Capítulo 12.

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Presente
Sale a la calle. Está en plena noche, deben ser las diez. Además, la lluvia es intensa. Con rapidez busca a Jamie en sus contactos y llama. Al cabo de algunos segundos, se oye a Jamie al otro lado del móvil.

- Jamie...

- ¿Lara? ¡Por favor! ¿Estás bien? Me tenías preocupado...

- Con razón. Unos hombres me habían secuestrado pero he logrado escaparme.

- ¿Cómo dices? Espera... ¿donde estás? Voy ahora mismo a buscarte...

- Ese es el problema, que no sé donde estoy...

- Vale. Calma, vamos a relajarnos. Mira a tu alrededor e intenta buscar un punto de referencia: un bar, un cartel, una tienda...

- De acuerdo.

Levanta la vista pero sólo ve que cocheras iguales que de la que acaba de salir.

- ¡No hay nada, sólo garajes y paredes! Voy a moverme a ver si veo algo, no cuelgues...

- Está bien.

Camina por el ancho pasillo que la separación de las cocheras formaba, en busca de la salida. Tras llegar al final, gira la esquina. Es el último pasillo; ya puede ver la calle y la gente pasar. Avanza por el y llega hasta la calle. Se asoma y choca con un señor.

- ¡Ah! Disculpe...

El hombre pasa de largo y ella recoge el móvil del suelo, que se había caído al chocarse con el señor, que sostenía un paraguas negro.

- Jamie, ¿sigues ahí?

- Sí, aquí estoy. ¿Ya has encontrado algo?

- No, aún no.

Camina por la acera, cruza el paso de cebra y gira la primera esquina. Al final de la paralela se puede distinguir a pesar de la lluvia un cartel luminoso. Un bar. Se acerca para ver mejor el nombre:

- Jessie's. ¡Así se llama el bar!

Esperaba una respuesta de Jamie cuando, de repente, una furgoneta negra llega a toda velocidad. Ella, tan segura como siempre, se gira para observar sus movimientos. En efecto, se para justo a su lado. Ella, sin dudarlo, apunta al conductor con la pistola.

- Ni te muevas...

La negra ventana del conductor baja y puede ver su rostro. No lo conoce, pero le suena de algo. Un hombre alrededor de los 30 años, rubio, de ojos verde esmeralda. A pesar de las oscuridad de la noche, la luz de la farola lo enfoca de lleno. Y, además, un recuerdo lejano le ayuda a conocer mejor sus rasgos.

- Cálmate, Lara.

El hombre la conoce, o al menos sabe su nombre.

- ¡Márchate! ¡Déjame en paz!

- Ya me gustaría. Pero no puedo... tienes algo que me pertenece.

A pesar de estar dudando sobre que contestar, decide aclarar las cosas:

- ¿Cómo? ¿De que se trata?

- Intenta recordar el momento en el que despertaste, bajo el agua. Fíjate bien e intenta recordar si llevabas...

No pudo terminar. De pronto, las sirenas del coche de policías retumbaron por la calle.

- Me alegra volverte a ver.

Tras estas palabras, sube la ventanilla y se marcha con rapidez. Justo en ese momento el coche patrulla llega hasta ella.

- ¡Creo que sí es ella!

Comenta un policía a otro mientras ambos se bajan del coche.

- ¿Lara Croft?

- Sí, soy yo.

- Baja el arma, tranquila. Ya ha pasado todo, estamos aquí.

Se suben al coche y arrancan el vehículo rumbo al hospital. De camino, los agentes le hacen varias preguntas que ella va contestando. Al final, todo se oscurece hasta volverse negro...

Pasado
Luke y Lara habían disfrutado de carne asada recién hecha. Corren el riesgo de ser descubiertos por culpa del fuego, o que este sea apagado por el viento que sopla con intensidad, anunciando tormenta. Ahora, ella, mirando al fuego, se replantea su vida. Sí, ya ha pasado antes por una situación así; sola, en medio de un bosque, perseguida, herida, desorientada, con mal temporal... aquella vez había salido bien, vale, pero esta vez no tenía porque estar la suerte con ella de nuevo. Al menos ahora no tiene que rescatar a nadie, Luke está junto a ella y no queda nadie más. Bueno, Charlie, principal razón por la que se encuentran ahí. Pero la otra vez eran muchos más... sobretodo por Sam, que había sido tomada como la reencarnación de una reina. En fin, no le gusta recordar aquel viaje, así que se aleja de sus pensamientos y aparta la vista del crepitante fuego. Luke, al borde del precipitó, observando la lejanía. Lara se levanta y se acerca a él.

- ¿Qué miras?

- Fíjate en aquella montaña. Hay luz, ¿lo ves?. Mucha para un campamento. Además, si te fijas bien, puedes intuir la silueta de una casa. Una cabaña posiblemente. Tenemos que ir allí; aquí no tenemos ninguna posibilidad...

- ¿Qué? ¿Estás loco? ¡Si hay luz es porque seguro que hay alguien! Sí vamos allí lograremos que nos maten...

- Prefiero que me disparen en la frente que no a ser arrastrado por el viento y acabar muriendo tras tres días sufriendo, ¿sabes?

Tras meditarlo un momento, Lara contesta.

- De acuerdo, vamos hasta allí. No será fácil subir, además, no tienes la pierna en perfectas condiciones...

- Por eso he pensado algo. Ve tu primero, despeja la zona y entonces regresas a por mí. Sé que es peligroso; pero si a ti se te ocurre algo mejor, adelante.

Lara asiente con la cabeza. Recoge los utensilios y armas y comienza a descender por la pared de roca hasta encontrarse de nuevo en pleno bosque.

Presente
Lara abre los ojos. De nuevo en una habitación de hospital, como al principio de todo. Se levanta y se queda sentada en la camilla durante cinco minutos, mirando por la ventana. Sobre una silla tiene su ropa; y sobre un mueble, la bandeja de comida. Tras comer y vestirse, abre la puerta y se asoma al pasillo. Se acerca hasta secretaría y pregunta:

- Hola, soy paciente de esa habitación. ¿Puede llamar a algún contacto que tenga asignado?

- Claro.

Dice la secretaria. Tras buscar unos minutos comenta:

- Sólo tienes como referencia la policía y un número privado. ¿A cual llamo?

- Al privado.

Seguramente sea Jamie. En efecto, es el, que habla con la secretaria. Esta, tras colgar, le dice que pronto vendrá a por ella. Lara, mientras, se sienta en una silla, esperando.

Tomb Raider. Fantasmas del pasado [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora