— ¡¿Qué crees que haces?! ¡Suéltame bestia! —chilló Valentina golpeando su espalda.
No le gustaba para nada este jueguito con Blaze porque aunque nunca fuera a admitirlo en voz alta sentía una fuerte atracción hacia ese macho nueva especie.
Y eso era lo peor, él era un mitad animal como todos esos que la habían lastimado antes.
Pero él no es ninguno de ellos Valentina, él te protegió.
Susurró mi conciencia y supe que tenía razón sin embargo era imposible dejar de sentir esa averción por los de su especie.
—Bestia, bestia, las bestias como yo son muy buenas en hacer algunas cosas, como... Devorar.
Y tal como esa palabra, Blaze la hizo caer acostada sobre su cama a la vez que la devoraba con la vista.
Todo en sus fracciones lo delataban, él era un lobo, un cazador nato y ella estaba a punto de ser su presa pero no podía permitirlo, ella juró apartarse del mero recuerdo de las nuevas especies, no iba a dejar que la tocara.
No obstante, Blaze tenía otros planes.
—Una bestia como yo nunca podrá amar a una mujer como tú, no creas que he olvidado todo lo que has hecho, el abandono a tu hijo —dijo cada palabra con una rabia que calaba—, las bestias como yo solo sentimos desprecio de las mujeres como tú.
Valentina no pudo negar que sus palabras le dolieron como golpes pero lo fingió tan bien que él la miró con más furia por su frialdad.
Entonces sintió ganas de devolver el golpe.
Ya no permitiría que ningún nueva especie le hiciera daño.
Así que lo miró con rabia y le respondió.
—No te engañes bestia, no solo sientes desprecio por esta mala mujer, sino que también me deseas con cada parte de tu ser y lo que más te jode es que no puedes ni vas a tenerme en tu miserable vida —soltó con veneno.
Ella arqueó sus caderas para sentir su duro miembro contra los delgados pliegues de la tela que cubría su propia zona íntima que hizo que ambos gimieran levemente.
La cólera y el deseo llenó las fracciones de Blaze en partes iguales porque sabía que cada una de sus palabras eran ciertas, además no podía soportar por más tiempo su aroma ni su delicado cuerpo debajo de él sin hacer nada más así que sin pensarlo se lanzó a besarla con una pasión sobrecogedora.
¿Quién podía culparlo cuando tenía a esa diosa bajo su encanto?
—Ya te tuve una vez ¿Recuerdas dulzura? De ahí salió Alex... Y estoy seguro que cuando quiera puedo tenerte.
Valentina no supo si fue su voz sin titubeos o tal vez sus ojos fijos y seductores los que la hicieron temblar de excitación a la vez que sus pezones se ponían erectos y no precisamente por frío.
Tratando de disimularlo entrecerró sus ojos fulminándolo con la mirada.
—No seas imbécil, esa vez fue un error, quería hacer tiempo para que te culparan de asesino y violador, aunque no nos encontraron. Yo nunca podría tener sexo consensuado con un animal, es repulsivo el mero pensamiento —soltó con veneno deseando que la soltara de su agarre, Blaze no tenía ni idea pero Valentina estaba aterrada pese a su exitación.
Él apretó su mandíbula furioso a la vez que su agarre se hacía casi doloroso.
— ¿No follas animales voluntariamente? —preguntó antes de hacer algo que la dejó sin habla.
Sus dedos largos con una rapidez envidiable tocaron su centro húmedo haciéndola gemir y a él gruñir.
— ¿Quieres explicarme entonces por qué estás tan mojada dulzura?
Valentina alzó los ojos hacia él sin aliento porque Blaze estaba tocándola como nunca la habían tocado.
¿Y lo más aterrador de todo?
Le gustaba.
—Quitate de encima —murmuró pero él pareció oír lo contrario pues se acercó mucho más a ella.
— ¿Por qué? ¿Tienes miedo de ceder ante tus deseos? —preguntó con voz erótica.
Y cuando Valentina casi cede a su pasión Blaze se apartó de repente dejándola estupefacta.
—Tarde o temprano me follaras y te recordaré eso de no tengo sexo con animales, ahora cubre tu lindo culo y haste a un lado antes de que este animal te tome sin contemplaciones y te haga llorar anhelando mi polla.
Ella se quedó boquiabierta y Blaze la hizo rodar a un lado de la cama con su mirada aún fija en él.
Para vivir alrededor de nuevas especies desde pequeña parece que desconoces muchas cosas Valentina, sobre tu excitación pude oler el aroma del miedo.
Y cuando te tome de verdad no quedará rastro de ello.
Pensó Blaze, porque iba a tomarla a como diera lugar.
Iba a follarla como lo que era, un animal, según ella.
La haría gemir de mil y una forma como había fantaseado una vez que la había vuelto a ver.
Pero esto no quería decir que la convertiría en su compañera.
Ese era el peor error que pudiera cometer en su vida.
Conocía a esa mujer y lo perra que podía llegar a ser.
Hombre prevenido vale por dos, si la dejo acercarse demasiado me tendrá cogido por las pelotas y eso jamás voy a permitírselo, no otra vez.
Nunca más volveré a confiar en Valentina Kafieri.*
Valentina despertó sobre algo caliente que la hizo sobresaltar enseguida recordando que había dormido en la habitación de Blaze y era obvio que estaba encima de él así que se apartó enseguida.
Aunque una risita la hizo poner nerviosa enseguida.
Ay no.
—Buenos días mami, buenos días papi —hizo un gesto a su padre que al parecer había fingido estar dormido.
Blaze le sonrió a su hijo y lo saludó.
Valentina se sonrojó enseguida cuando los ojos del macho estuvieron sobre ella entonces desvió la vista hasta Alexander.
—Buenos días, ¿Qué quieres desayunar?
Los ojos del pequeño niño brillaron con emoción antes de saltar a la cama de sus padres y acercarse a Blaze para abrazarlo.
Este lo recibió dándole un abrazo de oso y Valentina supo que estaba demás en ese cuadro.
Cuan diferente podía ser Blaze bajo la influencia de su hijo.
Aquello hinchó su corazón pero la sensación se intensificó cuando Alex se deslizó a su lado con recelo como si temiera que ella pudiera rechazarlo.
¿Y para qué mentir?
Dolió.
Pero qué podía esperar cuando ella nunca había estado para él... Se había perdido de tanto.
Casi instintivamente lo abrazó como él en silencio pedía y el niño le sonrió de inmediato.
—Quiero comer lo que tú quieras mami.
—Eso tengo que verlo —murmuró burlesco Blaze y ella lo fulminó con la mirada.
— ¿Te gustan los panqueques? —le preguntó al niño ignorando al padre del pequeño y rogando porque la respuesta fuera positiva porque panqueques era lo único que sabía cocinar en la vida y eso gracias a su hermana.
— ¡Sí!
Valentina sonrió como poco hacía contagiada del entusiasmo de Alex.
Blaze miraba la escena con ojo crítico, Valentina parecía tan sincera al lado de Alex pero él sabía cuántas caras podía tener esa mujer sin embargo él se encargaría que nunca le hiciera daño a su hijo por ningún motivo.
Alex merecía ser feliz como nadie nunca lo ha sido.
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Blaze (5)
FanfictionCuando Valentina Kafieri Gautier dio a luz a su hijo, no pudo mirarlo ni siquiera, lo aborrecía por ser fruto del acto más bestial que una mujer podía recibir, la violación. Ni siquiera sabía de quien era su hijo pero no le importaba, solo quería qu...