VIII. Nutricionistas exorcistas

1.3K 161 130
                                    

Se me ocurrió la frase que hace de título de este capítulo porque rima y es graciosa pero, en cierto modo, no estamos tan lejos de la realidad. Son las/los nutricionistas quienes intentarán quitarnos el demonio de la obesidad de adentro, aunque no siempre tendrán éxito en esta tarea. Muchas veces porque somos nosotros quienes debemos dejarnos ayudar y no lo hacemos, y otras porque son ellas quienes fallan en la forma de tratar con nosotros. 

Les voy a contar mis experiencias con nutricionistas... 

Siempre hice dietas por mi cuenta, pero un día en el año 2010 decidí ir con una nutricionista por primera vez. 

Fue la experiencia más horrible de mi vida. Se los juro.

Bueno, quizás exagero, pero la odié. LA ODIÉ. Y nunca más volví.

Sé que por un lado aún no estaba lista para el cambio, pero esta mujer tuvo la peor forma de intentar acercarse a mí. Fue la que llamaré el tipo de nutricionista exorcista de metodología agresiva, de las que van al choque e intentan a la fuerza hacerte entender que ese demonio de la obesidad debe irse de una vez por todas. 

Algunas de las frases que me dijo fueron:

1. «Querida, tu metabolismo es así y no hay nada que hacerle. Cualquier cosa que comas te hace engordar. Vas a tener que vivir a dieta de por vida, y vas a tener que salir a caminar o hacer otra clase de ejercicio todos los días hasta que te mueras, o vas a volver a engordar todo lo que bajes».

Sí, lloren conmigo. 

2. «Nena, tenés que adelgazar porque algún día vas a ser mamá y a los chicos no les gusta tener mamás gordas. Nada más feo que tener una mamá que no sea linda».

3. «Olvidate de las harinas y las cosas dulces».

Me dio su dieta, que básicamente consistía en matarme de hambre... Sí, super restrictiva, y la seguí por aproximadamente un mes o un mes y medio. En este tiempo bajé como seis kilos, pero después me estanqué por más que la respetara a rajatabla y comiera lechuga noche y día.

La dejé, y obviamente reboté. Jamás se me cruzó por la cabeza volver a verle la cara a esta mujer. No, never. Me dejó traumada.

Necesitamos nutricionistas con quienes sentirnos cómodos, que no nos traten como niños que necesitan aprender una lección, ni que se pongan en el papel de madres. Deben ser una guía, alguien en quien podamos confiar, no alguien a quien odiemos.

La segunda nutricionista que vi fue ya a principios del año 2014. Me gustó muchísimo más. Pero ya era una nutricionista exorcista de metodología permisiva, de esas que te dan un día libre para que comas básicamente lo que te de la gana.

Y después de comerte todo un domingo es muy difícil arrancar el lunes de cero y portarte bien toda la semana, se los juro. Después de un par de meses y de bajar alrededor de diez kilos empecé a flaquear, por falta de ejercicio suficiente y por tomarme demasiados permitidos. Sí fui a varias consultas, y sí me gustó y me pareció muy buena, pero me faltó un poco más de mano dura.

La tercera sí fue la vencida, y aquí llega Caro, mi nutricionista exorcista de metodología equilibrada. Jamás pasé hambre, comía harinas a diario pero en su justa medida, y su enfoque está en el cambio de hábitos más que en el descenso rápido de peso. La idea no es estar a dieta de por vida, sino seguir un plan alimentario saludable y equilibrado con el cual podamos mantenernos en forma. También es necesario el ejercicio, de eso no hay quien se salve, y por eso es importante buscar una actividad que realmente nos guste hacer.

 Hice con Caro todo el plan de descenso previo a mi cirugía, me guió a través de la dieta líquida antes y después de operarme, todas las etapa posteriores en las que fui incorporando alimentos poco a poco, y muy pronto me estará guiando en la etapa de mantenimiento... La seguiré viendo cada tanto, para controlar que esté haciendo las cosas bien y pueda mantener mi peso en el futuro. Ya más adelante les contaré un poco cómo fueron mis planes alimentarios en cada etapa.

Sí, Caro a veces se pone firme y nos reta, pero también nos hace sentir que les importamos y no nos trata mal por haber bajado menos de lo que deberíamos, o por habernos dado más permitidos de la cuenta. Necesitamos más nutricionistas así, que sean equilibrados y no se vayan a ningún extremo.

Necesitas sentirte cómodo con quien te guíe en este proceso, y es importante que alguien te guíe si tienes que bajar mucho de peso porque no es algo que puedas hacer solo aunque creas que sí puedes. Cometemos muchos errores pensando que hacemos las cosas bien (por ejemplo, uno de los errores más grandes que cometemos es quitar todas las harinas de nuestra alimentación) y necesitamos alguien que nos enseñe a alimentarnos bien y de forma equilibrada. Es muy importante.

Y tú, ¿qué clase de experiencias has tenido con nutricionistas? ¿De qué tipo han sido? 



Mi metamorfosisDonde viven las historias. Descúbrelo ahora