Veinte.

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Work.

La película finalizó, había estado bastante entretenida, realmente quisiera dar una crítica mejor estructurada, pero les he fallado. Por el simple hecho de que mi vista se iba directo a ese par de tórtolos que aprovechaba cualquier momento para estarse dando besos y muchos cariños, empalagaban demasiado, ugh, ¡carajo! Estábamos viendo una película de terror, ¿cómo chingados se atrevían a pasarse babas en plena escena sangrienta? Y ya sé que debería importarme un bledo, pero me fue jodidamente imposible, sobretodo porque los tenía casi en mi jeta, de verdad que me cuesta describir cómo me siento, me siento tan extraño, y eso me disgusta en demasía, más porque se trata de algo que no me había pasado tiempo atrás.

«Admítelo, son sensaciones benevolentes gracias a Devonne.»

Esa es una tremenda calumnia, ¿qué parte de que busco la manera de sacarla de mi vida no han entendido?, pareciera que todo lo que he venido diciendo desde que la conocí y le di el acceso de ser mi amiga, se lo metieron por el culo, valiéndoles, pero si reverenda cagada cada palabra. Suspiré pesadamente, lo único que sabía era que quería regresar de una vez por todas a mi casa para descansar o ir hacia algún otro lugar con la finalidad de mantener mi mente entretenida con algo que no tuviera nada que ver con chicas, celos, amor y más.

Me puse de pie lo más rápido posible para evitar a toda costa cualquier contacto visual o roce con Devonne, Strappy me siguió desconcertado, pues mi actitud pareciera como si algo sumamente grave hubiese sucedido y por supuesto, él quería enterarse.

—Espérame cabrón— le oí decir detrás de mí con una voz bastante agitada, vaya, a alguien sí que le encanta enterarse de todo.

Yo sólo me limité a poner los ojos en blanco, había salido muy fastidiado de aquella sala.

—Vámonos ya— musité—, no voy a soportar un segundo más aquí, hablo en serio. Estoy harto.

—¿Por? —enarcó una ceja.

—Bato, no tengo tiempo para andarte explicando por qué chingados me quiero ir, tú nada más cállate y punto.

—Es por la morra ¿verdad? —se rió. Qué hijo de la gran puta salió este wey—. Sí es por la morra— afirmó al ver que yo ni siquiera me inmuté, acto seguido, palmeó mi hombro y luego agregó: —qué cagado, se supone que ella te vale madres o bueno, eso es algo que me dejaste bien en claro, pero viendo tu actitud, empiezo a creer que no, simplemente me mentiste porque no quieres contarme todos y cada uno de los sentimientos que sientes por ella.

No, simplemente esto no podía ser cierto, ¿había escuchado bien? Strappy me acaba de llamar mentiroso de una forma indirecta, ¿qué le pasa?

—Estás pero si bien pendejo, eh. Yo no siento nada en absoluto por esa... esa... agh, ni siquiera voy a decirlo, poca madre la tuya de llamarme mentiroso, si me comporto de otra manera de sólo hablar de este tema es simplemente por una razón sencilla: ¡me incomoda!

Sentí un inmenso coraje apoderarse de mí tras decirle todo eso a Alejandro, de verdad pareciera que hoy se había propuesto en joderme la existencia y no por toda la bola de pendejadas que me ha estado diciendo, sino que todo lo que le he dicho respecto a los temas que me incomodan, se los metió por el culo, valiéndole totalmente mi postura, piensa que si yo actúo de esa forma es porque Devonne me atrae pero eso sí es un grave error.

Realmente no me interesa en lo absoluto, me viene dando lo mismo con quién salga, con quién seguramente se bese o termine acostándose, es su vida y puede hacer de ella un jodido papalote pero de eso a relacionarla conmigo, eso sí que no, creo que sí algo he dejado claro es todo mi desinterés por ella y ya sé que van a mencionar que de pronto me porto "lindo" con ella pero vamos, es precisamente para que no me esté molestando más con el tema sobre si soy un corazón roto, ¿a ella qué carajos le importa? No tiene idea remota de ello y si comportarme de esa tonta forma hace que pueda dejarme en paz y no me haga un interrogatorio, me basta lo suficiente, aunque al final termine totalmente incómodo y lo único que pase por mi mente sea el largarme de ahí.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora