🔞 Capítulo 11: Matt 🔞

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Había llegado. Era inevitable. Y, joder, ninguno quería parar.

Tras una noche perfecta juntos, había llegado el momento... Sexo.

Harry me llevó a un motel de las afueras. Al principio me pareció algo cutre, y tenía mis dudas al respecto. Pero todas ellas se desvanecieron al empezar a sentir su cuerpo contra el mío.

Empieza a besarme el cuello, recorriendo mi cuerpo con sus manos. Podía sentirle tan cerca de mí ahora mismo... Su aliento contra mi piel, las llemas de sus dedos palpando cada rincón de mi cuerpo.

Me quita la camisa y la tira al suelo. Luego vuelve a mirarme, con esa sonrisa maliciosa que no había visto hasta hace un par de noches, y que pronto descubrí que era su sonrisa antes de hacer... Bueno, lo que íbamos a hacer.

Trata de agacharse. Pero yo le detengo colocando dos dedos bajo su barbilla y subiéndole.

Hoy no, querido Shum. Hoy, llevo yo el control.

Le quito la camisa a él y empiezo a besarle. Mis labios van de su boca a su barbilla, luego a su cuello, a sus pectorales, a sus abdominales; y siguen bajando hasta llegar al borde del pantalón.

Le desabrocho el cinturón de un tirón, provocando un gemido procedente de sus labios, haciendo que inevitablemente sonría con satisfacción.

Mi boca sigue bajando, besándole aquel lugar que hasta hace poco consideraba prohibido; y dejando mordiscos aún por encima del pantalón, cada uno de ellos, acompañado de un suave um por su parte, que me pone los pelos de punta.

Algo que, supongo, sería difícil de notar; pues Harry me agarraba el cabello con fuerza, instándome a que aumentara el ritmo de mis besos. A que fuera más allá.

Pero ya he dicho... Que esta noche, mando yo.

Me levanto con un rápido movimiento y coloco mis manos en su pecho. Empiezo a caminar hacia la cama, llevándole conmigo y tirándole sobre ella una vez estamos lo suficientemente cerca.

Él se gira para mirarme. Y puedo ver en sus ojos esa lujuría y esa pasión que tanto me gustaban de él. Me deseaba. Y eso... me hacía sentir un auténtico dios.

Me quito los pantalones, regodeándome en la mirada de Harry, que parecía estar comiéndome con los ojos.

Empiezo a bajar mis boxers, tan lento que puedo notar sus ansias, y su nerviosismo porque acabe.

Un centímetro. Dos. Tres. En poco tiempo, mi ropa interior se encuentra en el suelo junto con aquella que ya habíamos tirado.

Le agarro del pantalón.

- ¿Qué haces aún vestido? -bramo atrayéndole hacia mí.

Empiezo a bajarlos. Tan sólo por la parte de atrás; lo más interesante de momento. Y le pego a mí, dejando que note en su espalda el bulto que ahora cargaba conmigo. Eso, le hace jadear.

Es ahora cuando le desabrocho la bragueta. Y él intenta ayudarme. Estaba tan nervioso... Casi parecía muy tierno e inocente, pero ahora mismo no buscaba ese lado de Harry.

Tal vez fuera por el alcohol que me había obligado a beber, o puede que fuera cuestión de tiempo que empezara a necesitar esta clase de cosas. El caso, es que no podía parar. Y tampoco quería hacerlo.

Ahora son sus boxers los que se deslizan hacia abajo por su cintura. Pero, de nuevo, tan sólo la parte de atrás. Eso era suficiente... de momento.

Cojo aire y, dejando un leve golpe en su nalga mientras con la otra mano me agarro el miembro, me voy acercando a él.

Necesitaba cuanto antes hacer esto, sentirme dentro de él. Y, a juzgar por sus gemidos y jadeos, Harry también.

La anterior vez fue al revés, y sí, estuvo genial. Pero hoy, esta noche, era mi turno.

Le separo las nalgas con ambas manos, y empiezo a lamerle el hueco que se forma entre ellas.

- Hazlo ya -gruñe él mientras paso mis manos por él.

Pero no. Aún no.

Si algo había aprendido con los pocos vídeos que había visto estos días en internet es que, antes de poder hacer nada, debía estar dilatado.

Aun en estos momentos no puedo dejar de analizar todo en mi cabeza, como un perfecto plan a llevar a cabo.

Paso uno, lengua, completado.

Paso dos... pulgar.

- Aaaaahhh... -grita en cuanto lo hago.

Es ahora cuando toca combinar ambos pasos. Paso uno, paso dos, paso uno, paso dos. Lengua, pulgar, lengua, pulgar.

En el intercalo entre uno y otro, puedo ver el rostro de Harry. Su boca semi-abierta que no deja de balbucear, y esos ojos totalmente en blanco por el placer.

Hasta me pareció ver que se aferraba a las sábanas, en un intento de no llegar todavía al punto álgido de la noche.

Y es que llevábamos tan solo unos minutos... Y ya no podía faltar mucho más. Pero aquello... joder, me encantaba.

Harry podía conmigo. La forma de reaccionar su cuerpo ante mis movimientos... Sentía como si tuviera el poder total, como si supiera exactamente qué parte tocar, morder o chupar; y cómo hacerlo en cada momento.

Era como si el propio Harry me lo estuviera diciendo, pero sin entablar más sonido que los gemidos que soltaba cada vez que le introducía una parte de mí.

Y ahora... tocaba el paso tres.

Tras dejar un mordisco en su nalga derecha; en aquella en la que tiene un lunar, y que me confesó que tan sólo rozarle en él le hacía estremecerse; me separo unos centímetros para acabar con esto.

La imagen ante mí era magnífica. Un Harry despeinado, sudoroso y jadeante; en una posición de debilidad y ofreciéndome sus mejores vistas. ¿Qué más podía pedir?

Deslizo del todo hacia abajo sus boxers, que aún descansaban en la mitad de su muslo. Vuelvo a agarrar mi miembro, y me acerco a él.

Un fuerte gemido me indica que ha entrado y, esta vez, no proviene de los labios de Harry... Sino de los míos.

- M-Matt... -balbucea mi nombre.

El oírle tartamudear, incapaz de hablar correctamente por estar a punto de llegar... Me hace aumentar el ritmo y la fuerza de mis golpes.

Me agacho sobre su espalda, sin detener mis embestidas.

- Córrete -susurro en su oído, tal y como hace unos días lo hizo él, estando entonces en mi situación.

El cuerpo del chico me obedece al instante, provocando un fuerte gemido simultáneo que acaba con las mantas del motel manchadas, y con el interior de Harry lleno también.

Le agarro del hombro, y me dejo caer a la cama. Exhausto y apretando los dientes con fuerza, en un intento de contener un último gemido; el mayor de todos ellos.

 Exhausto y apretando los dientes con fuerza, en un intento de contener un último gemido; el mayor de todos ellos

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Él hace lo mismo, a mi lado. Apoyándose en mi pecho y mirándome con una gran sonrisa y ojos brillantes.

Nuestras agitadas respiraciones se acompasan y, las últimas palabras que oigo antes de quedarme dormido, son un suave te quiero, Matthew, viniendo de esos dulces labios ahora tan cercanos a los míos.

INSIDE: A Shumdario FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora