«Los obesos somos expertos en ponernos excusas,
y de nuestros pecados capitales el peor no es la gula sino la pereza».
Esta es una frase que me gustó mucho del capítulo anterior y que compartí en mis redes sociales. Hoy la recupero porque al despertar y revisar mi Instagram me encontré con una reacción adversa a la misma. El comentario decía:
No estoy de acuerdo con tu frase. Hay obesos que haciendo todo no bajan. Tu caso no es el mismo que el de otras personas. Vos deberías hablar de vos, no de los demás... Eso ya está publicado????
Mi primera reacción fue molestarme por lo que me dijo, pero luego lo comprendí. Me pregunté cuántas veces antes de iniciar mi propio proceso me había dicho a mí misma: «Yo no podré nunca ser delgada, nada me funciona a la larga», «ya lo probé todo», «dejen de tratarme de floja, yo ya hice de todo y aun así no bajo».
Y es que para poder mirarnos al espejo y descubrirnos tal como somos, empezar a ver nuestras falencias e intentar remediarlas, debemos primero estar listos. Recién cuando estemos listos podremos dejar de mentirnos a nosotros mismos y empezaremos a ver las cosas tal como son.
Sí, es cierto que a algunos les cuesta más que a otros porque tienen problemas de salud que dificultan el descenso de peso. Es cierto que no todos somos iguales y que mi historia es mía propia, que no a todos los que hagan lo mismo que hice yo les funcionará igual.
Pero... ¿Realmente lo han intentado todo? ¿Han visto a todos los especialistas correspondientes? ¿Han seguido un plan nutricional acompañado de ejercicios y, quizás, medicación recetada por un endocrinólogo, por un buen tiempo? ¿Han buscado acompañamiento psicológico? ¿Han estado realmente comprometidos con el cambio?
Cuando yo lo había «intentado todo», en realidad aún me faltaba muchísimo por intentar, solo que me mentía a mí misma y no lo reconocía; seguía inventando excusas. No estaba dispuesta a cambiar, y si alguien me decía que debía hacer algo por mi salud me enojaba, así como esta persona se enojó conmigo en Instagram.
Por eso no puedo enojarme porque me diga esto, pero sí me entristece porque me veo reflejada, veo la Natalia de hace más de un año que se mentía a sí misma, que negaba el necesitar ayuda, que no quería cambiar, que no estaba aún lista para ello.
Todos nos mentimos a nosotros mismos, y más aún cuando queremos seguir haciendo algo que nos es perjudicial.
Si estás aquí, leyendo esto, si no estás molesto porque te ves reflejado en lo que digo, entonces vas por buen camino, te estás preparando para el cambio, si es que ya no lo estás atravesando. Eventualmente dejarás de mentirte, estarás listo para mirarte a ti mismo a la cara y, de una vez por todas, aceptar la verdad y enfrentarla como buen luchador que eres.
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Mi metamorfosis
No FicciónEsta es mi propia historia, un lugar donde me abro y cuento todo lo que he vivido estando obesa y el proceso para superar esta enfermedad, algo que hoy al fin puedo decir que he logrado, aunque el fantasma sigue allí y me seguirá acompañando de por...