Capítulo 34.

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Pasado
Aprovechando la estupor que la transformación del brazo de Ron está causando, Lara golpea en la rodilla a Charlie, haciendo que esta se doble y él caiga de rodillas. Entonces le roba la pistola, le golpea con el mango en la cabeza y dispara a Ron justo cuando éste ha sacado la espada del hueco y la alza en alto. El disparo hace que el arma, ahora de un brillo extraño al igual que el brazalete y la piel de Ron, caiga al suelo. Y antes de que los soldados puedan dispararle, ella ya les ha disparado a todos ellos. Ron intenta recuperar la espada pero Lara le da una patada en la cara y rueda por el suelo. Lara se percata de que, a pesar de que la espada mantiene su aspecto, la piel y el brazalete pierden brillo. Lara apunta a la cabeza de Ron con la pistola.

– Fin del juego.

Él la mira con odio desde el suelo, sin saber cómo reaccionar al ver que una joven ha echado a perder meses de trabajo intentando conseguir una de las armas más poderosas del mundo. Lara respira profundamente y lleva el dedo hacia atrás, empujando el gatillo. Un sonido seco y metálico se escucha, y entonces Lara descubre que la pistola está descargada. Se ha quedado sin balas tras dispararles a todos. Ron empieza a reírse, de tal forma que le provoca hasta agonías. Entonces ella le propina otra violenta patada en la cara. Antes de que pueda reaccionar, Lara le coge el brazalete y huye, dejando la espada en el suelo. Sabe que sin el brazalete, no podrán cogerla. Recorre el camino que se alza en el agua en dirección contraria esta vez y sale al exterior. Allí están Luke y otro soldado. Por suerte, no están mirando la entrada. Así que Lara se cuelga por la cuerda atada al vehículo y cruza al otro lado. Le golpea con fuerza en la columna vertebral, le roba la pistola y le golpea en la cabeza también. Se guarda la pistola en su funda y libera a Luke. Se abrazan durante un instante.

– Pensé que habías muerto... –dice casi sollozando.

– Tengo un recuerdo confuso de aquello. Recuerdo un fuerte dolor en la pierna, perder el conocimiento y despertar en el campamento.

– Ahora ya no importa. Estamos bien; y estamos juntos.

– Deberíamos irnos.

– Sí. Tengo el brazalete; sin él, la espada no sirve de nada.

– Eso significa que van a buscarnos.

– Con todas sus ganas.

Luke sonríe. Lara le devuelve la sonrisa.

– Seremos más rápidos.

Se suben a uno de los vehículos, Luke conduce. Lara encuentra sus cosas: radio, piolet... Luke gira la llave, pisa el acelerador y da la vuelta, ya que el coche estaba encarado hacia la entrada al templo. Se alejan de la zona cuando un disparo perfora el cristal de atrás, atraviesa el coche pasando muy cerca de la cabeza de Lara y sale por el cristal delantero. Lara vuelve la cabeza hacia atrás para ver a Charlie y a Ron subir a otro de los vehículos.

– Nos van a perseguir.

– Intentaré perderlos de vista. Si se acercan, cúbreme, Lara.

Se alejan por el camino entre los árboles lo más rápido que pueden, y el otro coche está bastante lejos de ellos. Sin embargo, de pronto se escucha un sonido extraño y el coche hace una pequeña ese en el trayecto.

– ¡No! –maldice Luke–. Nos han alcanzado a una rueda.

Lara se asoma y ve cómo el vehículo enemigo se acerca cada vez más. Están perdiendo mucha velocidad. Dispara a ciegas hacia atrás, y escucha algunos cristales resquebrajarse. Desea haber alcanzado a alguno de los dos, pero el coche no se detiene. Tras unos metros, Charlie y Ron se ponen a su altura. Charlie conduce, Ron dispara. Luke, sin soltar las manos del volante, se agacha para que no le alcance ninguna bala. Lara hace lo mismo, pero de vez en cuando levanta sus pistola para ver si le alcanza a alguien. Los coches se chocan, provocando fuertes sacudidas en el interior. El coche de Charlie empuja al coche de Luke, acercándolo al borde del acantilado. Pero Luke acelera y logra desestabilizar al vehículo enemigo, que esta vez es él quién está cerca del borde.

Sin embargo, Charlie endereza correctamente y vuelve a posicionarse en zona segura. Esta vez van uno detrás del otro, coincidiendo con la repentina estrechez del terreno. Cuando el espacio se vuelve a ampliar, el coche de Charlie se coloca de nuevo a su altura. Lara, para sorpresa incluso del propio Luke, abre la puerta y salta al vehículo enemigo. Entonces se sujeta de la ventana y dispara a las dos ruedas del lado izquierdo. El vehículo en seguida pierde velocidad, y Lara ve cómo los neumáticos se van deshinchando antes de regresar al coche. Cuando va a cerrar la puerta, ésta es arrancada de cuajo por el coche de Charlie, que se encuentra ligeramente por detrás. De las ruedas brotan chispas, al rodar contra la tierra dura.

De pronto, cuando parece que la ventaja que Luke le ha sacado a Charlie y a Ron es insalvable, estos arremeten con todas sus fuerzas contra el lateral del vehículo, casi golpeando a Lara y el coche cae rodando por el barranco. Lara salta más o menos a tiempo, pero se llena de rasguños. Tose y se levanta con agilidad. Las voces de Charlie suenan cercanas: están bajando del coche. Se acerca al vehículo, volcado y chocado contra un tronco, y se asoma boca abajo para intentar sacar a Luke. Sale humo, por lo que parece que pueda explotar.

– Vete –le dice Luke, con la voz entrecortada–. Llévate ese brazalete y asegúrate de que no lo encuentren nunca.

Lara intenta levantar un poco el vehículo, pero apenas lo logra y sabe que sus enemigos están cerca.

– Finge estar inconsciente si no quieres que te maten –le dice.

– Ya me las arreglaré. ¡Ahora corre!

Lara lo hace. Echa a correr como si le fuera la vida en ello. Aunque, sin embargo, así es. Si la cogen la matarán, ya no necesitan nada de ella. Ahora sólo les importa el brazalete. Debe esconderlo; pero... ¿dónde? ¿En qué lugar de un bosque puede encontrar un escondite para un brazalete y luego poder llegar hasta él? Mientras lo piensa, no deja de correr y buscar un escondite a su alrededor. Tras un buen rato corriendo, entre los árboles infinitos aparece agua. Es un lago, y acabo en una cascada. Bajo ella la corriente continúa su discurso: un río. Antes de caer la cascada, Lara ve un tronco atravesado. Se acerca corriendo a él y ve que está hueco; así que, sin pensarlo dos veces, mete el brazalete dentro. Pero sabe que si se queda allí quieta la descubrirán, así que se espera a estar en el campo de visión de Charlie para echar a correr. Él cae en la trampa y la persigue, dejando el brazalete escondido atrás.

– ¡No corras, Lara! –grita Charlie a su espalda–. Estás yendo directa a los refuerzos.

De pronto se alza entre la vegetación una construcción de metal oxidado. De ella se asoma un hombre con un rifle de madera. Lara se agacha y se cubre tras un árbol, desenfundando su pistola, mientras el fuego llueve hacia ella. Pero entonces Charlie dispara su arma, y casi le alcanza. Sabiendo que no puede pararse, Lara dispara al hombre del rifle  acertando en el pecho. Corre hacia él, recoge el rifle y, sin detenerse y sin saber lo que hay al otro lado, abre la puerta de la construcción.

Enemigos y más enemigos empiezan a atacarle; pero ella les dispara sin detenerse y cruza la sala sin haberlos abatido a todos

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Enemigos y más enemigos empiezan a atacarle; pero ella les dispara sin detenerse y cruza la sala sin haberlos abatido a todos. En la siguiente sala se encuentra con más, pero logra esquivarlos y abate a dos de ellos. La carrera por la supervivencia ha comenzado. Cuando el rifle se queda sin balas, lo suelta y dispara con su pistola. En menos de dos minutos se ha cruzado el edificio entero. Sale por una ventana y se mete de cabeza en unos arbustos cercanos. Deja pasar unos minutos antes de salir. Parece que todo está en calma.

– Debo ir a recuperar el brazalete, a reunirme con Luke y salir de aquí.

Susurra antes de enfundar la pistola. Mira al cielo: pronto anochecerá. Tiene que darse prisa.

Tomb Raider. Fantasmas del pasado [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora