Uno.

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Team.

Hace diez minutos que el timbre fue escuchado en toda la universidad, el profesor llegó y todos como de costumbre, tomamos asiento en donde nos placiera, sobre todo si es cerca de nuestros amigos para mandarnos notas o quizá conversar un poco, aunque ya sabemos que ese "poco" acaba en "mucho" y ni quien nos detenga, a menos que nos atrapen riéndonos a carcajadas sin que falte ese típico "¿podrían compartirle a la clase el chiste del que se están riendo? Para reírnos también".

Debo admitirlo, el ambiente se siente muy extraño y no precisamente porque es el primer día en el que habrá cosas nuevas, al igual que personas, es decir, hay una diversidad de grupos ya formados aquí, cada quien en su mundo mientras que el resto es como si la chispa al haber puesto un pie en el aula, se desvaneció en totalidad, creo que si no estaban dispuestos a seguir con la carrera, no debieron hacer el gasto de pagar inscripción, seguro, beca institucional, credencial y cierta parte de los materiales que se nos van a ir asignando conforme pasen los días pero si ese fuera el problema, tal vez no estuvieran ahí.

Kellin no volvió a mostrar rastros de vida, ni en mensajes, ni en llamadas, ni siquiera en los pasillos o en su casillero, no lo vi por ningún lado, las únicas cosas que se me vienen a la mente cuyas es la causa por la cual no asistió es o se quedó dormido, se le hizo tarde o algo le ocurrió, aunque esa última le dudo un poco, es decir, él me lo hubiera dicho ¿no es así?

—Es temprano para estarse preocupando por personas que te aseguro, en este preciso momento deben estar en la gloria— escuché detrás mío, tono en el cual cualquiera que fuera esa persona, sonaba tan quebrada, tanto que pude sentir su dolor.

Siendo honesta, esa chica tenía razón (sí, se trataba de una, aunque si hubiera sido de un chico, igualmente le entendía), estaba consciente de que eso no iba dirigido a mí, tal vez lo había pensado en voz alta sin percatarse que no estaba sola, sino acompañada de treinta y cuatro alumnos, pero por suerte, no había por qué preocuparse, el profesor se estaba encargando de apuntar en el pizarrón los criterios de evaluación del primer parcial, pues a lo que llegué a escuchar, dependiendo a nuestro empeño, había probabilidades de que se quedase así o cambiase, creo fui la única que le escuchó decir eso. Hm ¿qué tal si es amante de la escritura como yo y simplemente se encargaba de recordar algunas oraciones que pudiesen encajar con su escrito? Realmente no lo sabía, lo cual me intrigaba mucho.

—Buenos días— saludó cortésmente fingiendo cansancio por haber corrido con la finalidad de llegar a tiempo a clases. Pensé que era el chico que me gusta pero eso se fue al carajo de sólo darme cuenta que era el fanfarrón y soez chico con el que me topé en la entrada, miré a mi alrededor y puedo asegurarles que el ochenta por ciento (descartándome a mí) estaba babeando por él, Dioses, cubetas para ello quedaba corto— ¿Me permite pasar?— Agregó sonriendo de lado.

—¿Y usted es...?— Cuestiona el profesor con expresión nula.

—Derek— responde.

—Bien, Derek— musita quitándose las gafas de contacto, todo el aula se encontraba en silencio absoluto que daba miedo—, quiero pensar que tiene conocimiento del horario de clase y el tiempo de tolerancia que se brinda por si pasa este tipo de incidentes ¿no?— Éste asiente con el ceño fruncido—. Perfecto, han pasado como alrededor de veinte minutos, mismos en los cuales mi clase dio inicio, dígame ¿de verdad cree que merece que le permita pasar? Ni yo lo creo, así que de la manera más amable, quédese esperando hasta la siguiente clase, gracias.

—Pe-Pero se me hizo tarde, el autobús marchó en cuanto salí de casa, había mucho tráfico, incluso tropecé camino acá— hizo una mueca—, hasta unos perros callejeros empezaron a seguirme, tuve que lanzarles mi almuerzo para que me dejasen en paz.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora