Capítulo 14.

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Capítulo 14

Estuve un rato más hablando con la parejita feliz número dos luego de que Alex me hiciera el tratamiento, aunque le había dicho más de 80 veces que no era necesario que gastara más energía en mí.

Ryder llegó unos minutos después. En el momento en que me miró, sus ojos se iluminaron y se cristalizaron al instante. Solo se sentó a mi lado y tomó mi mano, sin decir una palabra y recostó su cabeza en mi regazo. Yo le acariciaba el rebelde cabello que nunca parecía tomar forma alguna no importaba cuanto lo peinara.

Luego de quien sabe cuánto tiempo de silencio, habló. –Gracias, Clea. –Yo seguí acariciando su cabello.

–¿Por qué?

–Por salvarme. –Levantó la cabeza de mi regazo y clavó sus ojos en los míos. –Y lo siento. Que hayas pasado por todo esto es mi culpa. –Le sonreí, mientras apartaba un poco de cabello de su frente.

–Estoy comenzando a creer que estás dispuesto a tomar la culpa de todo lo que me pase. –Lancé una carcajada, pero a Ryder no le hizo nada de gracia.

–Clea, esa espada me la iban a clavar a mí. Todo hubiese sido diferente si tú no te hubieras interpuesto.

–No iba a quedarme de brazos cruzados mientras te herían. –Le sonreí. –No te preocupes, por favor. Estoy bien y eso es lo que importa. –Él tomó mi mano nuevamente.

–Si hubieras muerto, no hubiera podido seguir viviendo. No puedo imaginar una vida sin ti. Simplemente no podría. –Bajó un poco la mirada y la levantó, mientras colocaba una mano en mi mejilla. –Si me dijeras en este momento que ya no quieres seguir siendo mi novia, no rechistaría, porque sé que te haría mejor y estarías más segura alejada de mí, sin dolor, sin heridas, sin sufrimiento. Pero te lo dije una vez; soy egoísta y te quiero solo para mí. Y creo que debo disculparme por eso...

–Te amo. –Lo corté. Él se quedó con las palabras en la punta de la lengua. –Ryder, te amo y no me interesaría morir en tu lugar. Podría simplemente soportar otra espada en mi estómago por tu bien. Yo...Nunca me había enamorado. Nunca había sentido estas cosas por alguien más. Quiero ser la mejor para ti y aunque eso quizás no sea posible, quiero que creas que puedo ser algún día la mejor para ti. No me interesan las heridas, las batallas y esas mierdas, todo estará bien si tú me amas. Y sé que lo haces. Sé que me amas.

–Claro que te amo. –Se acercó y depositó un beso en mi frente. –Y pasaré toda mi vida demostrándotelo. Te haré saber cada día que te amo más y más. –No pude evitar sonreír. Le eché los brazos al cuello y lo abracé.

–Ryder. –Murmuré en su oído.

–¿Uhm?

–¿Me puedes conseguir un poco de ropa interior? ¿Y sabes de donde rayos saqué esta camisa? –Él soltó una carcajada.

–La camisa es mía. –Sonrió, mientras se mordía el labio inferior. –Y Alex dijo que debía purificar todo tu cuerpo a causa del veneno. Creéme que no me hizo ninguna gracia, pero estabas en un mal estado y Rocío estaba con el así que no me preocupé. Demasiado. –Puso los ojos en blanco. –Pero no podía dejar que estuvieras desnuda cuando todos los magos venían a visitarte. Ni loco.

–Alex me contó lo del veneno. –Tragué grueso. –¿Fue muy feo? –Ryder asintió lentamente.

–Realmente pensé que ibas a morir. –Murmuró. –Estuve tan asustado.

–Ya. –Le sonreí. –Solo fue un mal rato. –Me hice a un lado para que se acostara conmigo en la cama. –¿En dónde dormiste todos estos días? –Se había colocado debajo de las sábanas y mientras acomodaba mi cabeza en su pecho.

Magos de Mina: La Guerra (Libro#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora