✧ Entre Mundos ✧ [Hiro Hamada x Tú]

💫 C a p. 1 💫

♥️ Narras tú ♥️

¿Por qué las cosas más sorprendentes y mágicas, no son reales? ¿Por qué nada es real?. La realidad es muy aburrida... Todo sería mejor si pudieran pasarnos cosas mágicas e irreales, por lo menos, una vez en la vida. De esta, quizás todos seríamos diferentes. Quizás el mundo entero sería diferente...

Para ese momento, me encontraba sentada en mi pupitre; mirando a algún punto sin especificar... Pues me encontraba perdida en mis pensamientos, y no tenía idea de lo que estaba sucediendo a mis alrededores.
Ni siquiera había alcanzado a escuchar los llamados de mi compañera.

¿?: ¿_____? ¡Hey, estúpida! --. Decía la joven Amanda, toqueteando levemente mi hombro para intentar sacarme de aquél "trance". Y cuando lo logró, me giré levemente para poder verla. -- Haz estado así casi toda la maldita clase, ¿Te sucede algo? --

-- Ah, ¿En serio? --. Cuestioné, haciéndome la idiota por un momento. Claramente no quería decirle en qué había estado pensando.
Estiré mis brazos hacia arriba, y a la vez solté un pequeño bostezo.

Amanda: ¿En qué pensabas?. Te conozco; debió de ser algo muy profundo --.

-- Pues... -. Murmuré, pensando en qué responderle con exactitud para que dejara de preguntarme sobre el tema. Bien sabía que, si no la convencía con mis palabras, seguiría preguntando.
Por suerte, justo tocó el timbre que indicaba el fin de clases; así que terminé usando la excusa de que debía de irme rápido, por tal motivo. Me levanté, guardé mis cosas dentro de mi mochila y me despedí de Amanda mientras poco a poco me alejaba.
Salí a paso rápido del salón, y caminé entre los estudiantes hasta poder salir por completo de aquél edificio.

Era realmente un lindo día; estaba soleado, no hacía frío y además, había sido el último día de clases.
Ya tenía muchas cosas planeadas para hacer en vacaciones... Como dibujar, leer y demás.

De camino a casa, no dejaba de pensar en todos aquellos personajes que tanto me gustaban... Claro, la mayoría eran ficticios. Lamentablemente, no existían; pero... Es lindo soñar/imaginar que si lo son, ¿Saben?.
En especial, en mi mente, se encontraba aquél muchacho de cabellos desordenados y oscuros; de unos ojos claros y de una inteligencia realmente impresionante para su edad. Si, Hiro Hamada.

Al llegar a casa, abrí la puerta con mis llaves. Sabía que mi madre no estaba; estaba teniendo bastante trabajo últimamente así que no se pasaba mucho tiempo en casa.
Y, mí padre, se encontraba en su propia casa. Cuando era pequeña, mis padres se divorciaron, y terminé prefiriendo vivir con mi madre. Siendo sinceros, estaba realmente aliviada por haber decidido aquello, ya que en ese tiempo, mi padre había cometido un gran error; y ahora, me estaba perdiendo por culpa de su actual pareja.
Lo sé, mi vida es todo un lío.

Subí las escaleras hasta mi habitación, mientras poco a poco me iba quitando la mochila de la espalda. Una vez estuve dentro,  cerré la puerta detrás de mí y dejé mi mochila sobre la silla de mí escritorio.
Me tumbé sobre mí cama, con una sonrisa en mis labios. Había estado esperando este día desde hace ratos...
Este año había sido bastante agotador; lleno de muchas de cosas... Desde decepsiones amorosas, problemas familiares, amistades nuevas, pérdida de amigos... Y demás. Suponía que ya era tiempo de descansar.

Cerré mis ojos, disfrutando de aquella tranquilidad que duraría por unos meses.
Pero, de repente, comencé a escuchar ruidos por el jardín, algo que me extrañó bastante... No tenía mascotas, así que, ¿Qué era eso?.

Extrañada, me levanté de la cama y antes de ir a ver qué sucedía, me cambié de ropa.
Una vez lista, salí de mí habitación, bajé las escaleras y salí por la puerta trasera, hacia el jardín.