Capítulo 39.

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Presente
Lara dispara a otro en la cabeza. Ya está cerca de la entrada. Alguien de pronto la embiste y la tira al suelo. Forcejean y repentinamente una bala a gran velocidad atraviesa su cabeza. Se quita el cadáver de encima y le agradece a Olivia con un gesto de la mano. Se coloca en la recta que lleva a la entrada. Es el momento. Entonces recuerda el enorme vacío que hay entre la entrada y el suelo. ¿Cómo pretende saltarlo esta vez? Ya no puede contar con el coche, pues sigue en el otro lado pero ya no hay cuerda que conecte ambos lados. Debe haberla cortado Tolland una vez ha llegado al otro lado, con el fin de que Lara no pueda pasar. Sólo se le ocurre una idea. Coger carrerilla y saltar lo más fuerte que ha saltado nunca. Aún así no sabe si llegará. Pero no queda otra opción. Corre con todas sus fuerzas y se prepara para el salto. En ese momento un sonido extraño corta el aire. Algo pasa a centímetros de su cara; y en cuanto pasa por delante de ella, puede ver que se trata de un cohete. Lara frena en seco; pero ya es tarde, el cohete impacta en el coche y en la roca de la montaña, explota y Lara sale despedida hacia atrás.

El hombre se acerca hasta ella, tendida en el suelo, y suelta el lanzacohetes para desenfundar una pistola. Entonces recibe cuatro disparos en el pecho. Cae fulminado, y hasta ella llega esta vez Ray.

– Lara, venga... –le pega suaves palmadas en la cara.

Ella abre los ojos despacio.

– ¿Estás bien?

– Aguantaré –se incorpora con cuidado.

Se pone en pie y se sacude la ropa.

– ¿Qué vamos a hacer ahora? –pregunta ella, limpiándose un poco de sangre en el brazo.

– Quizás haya una manera de bajar al templo desde la torre que hay en la montaña –propone Ray.

– Espero que sí...

– Venga, vamos a ello.

Corren los dos hacia la subida hasta la torre, pero se topan con cuatro camiones. Se agachan tras unos arbustos mientras observan como empiezan a bajar soldados. De uno de ellos baja una cara que le resulta familiar. Lo ha visto antes. En el ataque a la comisaría. Era el líder del ejército. Justo detrás, como para corroborar sus recuerdo, baja el soldado blindado que también estaba en la comisaría, sujetando su minigún.

– Ese maldito tanque otra vez... –susurra ella frotándose los ojos.

Ray la mira sin entender. Vuelve la vista a los camiones.

– A simple vista cuento unos diecisiete soldados. Uno de ellos blindado... –suspira hondo–. Lo siento, pero es imposible pasar por ahí.

Lara observa los soldados fijamente, y Ray duda de que le haya escuchado. Entonces suspira y responde:

– No, no es imposible.

– ¿Qué pretendes, salir ahí y liarte a tiros?

Lara lo mira y asiente lentamente.

– No voy a permitirlo. ¡Es un suicidio!

– No te he pedido permiso.

Así, agachada, se mueve por el arbusto hasta el tronco de un árbol. Ray la mira impotente mientras ella se acerca cada vez más a los camiones.

– Tengo que hacer algo...

Ray suspira hondo y se descuelga la ametralladora. Se pone en pie y dispara una ráfaga ininterrumpida, abatiendo a varios soldados y llenando el ambiente del sonido metálico que provocan las balas al chocar con el metal de los camiones. Tras esta ráfaga, Ray se esconde tras el tronco de un árbol. Todos los soldados centran su fuego en él, descuidando por completo la parte de atrás, por la que avanza Lara. Se detendría a dispararles a todos ellos, uno por uno; pero tiene prisa. El tiempo se agota. Tolland ya debe estar en la fuente de energía. Rezando para que no hieran a Ray, sigue subiendo por la superficie rocosa de la montaña. Ante ella está la enorme torre de piedra.

Tomb Raider. Fantasmas del pasado [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora