado tanto la cantidad de alimentos que ingiero de cada clase. No he seguido al pie de la letra las indicaciones de mi  nutricionista porque seguía bajando un kilo por semana y ya quería mantenerme. Quizás he comido más hidratos y menos carne, también he comido menos vegetales de hojas verdes estos últimos tiempos. 

Hay otro posible motivo: me estuve aplicando inyecciones de vitamina B12. Eran 3 dosis obligatorias después de la cirugía. Cuando quise hacerme aplicar la tercera, me di cuenta que me habían vendido la droga vencida. Ni yo ni las enfermeras que me aplicaron las inyecciones nos dimos cuenta de esto. Pienso que esto pudo haberme afectado también.

Pero bueno, es algo solucionable y de momento solo tengo que lidiar con el cansancio, los mareos y la falta de energía hasta que suba mi conteo de glóbulos rojos. 


Estas son dos pruebas que me tienen un poco mal estos días. Me demuestran que no todo es color de rosa, que el mantenimiento no es fácil y que debo cuidarme, tanto en lo físico, en lo alimenticio, y también en lo mental. Debo estar alerta a todo para cuidar mis logros y estar bien conmigo misma. 

<3

Mi metamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora