Diecinueve.

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Jealous.

—Devonne tiene que saber de esto...— musitó con un hilo de voz, Keisha luego de saber la historia de Yayo y José, había quedado en completo shock. Apenas y podía procesarlo.

Yayo negó con la cabeza inmediatamente.

—No, no podemos hacer eso. Suena tan fácil para ti ese hecho, pero lamento romper tus ilusiones y ganas de hacerlo, pero no. Mucho menos cuando no tendría remota idea de lo que Pepe podría hacer si se entera de esto. —El azabache estaba sudando de tanto nerviosismo y por una parte porque buscaba la manera de convencer a su amada de guardar el secreto y que éste no llegase a oídos de su mejor amiga—. Te voy a ser sincero, de antemano sabíamos que esto algún día saldría a la luz, el momento iba a darse, pero en lo personal no pensé que tan rápido y de esta manera. Si hablas, eso me implica a mí y estoy frito, Pepe y yo estaríamos fritos.

—Pero también a Devonne, por Dios Yayo... o como sea que te llames— se puso de pie y le dio la espalda—, ¿tienes idea de lo delicado que es esto? ¡Se trata de los padres de Devonne! ¡La mafia! Tú no tienes idea de cómo estoy intentando procesar toda la información que me acabas de proporcionar, estoy impactada. Pero sobretodo, me duele, me lastima como no te imaginas...

—Lo sé, amor... bueno... Keisha, lo sé. Créeme que lo sé y estoy consciente. Por amor a Dios, ¡te estoy viendo! Y ya sé que esto es algo que no vas a olvidar jamás.

—Hubiese creído cualquier otra cosa, no todo lo que me dijiste— limpia sus lágrimas con el dorso de su mano—. Y esto no se va a comparar con nada, es más, ni siquiera va a acercarse a lo que yo estoy sintiendo con lo que Devonne va a sentir.

—Y se lo dije a Pepe— hizo una mueca—, le dije acerca de ello, sólo que le importó poco, ahora lo único que quiere es que ella pague.

—¡¿Qué?!— Volteó a verlo con los ojos bien abiertos— ¿todavía se va a atrever a dañarla más? ¿Qué está demente o qué le pasa?

—La pobre anda tan ilusionada con esa amistad que tiene, hasta siento que ella pudiera terminar enamorándose de él y viceversa. No sé... de verdad siento feo, Keisha.

—¿Tú? ¿Sintiendo feo? ¿Hablas en serio? ¿Te atreves a hablar de sentir después de lo que hiciste hace un año? Ten tantita decencia.

—Sí, también soy humano, te lo recuerdo eh. A pesar de tener tiempo trabajando en la mafia déjame te digo que mis sentimientos siempre se ven envueltos en esto y lo peor es que de alguna forma tengo que callar y guardarlo bajo llave porque a nadie le importa si te sientes tan de la chingada o si tienes arrepentimiento de llevar a cabo una labor que incluya el asesinar— se pone de pie y encara a la pelirroja—. No importa lo que digas, sólo importa lo que haces.

—Sí sabías que ellos eran los padres de Devonne, ¿por qué no te detuviste? ¿Por qué no tuviste piedad?

—Aquí no se tiene piedad a menos que se pague de otra manera. Fui obligado a asesinar, que tampoco justifica que al final no me arrepentí de haberlo hecho, además de que una vez enterándome de ello, investigué un poco más por mi cuenta y fue que descubrí la verdad, que ella es hija de Richard y Shussell; luego de conocerla en aquella fiesta a la que tú y yo fuimos porque Pepe nos invitó, la vi, dijo su nombre a la hora de presentarse y confirmé que, en efecto, le arrebatamos a sus seres queridos. Pepe sabe de ello, es sólo que no quiere aceptarlo.

—Dios santo— formó una línea con sus labios—, Dios santo... es tanto que no puedo.

—Te suplico que por favor guardes el secreto, sólo hasta que se preste el momento para hablarlo con Devonne.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora