Cuatro.

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McClelland.

Me miró absorta por un par de segundos, luego una risita se escapó de sus labios, como si le hubiese contado un chiste bastante pendejo (malo pues) que por ende, le hizo gracia.

—Ni estando en mi lecho de muerte, confesaría que siempre estuve enamorada de ti— rodó los ojos—, así que sigue soñando.

—Gracias— enarqué una ceja— pero hablo en serio, no te enamores de mí— fruncí el ceño, dándole a entender que yo no me andaba con jueguitos estúpidos.

—Ya entendí, ugh— se cruza de brazos—. Lamento que esto te moleste un poco pero, me acaba de dar curiosidad... ¿por qué me pusiste esa condición?

Mierda, lo que me pinches faltaba, que la niña fuese una curiosa de primera además de metiche. Aparte ¿era tonta o se hacía? ¡Era muy obvio el por qué!, un momento... pero si yo le confesé que no era un corazón roto, sino, un chico común como los demás, con gustos varíos, pensamientos, una filosofía de vida diferente a la de ellos, entre muchas cosas más, perfecto, más mentiras por escupir.

—No quiero saber nada respecto a noviazgos y esas cosas amorosas— mentí haciendo un mohín—, además... sería tan incómodo para mí saberlo y peor que al tenerle frienzoneada, sigamos siendo amigos, no sé si me expliqué.

—Ya veo, sí te entendí, aunque, supongo que algún día vas a enamorarte de alguien que valdrá toda la pena al punto de hacerla tu esposa ¿no?

« ¿Por qué a mí? Y peor aún ¿Por qué carajos le sigo? ¡Chinga! »

—Tal vez— rasqué mi nuca—. Ehh, ¿y si vamos con los intendentes? Seguro ya están esperando por nosotros desde hace un buen rato, no dudo que el director Cronax les dejase indicaciones.

—Y yo debo vigilarte— sonrió. ¡Cielos! Es muy... ¡José! Tranquilízate ¿sí? ¡Recuerda todo lo que harás!

—No por mucho, si termino antes, por supuesto, bien hecho, podré retirarme.

—¡¿Qué?! Eso no lo sabía. Entonces quiere decir que yo también podré irme temprano.

—Ahora lo sabes, digamos que el director se apiadó de mí y me redujo las horas.

—¿Sabes que no merecías esa reducción?

—Claro que sí, porque trabajo y tengo asuntos importantes que atender.

Desde ese momento, deseé que no comenzara con su interrogatorio de dónde y a qué me dedicaba. Si accedí en ser su amigo, fue por mero compromiso, no porque realmente lo quisiera ser, tengo muchas cosas en mente para llevar acabo, sólo que de forma sutil, no quiero que por alguna pendejada o más bien, metida de pata, ella lo descubra, las cuestiones empiecen mientras lágrimas declinan en sus mejillas, suplicándome por explicaciones y eso amigos míos, es una gran desventaja, es capaz de amistarse tanto conmigo (espero que no) que ya la escucho preguntar sobre mí.

Así pienso por el momento pero cuando realice mi plan, algo diferente voy a terminar diciendo.

*-*-*-*-*-*-*-*

Finalicé a las cuatro de la tarde mi labor con los intendentes, siendo vigilado por Devonne, cosa a la cual no me pude terminar de acostumbrar, sentir esa mirada chocolate sobre ti, es algo de lo cual no me siento nada orgulloso, quién sabe qué cosas pudiesen estar vagando por su mente en ese preciso momento, admito que me sentí muy incómodo, era como estar siendo acosado, por segunda vez consecutiva; quizá varios en mi lugar hubiesen estado encantados de ser vigilados por ella, yo que sé, y de ahí cabía la probabilidad de que estuviesen haciendo otras cosas que prefiero omitir en decir, lógico, si ella lo permitía.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora