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- ¡Podrías haber esperado que llegara o llamar a alguien! -. Jin había sido el primero en alzar la voz, cuando Tae bajo de la silla con total cuidado.

-Lo coloque bien-. Respondió, frunciendo el ceño, sin saber exactamente cuál era la molestia del mayor-. Sé lo que hago.

-Tae...

-Estas exagerando

- ¡De ninguna manera! -. Grito Jin.

-No es la primera vez que cambio un foco. Se lo que hago-. Repitió, empezando a enojarse.

Si, la discusión era por el foco dejo de funcionar en el cuarto de su closet. El menor había decidido cambiarlo. La noche estaba entrando y, si oscurecía, seria más complicado, o eso pensaba. El techo de este no era tan alto, pero si lo suficiente como para que Tae tuviera que subirse a una silla.

Jin llegó justo en el momento que Tae terminaba de cambiarlo. y, como era costumbre recientemente, Jin se había preocupado de más, o es lo que pensaba el menor.

- ¡¿Que no te das cuenta lo peligroso que es?! ¡¿que hubiera pasado si caías?! ¡¿Es que acaso no piensas?!

Jin se detuvo demasiado tarde. Él sabía, lo sabía perfectamente. Tae odiaba que lo trataran o hiciera ver como un tonto.

El menor no dijo nada, simplemente dio media vuelta y salió del pequeño cuartito.

Jin no fue detrás de él. Prefirió quedarse un momento dentro, mientras el ambiente se apaciguaba. Sin embargo, no fue así.

Esta vez, TaeHyung, no lo mando a dormir al sofá, simplemente le dio la espalda antes de dormir.

Tae no lo disculpo hasta el día siguiente por la tarde, cuando Jin le llevo su pastel favorito de fresas y hablaron tranquilamente.

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Jin había tenido mucho trabajo en los últimos días, por lo que se sentía algo frustrada y cansado. No cuidaba de su futuro esposo tanto como se lo había prometido y eso lo dejaba algo inquieto.

El llegar y ver al menor sobre una silla lo hizo temer. Tae pasaba mayor tiempo en casa solo, por lo que estaba haciendo actividades que tal vez no eran adecuadas durante el embarazo. De cierta manera Jin se sentía sumamente culpable por dejarlo tanto tiempo. No se supone que debería ser así.

-Jin-. Alegaba Tae, al ver como el nombrado luchaba con tomar todas las bolsas del super, con ambas manos.

-Yo puedo-. Sonrió, intentando parecer relajado a pesar del peso que sostenía sus manos-. Solo ábreme la puerta, por favor.

- ¿Porque no me das algunas? -. Tae sabia la respuesta de Jin, pero aun asi prefirió hacer la pregunta. Se había dado cuenta. Todo empezó desde el incidente del foco. Conocía a su prometido, más de lo que este creía.

Jin negó y se alejó, cuando Tae intento tomar un par de bolsas. Y esa fue toda la paciencia del menor.

-Pues bien, arréglatelas solo-. Sentencio, empezando a caminar con prisa hacia la puerta, y cerrándosela en las narices del mayor.

El menor no le hablo ni le dirigió una mirada durante el resto del día. E incluso, la mañana siguiente, se había ido a trabajar, mucho antes de lo acostumbrado, para no verlo.

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YoonGi se lo había advertido. No todo sería miel sobre hojuelas. Jin debió haber prestado más atención a las advertencias de su amigo. Si hubiera sido así, tal vez se habría evitado la tercera pelea de la semana.

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