C a p. 19 ⭐

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♥️ Narras tú ♥️

Habían pasado aproximadamente dos horas después de todo lo ocurrido. Había entrado en una especie de "shock" por  lo que acababa de suceder en aquél mágico mundo, ya que sinceramente no podía creerlo. Por primera vez había estado en una lucha de vida o muerte, donde el "objetivo" era yo, y que hubiera sido bastante ilesa me sorprendía demasiado. Estaba segura que las cosas habrían sido distintas si yo sólo hubiera sido un blanco secundario, pero ya estaba bastante claro que era una de las personas más importantes, para todos. Soy la protagonista de la historia, y aunque eso suene bien, diría que no lo es del todo.

Jack: No ha dejado de mirar la ventana desde que llegamos. ¿Llamamos a un doctor? --. Habló el albino en cierto tono de broma mientras me observaba, y tenía razón. Desde que habíamos llegado al polo Norte, a "La Guarida de Santa Claus", me había quedado mirando a través de un gran ventanal mientras pensaba. El único paisaje era una gran cantidad de nieve, pero en vez de aburrirme, me relajaba en cierto modo.

Conejo: Dejala ahí, parece estar tranquila... No cualquiera pasa por algo así. Menos un humano de su mundo --. Le respondió, volviendo a concentrarse en aquél gigante globo terráqueo que se encontraba en la sala. Varias luces se mantenían encendidas en él... Algunas se apagaban, y otras volvían a encenderse.
Norte había dicho que lo mejor sería estar allí, y por eso mismo habíamos ido, incluyendo al azabache de cabellos oscuros, a Kaito y a Shetakki. Mientras tanto, en la ciudad de San Fransokyo; en el lugar donde se había llevado acabo de pelea, se habían quedado varios ayudantes, tanto de Norte como del hada de los dientes. Supuestamente, estaban encargándose de todo el daño hecho.

Mientras los Guardianes hablaban respecto a Pitch, y lo que podría llegar a pasar después; Hiro se acercó a mi, y colocó su mano sobre mi hombro de manera delicada, pudiendo lograr sacarme de mis pensamientos. Me volteé ligeramente para verle, y este sólo me sonrió de manera leve, sin decir nada.
Suspiré de manera pesada, dejando caer mi cabeza sobre su hombro de manera delicada. Estaba segura que pronto me acostumbraría a tanto movimiento, era solo cuestión de tiempo.

-- ¿Lo hice bien, verdad?... Ahg... Dejé ir a Pitch... --. Expresé en un suave tono de voz y con cierta molestia, sin quitar la mirada de aquella ventana.

Hiro: _____, estuvo mejor de lo que todos esperábamos. Y, no importa que se haya ido... Después de todo, fue algo imprevisto; nadie estaba realmente preparado. Fue bueno que se fuera --. Respondió en lo que me daba sutiles caricias en la espalda. Era bueno tenerle a él en momentos como aquellos; en los cuales sentías que te ibas a derrumbar de tantos sucesos como esos... Hiro podía llegar a ser una gran compañía, y sólo su presencia, podía llegar a transmitirte una linda paz Interior.

El azabache me dió unas pequeñas palmaditas en la espalda, y me separé de él. Acto seguido, me acerqué a los demás Guardianes con el fin de unirme a la charla. Hiro me imitó.

Jack: Entonces tendré que decirle a Hipo, ¿Verdad? --. Norte asintió levemente con la cabeza, y Jack se quejó levemente.-- Maldición, ¿Por qué Berk está tan lejos?...

Norte: Hace tiempo que no vas para allá, no te quejes... Hada, tu encárgate de que la noticia llegue a Arendelle. Mientras más seamos, mejor será... --. Fueron sus últimas palabras antes de marcharse del lugar. Seguramente iría a su oficina.

-- ¿Hay algo en lo que pueda ayudar? --. Pregunté, mirándolos. Claramente no quería quedarme sin hacer nada. De seguro habría algo ir podría hacer.

Conejo: Ustedes regresen a San Fransokyo, ¿Si? Nosotros nos encargaremos --. Me respondió, dando un pequeño brinco hacia mí para después colocar una de sus patas sobre mi hombro de manera amistosa.

-- De acuerdo --. Miré a Conejo, y pronto llevé mi mirada al azabache; quien se encontraba junto a mi. -- Vamos a buscar a los chicos --

[...]

Kaito: Bueno, ¿Y ahora qué? ¿Esperamos? --. Cuestionó mirando al techo; estando recostado levemente sobre la silla.
Habíamos tomado una de las mesas del café, y nos habíamos sentado allí. No hacía falta decir que Tía Cass se había molestado en traernos algunas cosas para comer.

Hiro: Y si, menso, ¿Qué más quieres? ¿Ir a buscarlo? --. Respondió el azabache, tomando una galleta del tazón, para acto seguido empezar a comerla tranquilamente.

Kaito: Claro que sí, ¿Sabes la paliza que soy capaz de darle a Pitch?... Se quedaría traumado para toda su vida --. Expresó como si nada, dando cierto aire de superioridad. Ante esto, no pude evitar reírme de una forma leve, a lo que Kaito se me quedó mirando con duda. -- Ah, ¿No me crees? --

-- Ni tu te lo crees, Kaito... --. Murmuré como respuesta, mirando al pelinegro con una sonrisa; sin enseñar mi dentadura en ningún momento. Kaito abultó sus labios, se cruzó de brazos y miró hacia otro lado; dándome a entender que yo tenía la razón, pero que no iba a aceptarlo.
Estaba segura que, ese estaba siendo uno de los momentos más tranquilos luego de lo ocurrido. Debería de disfrutarlo.

Decidí voltear un poco mi cabeza para ver a Hiro, e inesperadamente, me topé con su mirada puesta en mí. El pelinegro al notar esto, rápidamente desvió su mirada hacia otro lugar; queriendo hacer parecer que no había pasado nada. Ante esto, simplemente sonreí con amplitud; a la vez que negaba levemente con la cabeza. Hiro, ¿Por qué eres tan obvio?.

Shetakki no había dicho mucho en todo ese pequeño rato. Se la había pasado comiendo unas galletas en forma de gatito, y de vez en cuando participaba en nuestra charla.

Kaito: Como que... Siento mucha tensión por esta zona --. Dijo, refiriéndose al lugar en donde Hiro y yo nos encontrábamos sentados; uno junto al otro. -- Ya basta de las miraditas, me ponen nervioso --

Mis mejillas no tardaron en tomar color ante las palabras del contrario, y rápidamente le dirigí una mirada de enfado a este. Ya me había dado bastante vergüenza... Además, no tenía por qué decirlo frente a Shetakki.

Shetakki: Chicos, ¿Pensaban que no nos daríamos cuenta? --. Habló la menor, mientras buscaba otra galleta en el tazón.
Abrí mis ojos un poco más, sintiendo una vergüenza mucho mayor a la anterior. Ambos jóvenes nos habían descubierto, y eso que Hiro y yo no teníamos nada.

-- Voy al baño --. Dije mientras me levantaba de la silla casi de un salto; pasando junto esta para después, encaminarme rápidamente hacia las escaleras.

Kaito: ¡No siempre podrás escapar de tus problemas, _____! --. Se expresó un tono divertido, pero a la vez de burla. Aún así, no dije nada; sólo rodé los ojos y seguí mí camino hacia la segunda planta.
Ni me había atrevido a mirar a Hiro en esos momentos... Ya se imaginan el nivel del vergüenza. Supuse que lo mejor sería irme de allí, antes de que Kaito o Shetakki siguieran hablando del tema.

Subí las escaleras hasta el cuarto de Hiro; lugar donde dejé salir un largo suspiro mientras me dejaba caer sobre la cama, boca abajo. Aún sentía las mejillas arder.

¿?: Después de todo, no eran tan ciegos como pensaba... --. Se escuchó una conocida voz, por lo que no me molesté en levantarme a ver de quien se trataba. Era Tadashi, y se encontraba recostado sobre su cama mientras leía un libro. Al parecer, aún fallecido, no había dejado esa costumbre.

-- Lo viste todo, ¿Cierto? --. Murmuré, levantándome un poco para darme la vuelta, y quedar recostada boca arriba. -- Qué vergüenza --

Tadashi: Así es... El rostro de mi hermano fue un poema, y no tienes por qué avergonzarte... Es algo normal a su edad --. Respondió; levantándose de la cama y guardando aquél libro en una estantería, entre los demás libros. Acto seguido, se acercó hasta a mi mientras me miraba con una sonrisa burlona.-- ¿Por qué no se lo dices? --

-- ¿Decirle qué? --

Tadashi: Que te gusta --

-- Cállate --




✧ Entre Mundos ✧ [Hiro Hamada x Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora