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TaeHyung no salió, en todo el resto del día, de su habitación. Jin no quiso presionarlo, a pesar de que le preocupaba el hecho de que el menor no haya probado bocado alguno en todo ese tiempo.

Suspiro, desviando la vista de las escaleras, desistiendo de la idea de subir y caminar hacia la habitación que compartía con el castaño, para hablar con Él.

Era más de media noche y el aún no podía dormir. Y no era por el hecho de que la sala no era tan cálida como su cama, si no que le faltaba TaeHyung.

Hoy más que otros días quería sentirlo entre sus brazos. Saber que estaba bien y a salvo. Quería sentir el su cálido cuerpo junto al suyo y posar sus manos en su lindo estómago, donde sus bebés crecían día a día.

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No supo en qué momento se quedó dormido, solo supo que era de mañana, cuando escucho la puerta principal ser tocada. Jin se levantó y movió su cuello de un lado a otro mientras se dirigía abrir. Habia sido muy incómodo dormir en el sofá de la sala. Su espalda y cuello le pasarían la factura en todo el día.

Apenas abrió la puerta, se encontró con la silueta de su madre, quien cargaba algunas bolsas. Jin las tomo enseguida, ayudándola.

-Hola, cariño-. Saludo su madre, adentrándose hacia el pasillo principal.

-Buen día, mamá-. Respondió Jin, soltando un bostezo.

La señora Kim miro a su hijo, entrecerrando la mirada. Algo no andaba bien. Jin camino hacia la cocina para dejar las bolsas, seguido de su progenitora.

- Parece que no dormiste nada-. Comentó. Jin no respondió y la señora Kim se preocupó -. ¿Es tae? ¿se sintió mal? ¿Dónde está? -. se apresuró a preguntar. Su hijo se veía abatido-. ¿Qué pasa?

Jin miro hacia las escaleras. Debía decirle a su madre.

-Está en la habitación. No ha querido salir.

- ¿Qué pasó? -. Ella no comprendía por qué.

-Discutimos.

La señora Kim suspiro, antes de tomar asiento, en uno de los taburetes de la cocina. Jin le imito.

-Jin. El apenas salió ayer del hospital. Lo que menos necesita son emociones fuertes. El necesita estar relajado. ¿Por qué han discutido? -. Los labios de Jin temblaron y su madre se preocupó aún más-. Hijo, ¿qué paso? Dime.

- Él terminó conmigo-. Murmuró Jin, dejando el anillo en la mesa.

La señora Kim tardo en comprender aquellas palabras.

- ¿Qué? Pero ¿Por qué?

- Lo hice sentir como un tonto, mamá. Hice justamente lo que le prometí que nunca haría. Fui el hombre que el más detesta. Fue estúpido de mi parte decirle todo eso, pero... estaba asustado-. Jin tomo una pequeña pausa-. Cuando recibí tu llamada, sentí que el mundo se me acababa. Tuve tanto miedo... y aun lo tengo y... y siento que conforme pasan los días va creciendo. Tengo miedo de no poder protegerlos.

-Oh, Jinnie. Tranquilo, todo se arreglará-. Consoló la señora Kim, tomando a su hijo entre sus brazos, para tranquilizarlo.

-No quiero perderlo, mamá.

-Todo estará bien-. aseguro la señora Kim, besando la frente de Jin-. Subiré a verlo.

Jin asintió, despegándose de su madre.

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