Capítulo 17: Matt

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Perfección.

Según internet, algo perfecto es aquello que tiene todas las cualidades requeridas o deseables. Según yo, su definición se puede decir con tan sólo una palabra: Shumdario.

Y es que a Harry y a mí no podían irnos mejor las cosas.

Lejos había quedado aquel tiempo en el que teníamos que escondernos de la prensa, o incluso de nuestros propios amigos o familiares.

Ahora, no es sólo que pudieramos hacerlo público; es que además... Estábamos viviendo juntos.

Harry firmó los papeles del divorcio la semana pasada, y se vino a vivir a mi piso. Y cada día... Joder, era mejor que el anterior.

Ayer mismo, cocinó para mí. Estábamos viendo la tele cuando, así sin más, se colocó uno de los delantales y se fue a la cocina.

Sacó varias cosas del frigorífico, y le pegó un mordisco a una zanahoria mientras me miraba, retándome a sacar ese lado pervertido que tan oculto tenía pero que él siempre lograba encontrar.

Sacó varias cosas del frigorífico, y le pegó un mordisco a una zanahoria mientras me miraba, retándome a sacar ese lado pervertido que tan oculto tenía pero que él siempre lograba encontrar

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Y lo que empezó siendo como un simple almuerzo, acabó en una guerra de comida y en una posterior guerra, un poco diferente, en el dormitorio.

Esta mañana habíamos tenido que limpiar el desastre, pero a ninguno le importó. Estábamos juntos, ¿qué más daba lo demás?

Y ahora mismo estábamos allí, tirados en el sofá y disfrutando de nuestros días libres.

Harry estaba tumbado sobre mi regazo, y yo le acariciaba el pelo con suavidad.

- Me encanta el nuevo peinado de Magnus, ¿te lo he dicho? -susurro con voz ronca.

- Unas cien veces -dice él con una sonrisa- ¿Y yo te he dicho que me encanta esa voz que se te queda tras una noche entera gritando?

Esta vez no enrojezco. Nuestro nivel de confianza había llegado a tal punto, que podíamos hacer esta clase de bromas sin sentirnos en ningún compromiso.

Algo, que nunca logré con Esther.

- Uhm unas cien veces -respondo también sonriente, antes de dejar un beso en su frente.

Pero entonces suena mi móvil, y tras ver aquel nombre en la pantalla, decido que es mejor hablar en otra habitación; en algún lugar dónde él no pudiera oírme.

- Ahora vuelvo -digo mientras me levanto, al tiempo que Harry suelta un quejido por verse apartado de mí.

Yo le beso en los labios y me voy a nuestro dormitorio.

Nuestro dormitorio... Qué bien sonaba eso.

- Hola -respondo al teléfono. Y me doy cuenta de que mi voz ya no suena dulce y suave como con Harry, sino que había adquirido un tono frío y desdeñoso sin tan si quiera proponérmelo.

Al instante; un cúmulo de quejidos, sollozos y gritos llenan el auriculas. Y, aunque sólo soy capaz de entender unas cuantas palabras, es suficiente para mí.

El mundo se cae a mis pies.

Todo lo que había creado. Todo lo que habíamos formado Harry y yo, destruído para siempre en un momento con tan sólo tres simples palabras.

Vuelvo al salón, y veo mi reflejo en espejo al pasar: Mi piel pálida, mis ojos cansados y sin brillo... Pero sobretodo, mi cara de terror mostrando el estado de shock del que aún no había conseguido salir.

En cuanto me ve, Harry se acerca a mí y me envuelve con sus cálidos brazos; completamente en silencio y con una mirada de tremenda preocupación en el rostro; dándome tiempo a que ses capaz de decirle qué ocurre.

Tras unos instantes, por los que mataría para que fueran eternos, trago saliva y balbuceo al fin:

- Esther está embarazada.

INSIDE: A Shumdario FanficDonde viven las historias. Descúbrelo ahora