Capítulo 8: Harry

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Matt pausó el vídeo, y tuve que tratar de ocultar la sonrisa que luchaba por emerger en mis labios. Para nadie es un secreto que, aun en la ficción, somos la pareja perfecta.

- ¿Y bien? -pregunta, escrutándome con la mirada.

- La verdad, no entiendo qué quieres decirme -respondí yo.

¡Por supuesto que sé lo que quieres decir, Matthew! Pero quiero que lo digas tú.

- ¿Qué es esto?

- El sexto capítulo de la segunda tempor... -no me dejó terminar. Me lanzó una de esas miradas, frunciendo el entrecejo, que me hizo ver que no debía continuar con mis bromas.

Así que suspiro y esbozo una de esas sonrisas gatunas que tanto me esfuerzo en inculcar en Magnus, porque sé cuánto le gustan a Matt.

- Es la primera cita Malec -digo al fin.

- Exacto.

Me separo del televisor y me acerco a él, quedándo a unos pocos centímetros, y fijando mi vista en esos ojos verdes que me observaban, y en los que me podía ver reflejado.

- Y quieres una cita Shumdario -digo colocando mi mano sobre su hombro, y dejando pequeñas caricias con el vaivén del pulgar.

Su cuerpo se tensó en cuanto sintió mi roce. Aún le incomodaba que le tocara en público, y aquello fue más visible cuando se encogió de hombros, antes de responder:

- No hemos tenido ninguna.

A veces me cuesta distinguir entre Alec y Matt. Sí, él sonríe más y le encanta hacer bromas; pero ambos son tan vulnerables e... inocentes en ocasiones...

- Pues ya es hora de que eso cambie.

Miro a ambos lados para asegurarme de que nadie del estudio nos observa. El único que se encontraba cerca era Isaiah, y estaba demasiado ocupado discutiendo por el móvil, de espaldas a nosotros.

Así que miro de nuevo a Matt, como pidiéndole permiso con la mirada y, cuando me responde con un brillo de ojos y un rubor en las mejillas; me lanzo a besarle.

Al principio es un beso lento y suave, algo tímido; pero el contacto del uno hacia el otro, y el sabor del contrario, hace que ambos nos lancemos a intensificarlo.

No sabría decir cuánto tiempo transcurrió en ese beso. Tal vez sólo unos pocos segundos, o puede que varios minutos.

Ninguno de los dos pensaba separarse, pero en mi ímpetu, le empujo contra una de las mesas, haciendo que una de las cámaras caiga al suelo.

A pesar de la situación, o probablemente por los nervios de ésta, ambos empezamos a reír.

Isaiah se acerca a nosotros, y se limita a decir entre risas "Todd se va a cabrear".

Pero a ninguno nos importaba. ¿Qué importaba una cámara ahora? Iba a tener una cita con Matthew Daddario.

INSIDE: A Shumdario FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora