Primerizos

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No podía creer lo rápido que había pasado los días.

Esa misma mañana se levantó antes de que el despertador lo hiciera. Aunque siendo sincero, apenas había podido pegar los ojos en toda la noche, pero sorprendentemente no se sentía para nada cansado.

Aunque ya lo sabía. No obstante, miro la fecha en el calendario, encerrado en un círculo rojo, y quiso correr y gritar de felicidad, pero decidió mantenerse callado al ver dormido a su adorado prometido.

Mordiéndose el puño, para evitar gritar de la emoción, salió de la habitación dispuesto a preparar el mejor de los desayunos, en un día tan especial. Los días pasaron volando que parecían horas para él. no podía creer que el momento había llegado.

Vería a su pequeño por primera vez.

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No pudo evitar correr y abrazar a Tae cuando este se asomó por la cocina, tallándose los ojos y largando un bostezo.

Lo lleno de besos, lo llevo hasta su asiento y entre mimos, le dio de comer. TaeHyung simplemente se dejó consentir e incluso no protesto ante esa comida llena de cosas verdes.

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-y... ¿Qué estamos celebrando?

Jin quiso irse de espaldas, cuando escucho la pregunta de novio.

-Estoy seguro que no es nuestro aniversario-. Agrego Tae, al ver parpadear a Jin.

El mayor no podía culparlo. Tae era así. Algunas veces demasiado despistado, aunado a que recién despertaba.

Sin borrar la sonrisa de su rostro, se acercó hacia él y le planto un dulce beso en la frente y otro más en los labios. Tae rio y subió los brazos para pasarlos por el cuello de Jin.

-Ya, dime-. Pidió, abultando los labios.

-bueno... si lo pones de esa manera, el siguiente año será el aniversario, de la primera vez que vimos a nuestro pequeño.

- ¡Oh! -. exclamo, bajando los brazos y escondiendo su rostro en el pecho del mayor-. Como pude olvidarlo. Me siento tan tonto. El me odiara. Bebé, papi no se olvidó te ti-. Sollozo, sobando su pancita-. Papi te ama.

Jin simplemente lo estrecho entre sus brazos.

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Tae no podía dejar intercalar su mirada entre el reloj de pared y la puerta del consultorio, esperando que en cualquier momento se abriera. Jin estaba sentado a su lado, sosteniendo su mano y acariciándole los nudillos, para tranquilizarlo, de vez en cuando.

-No estés nervioso, hermoso-. le susurro, llevando la mano del menor a sus labios para besarla.

- ¿Cómo no estarlo? ¿acaso tu no lo estás? -. Jin sonrió. Quizás no lo aparentaba, pero estaba muriendo por dentro.

-Familia Kim-. Ambos pegaron un brinco en el asiento. Alzaron la mirada y observaron a la recepcionista, quien les miraba divertida-. Ya puede pasar.

Jin tomo la mano de Tae con más fuerza y lo ayudo a levantarse.

- ¿Primerizos? -. pregunto la chica, cuando ellos llegaron hacia donde ella se encontraba.

-Si