Toda esa semana llovió. Y para mi pesar e intención, llevaste sombrilla.
Para mi mala suerte y también intención, yo no llevé. Me mojé de pies a cabeza, sin pensar en la gripe que tenía, sin pensar en que esa podía haber sido una simple razón para que se crease un caos en casa.
Esa era mi vida, Alice Dickens, la tortura. Sentirme muerto en un cuerpo que caminaba entre los demás vivos. Alive de Sia me hizo aclamar a los cuatro cielos que estaba vivo, que sentía.
Así brotó una lágrima, que se deslizó por mi mejilla y representó, no solo el dolor por mi pie lastimado, sino porque era humano. ¡Era un humano, un ser humano que sentía, que no era un robot! ¡Llorar no me decía que no era un hombre! ¡Llorar me hacía humano!
Y verte a ti, hacía latir mi corazón.
Me sentía vivo por ti, sabía que estaba vivo, por el palpitar cuando te acercabas. Como ese día, en el que con música alta, te acercaste y la lágrima de dolor, se transformó en felicidad.
Se transformó en vida.
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Última parada ✔
Teen Fiction«La historia comienza, cuando dos personas que ni soñaban con conocerse, terminan encontrándose. En el instante menos esperado, pero en el momento indicado.»