CAPÍTULO XIII

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Bien sabía Valentina que durante todo el desayuno los ojos de Blaze no se habían apartado de ella quien trató de concentrarse en otra cosa que no fuera él, como por ejemplo en la preciosa sonrisa de Alexander, o su risa, o su cara tan tierna...
Cada vez que lo veía la culpabilidad la embargaba por más que tratara de apartar ese sentimiento, no quería pensar en ese día que marcó en su vida un antes y un después. A cómo diera lugar tenía que hacer que Blaze la dejara ir, aún le quedaba un poco de humanidad por lo que ella misma escogía apartarse, pero el ver los ojos brillantes de Alexander al verla a ella ocasionaba que su corazón se estrujara.
Cuando convenciera a Blaze ¿Cómo le diría adiós a ese niño?
— ¿Me llevarás con la maestra Tyana? —preguntó él cortando el silencio que se había formado.
Valentina le sonrió a medias sintiendo como Blaze la fulminaba.
Apesar de esto ella apreció el gesto, Blaze podía ser un completo imbécil con ella, porque además se lo merecía, pero nadie podía dudar del amor por su hijo, él era protector y posesivo sobre Alex.
—Si tu quieres...
— ¡Si! ¡Voy a vestirme! —exclamó el niño antes de salir corriendo a su habitación.
Acto seguido Blaze se levantó de la silla donde estaba sin apartar su mirada de ella poniéndola nerviosa aunque Valentina se esforzó porque no se notara.
Tragó el pedazo de panqueques y dio gracias en silencio por haberlo hecho, de no ser así se hubiera atragantado cuando Blaze estuvo tan cerca de ella que podía respirar su olor.
Apoyó su callosa mano en la mesa a un lado del brazo de Valentina entonces se inclinó quedando a solo unos centímetros de su cara a la vez que sus ojos se encontraban.
Ella tuvo que admitirlo, Blaze aún con esa expresión fiera en sus ojos, su mandíbula apretada y semblante amenazador, lucía sumamente atractivo y sexy.
Enseguida palideció ante sus pensamientos.
No puedes pensar así Val, no lo hagas.
Pero fue él quien le hizo salir de su anhelante mundo de fantasías.
—Más te vale sonreír siempre para él pequeña bruja —gruñó y su aliento mentolado chocó contra ella.
Valentina tembló aterrada por las ganas que tenía de lanzarse a besarla, no era algo normal en ella.
— ¿Estás amenazándome? —preguntó ella provocadora.
Quería hacerlo de alguna manera quería azuzarlo para ver qué pasaba.
Una sonrisa ladeada, masculina y maligna cubrió su bello rostro.
—Esta conversación ya la tuvimos y no voy a volver a esto, vístete, vamos a llevarlo a la escuela. ¡Ah! Y otra cosa, no vas a estar sola con él, nunca.
Valentina arqueó una ceja queriendo preguntarle a qué se refería no obstante Blaze se apartó tan rápido como se había acercado al oír bajar a Alex.
Ambos voltearon a verla y fue inevitable para ella reprimir la risa que le llegó al ver al pequeño con los zapatos al revés además de que la camisa estaba igual.
¡Es adorable!
Un gruñido resonó profundo, tanto que a Valentina se le erizó el vello y Alex dio un brinquito asustado, por otro lado tocaron la puerta.
Sin apartar los ojos llameantes de Valentina, Blaze le habló a Alex:
—Cachorro, ve a la puerta con Firefly esperanos allá.
Alex asintió antes de sonreír olvidando lo que recién había pasado e hizo caso a su padre.
— ¿Estabas burlándote de mi cachorro? —rugió él fuera de sí antes de tomar las muñecas de ella y hacer que se levantara sin hacerle daño.
Sus narices se rozaban Valentina lo miró desconcertada.
—No entiendo...
— ¡Te estabas riendo de él!
Fue allí que ella comprendió.
Las nuevas especies hacían y decían las cosas como eran por lo que su risa a Blaze le había parecido una burla hacia su bebé.
¿Podía ser él más lindo aún estando furioso?
Valentina sonrió con dulzura y antes de que Blaze pudiera detenerla, las manos de ella apretaban sus mejillas.
—Eres un papá sobreprotector ¡Que lindo! —diji para desconcierto tanto para él como para ella.
Era la primera vez en muchísimos años que Valentina no tenía que pensar en lo que iba a decir, eso había resultado tan... Natural.
Blaze aún la miraba perplejo entonces alguien llegó haciendo que se separaran.
Valentina detalló a la recién llegada y se encogió ligeramente.
Era extraño que ni con Blaze ni con Alex le pasara pues ellos eran nuevas especies también.
Valentina respiró hondo y bajó la mirada de la canina que la miraba se deslizó ligeramente detrás de Blaze quién pareció no notarlo.
—Firefly ¿Todo bien? —su tono se había suavizado notablemente.
Y una punzada de algo se clavó en su pecho.
—Deje a Alex en la puerta porque te escuché gritar —la curiosidad brillaba en la hembra quien no dejaba de mirar en la dirección de Blaze y Valentina.
—Todo está bien, Firefly, ella es...
—La mamá de Alex, puedo percibir la mezcla de tu olor y el de ella mezclados en el olor propio del cachorro.
Él asintió y de pronto hubo un silencio incómodo en la sala.
—Vamos con Alex.
Ellos comenzaron a caminar y Valentina estuvo molesta de pronto, ¿Para Blaze era tan irrelevante que ni siquiera le dijo quien era esa hembra?
¿Y por qué le molestaba tanto a ella?

Blaze (5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora