Capítulo 16.

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Presente
Al instante, Lara sale del agua helada en la que acababa de caer. Con el cuerpo temblando, rebusca en un bolsillo hasta dar con un mechero. Como puede, enciende un rápido y pequeño fuego con unas piedras de fácil prendimiento que había cogido de emergencia; y luego las acompaña con otras más grandes. Se quita la chaqueta roja y los guantes y se frota las manos, sentada al lado de aquella hoguera improvisada. Había sobrevivido a la avalancha, pero ahora podía morir de hipotermia. Se recupera al cabo de unos minutos y se vuelve a poner la chaqueta roja. En este momento se percata de que le falta el gorro y las gafas. Ni loca va a volver a meterse en aquella laguna helada para recuperar sus objetos. Ahí donde están, ya están bien. Entonces empieza a buscar la manera de salir de la cavidad rocosa. No tarda en darse cuenta de que el único camino es aquella gruta a su derecha, ya que del agujero de donde ha caído está demasiado alto. Se decide a continuar por éste camino. La cueva conduce hasta una sala circular, pequeña y fría. En el centro, una caja larga hecha de roca, partida en varios puntos y con varias grietas que se extienden a lo largo de toda... la tumba. Lara pronto identifica símbolos funerarios, apartando toda duda: se trata de una tumba. Ya ha profanado alguna durante su vida; de hecho, cuando estuvo en la isla tuvo que hacerlo para poder sobrevivir y encontrar a su amiga Sam, tomada como la reencarnación de una antigua reina. ¡Precisamente tiene que acordarse de aquel trágico suceso! Ya puestos a olvidar momentos de su vida, ese podría ser uno. O... quizá no. Aquello la ha hecho más fuerte, aunque ya ves para lo que le ha servido... ahora lo ha olvidado todo. Y le cuesta mucho apretar un gatillo. Si recupera la memoria, se ve mucho mejor que nunca: fuerte, lista y valiente, pero a la vez paciente y prudente. La combinación perfecta. Si recupera la memoria, claro... Observa la tumba, iluminándose con su tubo fluorescente de luz naranja. Lo de profanar tumbas ya no va con ella, pero como ya está abierta... Sólo encuentra un cadáver sucio, de hace a saber de años. Junto a él, lleno de polvo, un arco y una vieja aljaba con unas cuantas flechas. Había pequeños restos de oro.

–  Al fin y al cabo, todo el mundo busca lo mismo...

Piensa Lara en voz alta, cogiendo una de las pepitas de oro. Justo delante de ella, un rígido túnel que subía por la pared rocosa hasta ponerse en vertical. Aquella era su vía de escape. Coge el arco y las flechas, se cuelga la aljaba y sube por el túnel. Al fin se encuentra de nuevo en la nieve. Observa a su alrededor y se reubica. Está a pocos metros del bosque, así que coge camino. No tarda en llegar. Un simple bosque, sombrío y nevado, con un lago por allí. El lago que ella está buscando. Pronto encuentra el río que conduce hasta el lago. Sólo debe seguirlo y pronto estará donde quiere estar. Pero, destacando en la blanca y pura nieve, encuentra algo inquietante... El cuerpo sin vida de un ciervo yace frente a ella. Su primer pensamiento es que ha sido atacado por algún animal salvaje, pero encuentra dos orificios de bala. No está sola en el bosque, y la caza está prohibida por aquella zona... Teme que el rubio la haya descubierto y seguido de alguna forma...

 Teme que el rubio la haya descubierto y seguido de alguna forma

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Continúa adelante, con el río congelado a su izquierda. Se siente congelada, y preocupada. Justo entonces se encuentra un campamento. Sorprendida, busca un lugar donde esconderse. Deja pasar cinco minutos hasta asegurarse de que no hay nadie. Ni voces, ni ruidos. Lo investiga rápidamente. Muchos suministros, una hoguera apagada en el centro y unos ocho sacos de dormir. Justo entonces oye a alguien acercarse, hablando. Eso le asegura que, como mínimo, hay dos. Prepara una flecha y se pone con el arco apuntando hacia la entrada de la tienda de campaña donde se encuentra. Espera, paciente, pero con el brazo temblando un poco. La voz se aproxima a ella. Al abrir la tienda de campaña, el hombre grita:

– ¡Está aquí!

La frase que Lara estaba esperando para abrir fuego. Una flecha certera en la frente y otras dos en estómago y cuello a los otros dos, que habían sacado su arma, aunque sin éxito. Cree que lo ha limpiado todo y se dedica a saquearlos en busca de algo interesante. Pero el de la flecha en la barriga hace un esfuerzo y avisa a los demás por walkie.

– ¡Está en el campamento! ¡Todos de vuelta!

Sus últimas palabras, ya que justo después recibe una flecha en la cabeza, lanzada por Lara a pocos metros de ahí. Recoge todas las flechas lanzadas y las guarda de nuevo en el carcaj.

– Tengo que darme prisa.

Huye del campamento siguiendo el río cuando, de pronto, oye voces. Obligada, se desvía del camino, pero también ve a gente moverse. Se siente acorralada y mira a su alrededor, evaluando la situación. Se queda mirando a un árbol y sonríe.

Tomb Raider. Fantasmas del pasado [editando]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora