Diez.

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Truth.

—Estás pendejo— exclamó nervioso, enseguida se puso de pie y comenzó a caminar de un lado a otro en la sala—, ¿de dónde chingados sacas eso?— Soltó una risita de nerviosismo, por supuesto que lo sabía, desde el momento que ellos habían sido subordinados del señor Brown, todo acerca de sus vidas era bien sabido de inicio a fin—. Ellos no eran sus padres, seguro te metiste algo ayer, Gutiérrez. Mira las sandeces que me estás diciendo.

—¡Por supuesto que lo son!— Vociferó, para instantáneamente volver a colocar la bolsa de hielo en su frente, el dolor lo estaba matando, en este momento buscaría alguna aspirina para hacerlo disminuir—. ¡Todo San Diego supo de ese asesinato! ¡Incluso ella lo sabe! ¿Por qué crees que no vive en casa de sus padres pues ahí reside su hermana? ¿Por qué se negó al hospedaje que le ofreció su tía Elizabeth? ¡Precisamente por eso! ¡Olvidar!

—¡Yo no lo sabía!— Espeta, su cara estaba colorada—. Y-Y-Yo n-n-no sa-sa-sabía que mi compañera de último grado sería hija de esos traicioneros, te juro que no tenía la más remota idea, Gutiérrez— cierra los puños en los que sus venas comenzaban a resaltar, ahí empezó a resguardar toda aquella sensación y emoción de ira que se estaba propagando en su ser— y lo que estoy haciendo con ella tiene razón de ser, no es a lo pendejo como tu mente lo cree.

—Pero claro que tenías que saberlo, Pepe. ¡Hace casi cinco años que están en la misma licenciatura! ¿Cómo putas no pudiste haberte dado cuenta de su existencia?

—Estaba más ocupado en saber sobre mi ex novia que andarme fijando quiénes eran mis compañeras.

—Ay ajá— rodó los ojos.

—Yayo, es neta wey. Suena bien pinche pendejo pero es la verdad, apenas esta semana supe de su existencia, que ella está por terminar la misma licenciatura que yo— inhala y exhala para apaciguar su cólera—, eso y añadiendo que a duras penas me amisté con ella pero no precisamente porque ¡oh! ¿Qué te parece? ¡Asesiné a sus padres! Es más, la culpa no sólo es mía ¡tú degollaste a su madre!

—¡Tú me obligaste!

—¡Pero disfrutaste hacerlo! Y no me salgas con tus chingaderas, tú mismo dijiste que no te arrepentías de nada. Ya es tarde para esas cosas, el nombre de ambos está manchado y el hecho de querer limpiarlo está cabrón y lo sabes desde el momento que formas parte de esto.

—Te odio por tener razón pero es que eso no es lo que me acongoja, sino el hecho de que su mejor amiga es mi novia, bueno, casi... ¡Está a nada de serlo! ¿Sabes en el pedote que voy a estar si se entera?

—Yayo— se dirige a él y palmea su hombro para reconfortarle—, se nota que no sabes nada de esto. Una vez que estás aquí, tu vida amorosa se vuelve complicada, sólo si no sabes manejarla y permites que te controlen.

—Es que yo la quiero— confiesa de golpe, sus ojos brillaron instantáneamente—, tal vez caiga en un cliché pero es diferente a las demás, es lo que había estado buscando todo este tiempo. La quiero...

« Oh no, las conversaciones sobre el amor no. Todo menos esto, por favor. » Suplicó José dentro de sí.

—¿Ah sí?— Enarcó una ceja—, ¿qué tan seguro estás de eso?

Guardó silencio, lo suficiente para hacerlo sonreír con malicia.

—¿Te das cuenta? Me has mentido, Yayito. Eso da por hecho que no es cien por ciento cierto, qué lástima.

El pelinegro suelta una risita burlona, ya sabía hacia donde se dirigía su alto amigo.

—Tal vez pero tan siquiera yo me doy la oportunidad de enamorarme, no como otros— dejó la bolsa de hielo sobre la barra para ir en busca de una aspirina—. A veces uno necesita un poco de amor, Pepe. A veces se necesita un poco de dolor y sufrir aunque sea temporal...— añadió desde la cocina.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora