Capítulo 5

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Nicolas.

Besarla fue un error.

Ella realmente no quería ser besada, o, al menos, ella no quería ser besada por mi. Y ese beso trajo tanta tensión en nuestra relación que podrías cortarla con un cuchillo. Ahora ella huye de mi, literalmente. La mañana siguiente al beso ella se fue temprano al trabajo, mucho antes de que yo despertase. 

Mucho antes de que incluso abriesen su oficina.

Le di espacio y no la llamé ni mensajeé con ella en todo el día. Y eso fue difícil, porque estoy tan acostumbrado a estar conectado con Sarah que casi tuve que golpear mi mano para no escribirle un texto. 

Por la noche, ella llegó muy tarde. Mucho después de que la cena se hubiese enfriado. Incluso mucho después de que hubiese aceptado que ella no iba a aparecer y hubiese guardado todo en la nevera.

Me preocupé. Podría haberle pasado algo, algo malo. Un accidente con su auto, quizá. No quería pensar en eso, pero imagenes de su coche destrozado inundaron mi cabeza y luego Sami apareció en los recuerdos así que en un momento estaba en mi cama y el siguiente estaba caminando de arriba a abajo por el pasillo con el celular pegado a mi oreja.

Respondió al tercer tono.

-¿Hola?

-¿Sarah? ¿Dónde estás? ¿Esta todo bien?

-Sí. Nico, yo... olvidé llamar. - Esperé a que ella dijese algo más pero no lo hizo.

-Esta bien, esta bien. -Dije rastrillando mi cabello con los dedos. - Solo dime dónde estás.

-Mmm... -Vaciló. -Estoy bien, Nico, lo prometo, no tienes porqué preocuparte. Siento no haber llamado.

Sí, eso era pura mierda.

-¿Porqué no me quieres decir dónde estás?- Sé que mi tono fue un poco más fuerte del que debería, pero no pude evitarlo.

Ella, por supuesto, no pudo evitar estar a la defensiva luego de eso.

-Porque tengo el coche y dinero para un taxi en su defecto. No necesitas pasar a recogerme, así que no necesitas saber dónde estoy. 

Joder.

-Sarah, yo no quería... - Me detuve allí porque no sabía bien que era lo que no quería haber hecho. ¿No quería increparla sobre el lugar en donde se encontraba? ¡Sí que quería! Quería que me lo dijera y quería traerla de nuevo a casa, conmigo.

-Esta bien, Nico, solo ve a dormir. Estaré allí por la mañana. 

Y entonces colgó.

****

No supe a dónde fue esa noche pero mi imaginación me daba imágenes muy vividas. 

Los días siguieron pasando, y ella cada vez pasaba menos tiempo en casa. E incluso cuando estaba allí, ella no estaba allí conmigo. Iría a su habitación y trabajaría hasta quedarse dormida, o se sentaría en el sofá a ver una película y le daría un sueño terrible en cuanto yo me sentase a su lado. No estaba siendo madura, y estoy seguro de que se daba cuenta.

EdipoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora