Nueve.

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Canceled.

Desperté de golpe, asustada, el corazón comenzó a latir con rapidez más de lo normal, refregué mis ojos y tomé el celular del buró para revisar la hora ¡eran las tres y media de la tarde! Maldita sea, en media hora tendría que verme con Kellin en Tlerallel, así que debía apurarme lo más rápido posible o llegaría tarde.

—Devonne, oye...— musitó Keisha del otro lado de la puerta.

—¡No tengo tiempo, Keisha! ¡Se me hace tarde!— Le interrumpí exasperada, sacando del closet un montón de ropa.

—Es que es importante— abrió la puerta—, te conviene.

—¿No me lo puedes decir luego?— Volteo a verla agitada—. De verdad, tengo mucha prisa.

—Kellin llamó— se apresuró en decirme para luego formar una línea con sus labios.

Quedé estática y todo el montón de ropa que estaba en mis manos, cayó sobre la alfombra.

—¡¿Qué?! ¿Llamó? ¿Y qué te dijo?

—Um, estaba algo molesto porque dijo que te llamó como diez veces y en ninguna le contestaste, incluso te envió mensajes pero no recibió ninguna respuesta de tu parte. Total, para no hacerte el cuento largo, me pidió que te dijese que su salida se posponía para otro día, debido a que hoy estaría con su familia y no podía faltar— frotó su brazo—, dijo que lo lamentaba mucho pero... no iba a dejar abajo a sus seres queridos.

—Oh— tomé asiento en mi cama, servía que me controlaba y de ese modo mi respiración se regulase— y yo tan apurada, porque habíamos quedado de vernos a las cuatro en Tlerallel— hice una mueca.

—Vamos, no te desanimes— se acerca a mí y toma asiento a mi lado para palmear mi hombro como reconforte—, si quieres podemos ver películas y atascarnos de chucherías.

—Ehh... sí, no suena mal...

—Perfecto— sonríe—. Será divertido, es más, hasta olvidarás que tu cita se canceló, bueno, se pospuso.

—Tenía mucha ilusión, porque ayer fue cuando había tenido oportunidad de verle y hablar con él.

—Yo te entiendo pero oye, no te preocupes, todavía hay muchos días del mes en los que pueden salir. Caramba, lo ves la mayor parte del día en la universidad.

—Um, te equivocas. He de decirte que de las tres clases donde estamos juntos, esta semana no lo vi en ninguna o quizá ahí estaba pero como me la pasé pensando en si había asistido o no, ni me di cuenta.

—Como sea, el punto es que no te pongas triste, creo que hubiese sido más feo que te cancelera y ya no volviese a salir ese tema, ¿y qué crees? No fue así, al contrario, lo pospuso, no me dijo exactamente qué día pero sí dijo que lo hablaría contigo.

—Está bien— suspiro—, en lo que te encargas de las palomitas y todas las chucherías, voy a guardar toda la ropa para así poder darme un baño, lo necesito para relajarme un poquito, me alteré.

—De acuerdo, pero intenta no demorarte tanto, luego las cosas se enfrían y no saben buenas.

—Lo intentaré.

Salió de mi habitación dando brincos, esto era muy extraño, estaba de muy buen humor y eso que había bebido en demasía, Dios, era como para que estuviese quejándose de la tremenda cruda que le dio ¿o es que acaso ella era una de esas afortunadas en no tener? A menos que haya tomado algo y a su vez se cocinase, ni la más remota idea pero a fin de cuentas eso me agradaba, esa alegría que desprendía, me la estaba contagiando todo con una finalidad.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora