Capítulo X

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Su castigo.
Esas palabras se repetían una y otra vez en su cabeza.
Desde que Blaze se había ido de la casa dejándola encerrada ella se había quedado en su habitación y de un momento a otro sus lágrimas por fin salieron de sus ojos empapando por completo su cara.
No podía seguir así.
Demasiadas horas encerrada en esa casa eran un tormento.
Debía escapar y eso haría.
Como loca comenzó a buscar alguna vía de escape pero solo encontró una.
Se trataba de una pequeña ventanita en el baño.
Rápidamente lo intentó y salió para su sorpresa.
Valentina sonrió y salió de la propiedad enseguida.
Necesitaba encontrar a Ángela o a Callista, de no ser así terminaría por enloquecer en esa agonía.
¿Cómo debía actuar?
¿Qué debía hacer?
No lo tenía claro por ello necesitaba a su hermana o a su amiga.
Pero no consiguió a ninguna de las dos cuando fue a buscarlas.
De vuelta a la casa de Blaze se entretuvo en un pequeño riachuelo donde se descalzó y metió los pies en la fría agua, ella ni siquiera pudo sentir la temperatura.
Su mente estaba en otro lado muy lejos de allí, una vez más por segunda vez en el día lloró pero no por ella sino por Alexander, por el daño que le estaba haciendo a Blaze.
Ellos no lo merecían.
Pero tampoco estaban dispuestos a dejarla ir.
¿Cómo actuar entonces si en su vida solo había sido una perra desalmada? O por lo menos eso creía.
¿Acaso podría tratarlos de una manera distinta?
Ellos posiblemente se hartarían de ella demasiado pronto como para que pensara en todo eso así que tomó una respiración profunda y trató de calmar un extraño sentimiento que atormentaba su vientre.
- ¡Mami!
La pequeña vocecita la hizo dar un respingo y todo lo anterior perdió sentido al ver a ese niño sonriendo a la vez que corría hacia ella.
El corazón nunca antes había latido tan de prisa pero lo que pasó a continuación terminó por derribar todas sus barreras.
Alex se lanzó a sus piernas abrazándose a ella como si no quisiera dejarla escapar nunca.
Y fue cuando su carita de alzó a ver la de ella que Valentina dejó escapar una lágrima.
Ese niño era la cosa más preciosa que hubiera visto en su vida, era un milagro en su mundo de tinieblas.
-Papi dijo que iría a buscarte arriba pero no te encontró y tardó mucho en bajar, yo quería nadar pero te he encontrado yo -Dijo emocionado y ella se enterneció pues nunca antes nadie había estado tan contento de verla-. Al fin voy a tener una mami, no me gusta ir a la escuela porque todas las mamis llevan a sus hijos a la escuela y tu no estabas, ¿Me llevarás ahora a la escuela mami?
Valentina tenía la vista nublada de lágrimas.
Ella no solo merecía ir a la cárcel, necesitaba pagar todo el daño que le había causado a su hijo.
Era tan pequeño y no tenía ni idea todo el infierno que era su vida... nunca se merecería a Alexander, no era demasiado buena para ser su madre.
-Si cariño -Dijo al borde del llanto mientras se ponía de rodillas para estar a su altura-. Voy a llevarte a la escuela.
- ¡Sí! Mis amigos sabrán que sí tengo una mami.
Valentina le sonrió incapaz de decir nada más mientras acariciaba su pelo.
-Eres muy hermosa, más que en la foto -Murmuró él mientras acariciaba la mejilla de su madre quien se estremeció por el contacto-. Papi también me lo dijo muchas veces, que eres bellísima y que te...
- ¡Alex! -Rugió la voz de Blaze detrás de ambos-. ¿Por qué no te quedaste en casa? Sabes que no me gusta que estes solo.
-No estoy solo -protestó el niño-. Mami está conmigo ¿Ves? Sentí su olor y vine a buscarla.
Valentina se levantó avergonzada por la mirada que le estaba dando Blaze en esos momentos.
Sus ojos eran penetrantes y en ellos había algo que la dejaba paralizada.
-Ya lo veo.
Inevitablemente sus ojos se dirigieron a sus brazos cruzados y al resto de su cuerpo entonces ella tuvo que morderse el labio para no dejar escapar un suspiro.
Odiaba lo que él le hacía sentir.
-Y bien ¿Qué esperamos? -preguntó Blaze con malicia y Valentina casi se echó a temblar-. ¿No querías nadar campeón? Es el momento.
Alex se rió contento y ella lo miró atontada.
Ese niño era feliz y todo era gracias a Blaze, él era un buen padre.
Cuando se dio cuenta tanto hijo como padre estaban semidesnudos mirándola.
- ¿Qué? -Preguntó ella para salir del silencio incómodo.
- ¿Qué esperas mami? Vamos a nadar.
Aquello la pilló por sorpresa y se negó de inmediato.
-No, no, definitivamente no.
Blaze la miró con el ceño fruncido molesto al ver la cara de decepción de su hijo.
-No puedes negarte a la primera petición de tu hijo Valentina.
-No, es que yo no... no voy a hacerlo -respondió con tanta firmeza que a Blaze le supo a soberbia entonces molesto le dijo.
-Ya que no quieres desvestirte...
De un momento a otro sus pies no tocaban el suelo, estaba en el aire y de pronto en la terrorífica agua helada.
Pronto pudo escuchar la risa de su hijo a la par con la de Blaze fue en ese instante que la diversión acabó cuando el macho mayor se dio cuenta de lo que realmente pasaba.
- ¡Valentina! -Rugió aterrorizado.
Entonces se lanzó al agua para buscarla.
Enseguida la encontró y ella respiró profundo para después toser como si en ello se le fuese la vida.
- ¡Maldición! ¡¿Por qué no me lo dijiste?!
-No maldigas frente al niño -gruñó ella una vez que dejó de toser y le dirigió una mirada tranquilizadora a Alex quien ahora estaba a su lado preguntando si estaba bien-. Estoy bien bebé.
Fue una respuesta tan natural que incluso ella se quedó paralizada pero Alex y Blaze se compusieron más rápido pues el primero la abrazó aunque Blaze siguiera sosteniéndola incluso en la orilla y el segundo le sonrió de una manera que la dejó sin aliento.
-No te preocupes, Alex y yo vamos a enseñarte a nadar.
- ¡Sí! -Asintió emocionado el niño.
Y Valentina tuvo que borrar la sonrisa que tenía.
Alexander parecía amarla... pero cuando fuera mayor que supiera toda la verdad sobre su madre ¿Qué pensaría de ella?
Esto le hizo recordar que no debía de hacerse ilusiones tontas.
Ella nunca tendría nada simplemente porque no lo merecía.
-Ahora hay que ir a casa o mamá pescará un resfriado y no es lo que queremos ¿No? -Dijo Blaze y Alex negó con la cabeza.
-Vamos a hacerle chocolate papi.
-Eso haremos -le sonrió Blaze.
Por todo el camino Blaze la llevó cargada mientras Alex hablaba.
Entonces Blaze se acercó mucho más a ella haciéndole sentir su aroma y esto la puso un poco nerviosa.
-Siento haberte lanzado, no tenía idea que no sabes nadar, pero no me arrepiento del resultado porque ahora te tengo entre mis brazos.
Debido a lo último susurrado lo miré rápidamente con incredulidad pero esto solo hizo que estuviéramos demasiado cerca para nuestro bien.

¿Qué pasaría si yo... lo besara?



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Blaze (5)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora