The wisp sings volvió a sonar por doceava vez en mi auriculares y, tras no haberte visto el domingo, supe algo sobre ti.
Amabas las pañoletas.
Las llevabas siempre y de colores diferentes, puedo decir que, algunas hasta terminaban manchadas por pintura.
Me dije que, seguramente eras artista. E imaginé que una muy buena, porque cada día viajabas en el autobús hasta La Academia. Un lugar ejemplar. Donde solo personas con buen dinero y talento podían entrar.
Era obvio que pertenecías a ese lugar.
Lo supe porque te seguí, en el buen sentido. Solo fue mi lado curioso buscando una explicación que no me permití a pedirte. Así que, bajé en tu parada aquella mañana y te vi entrar, al lugar donde el arte se combinaba con seres nuevos.
Donde dejabas explotar tu pasión.
Por alguna extraña razón, mientras mantenía las manos en mis bolsillos y te veía entrar por aquellas grandes puertas, mi corazón se llenó de felicidad al saber que, por la manera en la que cuidabas tus cosas y sonreías al ver tus carpetas, estabas satisfecha por lo que hacías.
Amabas el arte.
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Última parada ✔
Teen Fiction«La historia comienza, cuando dos personas que ni soñaban con conocerse, terminan encontrándose. En el instante menos esperado, pero en el momento indicado.»