Capitulo 28

960 48 7
                                        

(3ra persona)

Corría y corría alejándose de todos, sus piernas parecían saber el camino. El suelo aun estaba húmedo dejando sus huellas bien marcadas, pero no era en vano. Quería y deseaba ser encontrado. Sentía como la cena que acaba de ingerir se retorcía aun en su estómago, y amenazaba con salir de su boca. El nudo en la garganta no le permitía gritar o emitir sonido alguno.

La luna brillaba en el cielo y las estrellas parecían iluminar su camino, ya no le importaba a donde iba, solo estaba buscando algunas respuestas.

Como si el universo estuviese respondiendo a sus pedidos, al detenerse puede presenciar una chica. Se encontraba acostada, mirando hacia arriba. Sus ojos brillaban de color rojo indicando ser Alpha, sus manos estaban rojas al igual que sus ojos, y se le veía desconcertada. Traga saliva y saca las garras. Camina lentamente hacia ella.

Su pie parece romper bajo el una rama, pues el sonido crujiente parece alarmarla, y voltea mirándolo a los ojos. Pero no se la ve asustada, solo se la ve perdida.

Porque así era. ____ _____ estaba perdida en una realidad irreal, dejándose llevar por la soledad que ahora sentía y la tristeza. No tenía ya fuerzas ni para sentir miedo o alertarse ante el enemigo. Sabe con certeza que es un beta quien esta parado frente a ella, en posición de ataque. Pero no se inmuta. ¿Porque lo haría? ya no tenía a nadie, su cuerpo y alma ahora caminaban desnudos y vacíos, solos. Allí, en el fondo de su corazón, donde algunas emociones todavía luchaban para no desaparecer, yacía el arrepentimiento. Si hubiese sido lo suficientemente fuerte para combatir la ira que nacía en ella, para luchar contra el monstruo que dormía ahí en el fondo y ahora estaba despertando, no hubiera matado a Nathan. Todavía seguiría siendo la misma chica que amaba a su padre, que amaba hablar y vivía con la necesidad de ser útil, de ayudar. Sería la misma chica que amaba a sus amigos, a los nuevos que ahora tenía gracias a su papá.

Pero esa chica ya no parecía existir,o por lo menos estaba retenida en alguna parte, pidiendo salir. Es algo muy seguro que si ella estaría aquí, sentiría algo mucha más fuerte que solo vacío.

-¿Quien eres?- pregunta el joven lobo, aun algo atemorizado ante el Alpha que tenía frente a él. No debía bajar la guardia, pues ella podría moverse en cualquier momento.

-¿Yo?- ríe ella débilmente, apenas en un susurro -Ya no lo sé. Solía hacerlo, pero no lo se.

Él recrea una mueca.

-No te muevas- exige él, ignorando los temblores de ansiedad y nervios- Quédate donde estas.

-¿Porque me movería? Mira, ven- lo llama con la mano y señala el cielo -La estrellas están hermosas hoy.

-¡Ya no hables!- chilla el Beta, atemorizado por la locura de la loba que tenía en frente -V-Voy a matarte- tartamudea.

Ella larga una pesada carcajada, seguida de un suspiro repleto de dolor.

-Ya estoy muerta niño...- susurra y cierra los ojos. Levanta los brazos y mira al cachorro que tenía ante sus ojos -¡ANDA! ¡VAMOS! ¡MATAME! ¿¡QUE ESTAS ESPERANDO!? HAZLO. HAZLO. HAZLO- Comienza a gritar con todas sus fuerzas, incitando al lobo primerizo a asesinarla.

Pero era demasiado. La chica no emanaba nada, y sus ojos brillaban con desquicies y locura. El lobo salió corriendo, pero ella siguió gritando. Hasta que su voz solo se convirtió en un murmuro.

-Por favor... mátame- susurra y, cuando ya parecía muy muerta dentro suyo, cuando pensó que no sentiría nada, un dolor punzante y fuerte comenzó a brotar en su interior. Las lágrimas comenzaron a dispersarse alrededor de todo su rostro.

Ya no sabía a quién llamar, no sabía a quién buscar. Su padre... ya no la quería, o por lo menos eso es lo que creía.

Solo un nombre pareció surgir dentro de su cabeza, aunque eran ya falsas esperanzas.
-Isaac...- susurra y abraza su cuerpo, que se hallaba tembloroso y frío -Isaac... Isaac...- comienza a llorar.
¿También lo perdió a él?

______________________________________________________________________________

La luz atravesaba las hojas delgadas de los árboles, formando túneles de luz que parecían incomodar la vistas de la adolescente, quién yacía de forma incómoda en el piso del bosque. Se encontraba aun desconcertada.
Se levanta con esfuerzo, como si su cuerpo pesara el doble, y estira los músculos hasta auto convencerse de poder caminar. Comienza a mover los pies de forma lenta, arrastrándolos, sin saber siquiera hacia donde dirigirse. Observa sus manos y las aprieta con fuerza, el rostro de quien una vez fue su amigo aparece como un fantasma y una nudo en su garganta decidió aparecer.
Visualiza la calle y suspira.
No, piensa, no voy a volver a mi casa. No puedo verle la cara a papá.
La chica, que aun se sentía vacía decidió seguir caminando, y no ver hacia atrás.

Hija de Derek HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora