Capítulo 7.

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Capitulo7

–Ryder, dime que ella no es la portadora de los cuatro elementos.

–No tendría por qué mentirte acerca de su identidad. Es ella.

–Escuché que incluso le cortó un brazo a Belial, príncipe del infierno. –Me señaló con el dedo índice. –Ella seguramente puede consigo misma por un milagro del cielo.

Por puro instinto y rabia, en mi mano apareció una llamarada de fuego. –Siempre y cuando puedo quemarte.

–Wao, calma. –Spirideon rió. –Aún si me quemas, yo mismo me apagaría. Y me curaría también.

Parpadeé repetidas veces. –¿Curarte? –Hasta donde mi conocimiento llegaba, solo los magos de La Casa de Los Hermanos podían curar. Con unas pocas excepciones como la señora Kane, pero no esperaba que Spirideon fuera una de esas excepciones.

Jeff lanzó una carcajada. –Él era un mago de La Casa de Los Hermanos.

–Oh, eso explica porque me recuerda a Alex. –Dije. –Con su altanería y cinismo.

–¡Clea, ya basta! –Ryder me tomó del brazo. –¿Qué te pasa? Te estás comportando como una niña.

Cierto. ¿Por qué me estoy comportando como una niña? Yo no soy así.

Ryder me miró unos segundos más y suspiró. Clavó su mirada en Spirideon, que estaba al borde de la risa.

–Spirideon, muy gracioso. Quítale el hechizo de descontrol, por favor.

–Lo siento. –Se disculpó, mientras agitaba su mano. Me sentí mareada al instante y cuando clavé mi mirada en Spirideon, un escalofrío me recorrió la espina dorsal. Me había lanzado un hechizo. Uhg. Realmente es atemorizante, ahora aún más. –Ella se veía demasiado frágil y no pude resistirlo. –Ryder se sentó y me sentó a su lado. –Lo que me dijo de que le enseñara a manejar las espadas...No era cierto, ¿Verdad?

–No. –Dijo Ryder. –Esa parte es cierta. Es la razón por la cual estamos aquí.

–Oh. –Balbuceó Spirideon. –Así que era eso. ¿Quiere aprender para rebanar a Belial en pedacitos?

Ryder asintió lentamente. –No es una idea que me agrada mucho, pero es algo así.

–Esto se pone cada vez mejor. –Dijo Spirideon entre risas. –Nunca he enseñado a una chica. –Se encogió de hombros. –Será muy divertido.

Jeff y Ryder parecían no haber escuchado bien.

–¿Qué? –Ryder parecía totalmente incrédulo. –¿Así tan fácil?

Spirideon asintió, con una sonrisa. –Sí, he estado aburrido, ¿Sabes?

–Es por qué tú quieres. –Dijo Jeff entre dientes.

–Ey, no es fácil tener 50 años y tener esta apariencia.

¡¿Qué 50 años?!

Ugh.

–Pero será muy divertido. –Spirideon se levantó y me sonrió. –Pero primero cenaremos y los ubicaré en una habitación.

Me di cuenta de que Spirideon tenía a más de una sirvienta. Todas eran chicas que no pasaban los 25 años. Una de ellas, alta, con los ojos extrañamente amarillos y el cabello negro, nos condujo a todos con nuestro equipaje a la tercera planta de la mansión. Los pasillos de la tercera planta eran largos, con ventanas amplias intercaladas, cuadros, jarrones y los mismos colores marrones y dorados que la sala de abajo. Nos detuvimos frente a una puerta de madera y la sirvienta le indicó a Erika y a Jeff que esa sería su habitación, y que cualquier cosa que necesitaran, tocaran la campana, que ella vendría de inmediato. La parejita feliz entró a sus aposentos, al parecer muy contentos de que iban a compartir una gran y gigante cama.

Magos de Mina: La Guerra (Libro#3)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora