Capítulo 3

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Mañana es la fiesta anual de la fiscalía y me niego a ir sola.

Es una fiesta de gala y todo el mundo va con su pareja del momento, o con su esposo o esposa, me niego a ir sola.

Nico va conmigo.

-Sarah, por favor, ¿qué se supone que haga yo allí?

-Comer,tomar, divertirte. – Me volteé hacía él, apartando mi mirada delos vestidos en el escaparate de la tienda. – Pero los últimos dos, más te vale no hacerlos en exceso.

Él sacudió su cabeza exasperado y miró el techo.

-Soloquieres aprovecharte de mi muy buen cuerpo para alardear con tuscompañeras. –Se lamentó en broma.

Le di unas palmaditas suaves en la mejilla y volví a mirar los vestidos.

-Todas saben que eres mi hijo... Eeeh... -Vacilé. – Bueno, no mi hijo... Saben que tú eres...

Sentí un suave apretón en mi hombro por un segundo.

-Está bien,lo entiendo.

Suspiré.

-Bien, de cualquier forma no eres mi tipo. –Bromé.

-¿Ah, sí?– Presionó. - ¿Cuál sería tu tipo?

-Oh, ya sabes, lo usual. Más musculosos, más altos que yo, con un poco de vello facial...

-¡Yo tengo todo eso! – Lució algo ofendido.

Mi reí.

-Está bien,estás algo tonificado, pero no musculoso, tienes que admitirlo.

-De acuerdo.–Dijo sacudiendo una mano. – Pero el resto...

-Tienes vello facial, pero no al estilo hombre mayor.

-Oh,¿quieres un hombre mayor? – Me retó. - ¿Qué tal aquel señor? –Dijo señalando disimuladamente a un pobre anciano sentado en una banca con muchas bolsas rodeándolo, lucía cansado y tenía una barba como la de Santa.

-Olvídalo,eres imposible. – Sacudí mi cabeza.

Me concentré en inspeccionar un vestido lila especialmente bonito.

-Soy más alto que tú. – Soltó de la nada. Alguien estaba teniendo problemas de competitividad y por una vez no era yo.

-Eres de mi misma altura.

-¿Y? Eso tendría que ser algo bueno. Debería contar como puntos extra. –Se acercó y me susurró al oído como un secreto. – Soy un espécimen raro.

Me reí.

-Quiero alguien que sea más alto que yo, porque cuando use tacones esta noche, definitivamente te verás más bajo. – Declaré.

Lo esquivé y entré a la tienda.

La vendedora se me acercó enseguida y me mostró una gran variedad de vestidos.Ella insistió en que un color rojo luciría excelente en contraste con mi piel, pero eso sonaba demasiado sexy como para una fiesta de trabajo para mí, así que busqué el violeta que había visto. Era una falda larga atrás y algo más corta por delante, con un escote en forma de corazón que se cernía al cuerpo hasta la cadera.

-Pruébeselo.–Me instó.

Cuando salí del probador, encontré a Nico sentado en uno de los asientos del salón, mirando aburrido hacia otro lado.

-¿Qué opinas?

Giró su cabeza hacía mí y me recorrió con la mirada de abajo hacia arriba.

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