Capítulo II

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  Valentina endureció en ceño viendo a su hermana tomar el avión, Callista sonreía con los ojos brillantes de esperanza.

Esa debería ser yo.

Con tan solo 17 años Callie había conseguido viajar a Grecia gracias a una beca en su escuela, Valentina había estudiado duro días y noches para el examen, incluso cuando estaba en la F.N.E, en los pasillos, cuando le llevaba comida a 340 estudiaba. Desde que había tratado de intimar con ella Valentina se limitaba a poner la comida en el suelo y acercarla con su pie como siempre hacia salvo que ahora no levantaba la cabeza de su libro y él tampoco le llamó la atención, cuando Valentina se adentraba a su celda él se dedicaba a olisquear el aire además de mirarla con fijeza.

Finalmente habían presentado su examen y los resultados fueron publicados, lamentablemente ella no había sido la ganadora, era el triste segundo lugar ¿El primero? Obviamente pertenecía a su hermana gemela.

Siempre era así y siempre lo sería.

Ya no le quedaban esperanzas, su salida se iba a medida que ese avión se alejaba, ya no había escape, era la esclava de su padre.

Por lo menos Callista va a estar bien.

Antes se había sentido muy egoísta por querer huir y las preguntas la atormentaban ¿Si ganas dejarás sola a Callista? ¿Y si le hacían lo mismo que a ella? pero ¿Era tan malo ansiar un poco de paz para su vida?

—Me dijeron que 340 trató de violarte ¿Estás bien? —la cínica pregunta de su padre la trajo de vuelta a la realidad.

Como si ya otros machos no me hubieran violado.

Bufó en su mente.

Se hacia el padre preocupado cuando era él quien la enviaba a esas celdas llenas de machos ansiosos por coños.

Siempre sería la puta de las nuevas especies.

—Te han informado un poco tarde ¿No? padre.

El aludido sonrió con malicia y la tomó del brazo haciendo que entra en el auto.

—Lo curioso es que a ese macho no parece afectarle la droga de la cría, a toda mujer que se lleva a su celda termina muerta, pero tu mi hermosa princesa pareces ser su sueño, tanto que incluso trata de violarte.

Sus palabras estaban comenzando a asustarla.

—No entiendo —susurró cohibida.

Enseguida su padre sonrió con malicia.

—Ya lo harás dulce, hoy nos quedaremos a dormir en la F.N.E es un camino largo a casa.

Valentina no protestó y bajó del auto en silencio imaginando que planeaba su padre.

Prácticamente corrió por el pasillo hasta encerrarse en la habitación que siempre usaba en la F.N.E, se acostó en la cama y durmió hasta que su teléfono sonó.

Adormilada contestó sin saber que del otro lado de la linea estaba la persona que más aborrecía en su vida, Eric Deschner.

—Ven a la celda de 340, ahora.

Valentina cerró los ojos a punto de sollozar.

—No me hagas contarle a tu padre que me tocaste otra vez —rió con perversidad de su misma broma.

Asqueroso.

—Ya voy—trancó antes de que Eric pudiera agregar algo más.

Se levantó sin molestarse en cambiarse y más rápido de lo previsto llegó a la celda de 340.

Blaze (5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora