Diecisiete.

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Liar.

Inquietud, desesperación y asfixia era lo que sentía en su interior, él quería ir en este preciso momento hacia su asiento y confesarle abruptamente que había sido el autor de la nota que recién leía, pero por otro lado, algo le impide ir para allá, porque se prestaría a muchas interpretaciones, sobretodo malas y viniendo de ella, cualquier cosa podía esperarse, pero... ¿qué carajos le preocupaba? Ella le juró, le prometió en su cara que jamás en la vida ni estando en su lecho de muerte, se enamoraría de él, además, aquella nota era anónima, en parte dudaba que lo pudiese descubrir, es decir, no conoce su letra, porque no es alguien de andar prestando sus cuadernos con los apuntes de alguna materia en específico, aunque ese no era el punto.

« ¿Qué te preocupa Salazar? » Cuestionó su conciencia, sacándole un pequeño susto aunque a su vez, poniéndolo nuevamente a pensar. « Tú no sientes... tú no vuelves a enamorarte... » Se repitió una y otra vez.

Hasta que llegó a una conclusión, tenía miedo, miedo de que descubriera que ella causaba algo en... Un momento, ¡¿qué chingados estaba diciendo?! No, sí se ve claramente el reverendo pepino en rodajas que le valió lo que se repitió hace un instante, ¿cómo verga ella podía lograr causar algo en él? ¡Estaba demente! Y peor aún, es que son pocos los meses en los que han um... Fortalecido su amistad, aparte de, no estaba interesado en una relación, en tener a alguien en su mente al despertar y antes de dormir. Seguía dolido, roto, descompuesto desde adentro, ¿cómo iba a ser posible que de la noche a la mañana pudiera sentir algo bonito? No, no lo tenía permitido para nada.

Superar, era algo que abundaba últimamente en su mente, en su pensar pero no lo tomaba en serio, le daba ñañaras el hecho de tener que llevar acabo ese proceso, de decidir finalmente que se desprendería de ese tormento que lo ha estado dañando desde el año pasado, que fue cuando sucedió y es que se dice fácil, y no, realmente no lo es, porque es algo en lo que tienes que poner absoluto compromiso, entrega y objetividad. Si no lo tomaba en serio, era simple y sencillamente por ocuparse en otras cosas, distraerse para poder dejar de pensar en ello, en esa traición, en esa decepción en el olvidar por un día esa imagen tan traumante de la persona que tanto amó con su ser y a la persona en la quién más confió y creyó parte de su familia pese a que no lo era así.

Suspiró, tomó asiento en su lugar y optó por mejor no hacer nada, a fin de cuentas, como lo había dicho, hoy todo era anónimo, así que no había por qué preocuparse, ella nunca se enteraría que él le escribió esa nota. No, no siente nada, ni afecto, tal vez sólo fue por agradecimiento, es más, ni siquiera tiene remota idea de por qué, quizá por impulso, ahorita la verdad no tenía cabeza para ponerse a analizar las cosas, llegar a la raíz del por qué, tenía cosas mejores en las cuales centrar su mente.

Ella, por su parte, no dejaba de verlo con ojos de amor, con ese brillo tan peculiar que uno tiene cuando ve a la persona que le atrae, que le gusta y en algunas ocasiones, hace de tus días miserables, tristes y grises, los más hermosos, felices y coloridos del mundo, sí... increíble que una persona te haga sentir infinidad de cosas sin siquiera ponerte un dedo encima o simplemente a través de una sonrisa o saludo pero ¿qué se le hace? Así es el amor. Algo fructífero, algo bello. Pero en su interior estaba ese la estás cagando, que comenzaba a ser un tanto fastidioso y la hacía entrar en un severo conflicto mental. Es que... ¿estaba mal sentir algo por otra persona? ¿Enamorarse? ¡Por supuesto que no! Simplemente que, a veces tendemos a ver de otra forma a la persona equivocada.

A quien no nos merece...

Sólo en algunas ocasiones, claro, porque no es cosa de siempre o todos los días; prestaba poca atención a las clases, prefería estar en su cuaderno rayando la parte trasera, suspirando y en cierta parte, mirando por el rabillo del ojo al grandulón que empezaba a hacerse dueño de todo su mundo... diablos, definitivamente tenía que pensar bien las cosas, tal vez sólo estaba confundiendo el afecto amistoso con algo más, con un amor que él claramente no va a ofrecerle y corresponder de la misma manera, menos cuando le dijo que jamás se enamoraría de su persona estando a nada de morir. Eso amigos... es el karma.

Broken || José Salazar.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora