Capítulo 24.

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Capítulo 24.

Todos los magos de la dimensión de Mina estábamos frente a La Casa de La Unión, La Casa principal, para la última batalla, para la guerra con Belial y su ejército de demonios. Capaz azules, rosa-marrón, grises y negras estaban mezclados en el ejército de magos.

Podías sentir como el piso temblaba a causa de las pisadas del ejército.

Yo estaba de pie al lado de Séphora, junto con Ryder y Erika. Rocío también estaba con nosotros.

Séphora se removió. –Clea. –Yo subí la mirada para verla. –La presencia que buscabas está cerca.

-¿Qué presencia estás buscando? –Me preguntó Rocío.

-A Mina versión malvada. –Respondí. –Ella me preocupa bastante. –La miré. -¿Y Alex? –Le pregunté. Ella puso los ojos en blanco.

-No es un buen momento para hablar del. –Dijo, con fastidio.

-Rocío, estamos por comenzar la guerra que definirá nuestro mañana. Todos aquí nos estamos arriesgando a morir. –Ella me miró. –Solo digo que este es un buen momento para aclarar todo. –Señalé a Alex, que estaba con un grupo de sus magos. –Ve hablar con él. No quiero que te arrepientas luego.

Ella se relamió los labios y comenzó a morder sus uñas. Era la primera vez que hacia eso, ya que parecía amar sus uñas que siempre estaban pintadas de negro. Al final chasqueó la lengua y se fue dando grandes zancadas hacia donde estaba Alex. Se le plantó en frente. Alex parecía nervioso. Él iba a comenzar hablar, pero en ese momento, Rocío lo tomó de la camisa y lo acercó a sus labios. Alex correspondió de inmediato y casi pude ver como ambos sonreían en los labios del otro. Se separaron y se abrazaron. Eso me hizo sentir un poco mejor.

Me volví hacia Séphora. –Es hora. –Dijo ella. Yo asentí. Ryder tomó mi mano antes de que yo subiera al lomo de Séphora.

-Que no sea el último. –Dijo. Yo le sonreí.

-No lo será. –Le dije de vuelta. Ordené a los aires que me elevaran hasta el lomo de Séphora. Ella extendió sus alas y sobrevoló a todos los magos. Segundos después, se encumbró a donde se encontraba Mina Tepes versión malvada.

Al fin iba a enfrentarme con ella, después de tanto tiempo. Iba a poder saber qué clase de aberración era.

Desde el cielo, vi como el ejército avanzaba.

-Son muchos. –Farfullé, horrorizada. Eran alrededor de 500 0 900. Quizás más. Mi estómago comenzó a revolverse.

-Mantente firme. –Me ordenó Séphora. Le hizo caso al instante.

Y, desde allí, pude ver a Mina Tepes versión malvada.

Estaba volando encima del ejército. Junto con Belial. El maldito príncipe del infierno causante de todo esto. Mina se había cambiado el vestido blanco por uno negro largo. Hasta tenía sobre sus hombros una capa negra. La capa de La Casa de La Unión.

Me sentí horrorizada al instante.

Belial parecía estar sujetando a Mina, porque ella se sujetaba de su gran cuerpo. Eso me hizo pensar que quizás no tenía los cuatros elementos, porque de ser así, ella podría volar con los vientos.

-No te confíes. –Me dijo Séphora.

-Tienes razón. 

El ejército estaba peligrosamente cerca de La Casa de La Unión. Los magos al parecer decidieron atacar, porque todos comenzaron a correr y a masacrar demonios. Era una buena estrategia; si atacaban ellos primero y antes de lo esperado, así ganarían territorio y protegerían más La Casa.

Magos de Mina: La Guerra (Libro#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora