INSIDE: A Shumdario Fanfic

Capítulo 18: Harry

- No puedes estar hablando en serio.

Matt se limita a asentir y a seguir guardando sus cosas en la maleta, como llevaba haciendo toda la mañana.

- ¡Es una puta locura!

- No. No lo es -dice con voz tenue y seca, sin atreverse si quiera a mirarme.

- No quieres hacer esto... ¡No puedes casarte con Esther!

Al fin, alza la vista y se dirige a mí. Sus ojos totalmente empañados y muy apagados se dirigen a los míos, sin ese brillo que tanto les caracterizaban.

Y cuando consigue hablar... su voz estaba rota por completo.

- No es que quiera, Harry... Es que debo hacerlo... -termina en un susurro.

- ¡Estarías viviendo una mentira! ¿Qué hay del amor? Sólo dime que estás enamorado de Esther.

Él me fulmina con la mirada.

- No uses a Magnus contra mí.

Yo esbozo una sonrisa y voy hacia el ordenador.

- Está bien, que te lo diga él mismo.

Busco unos minutos en youtube, y le pongo un vídeo:

- Ya hemos tenido esta conversación antes, Matt -digo cerrando el navegador, en cuanto el vídeo ha acabado.

Él traga saliva, completamente tenso y apretando la mandíbula.

- Tengo que hacerlo. Por mi hijo -dice con sequedad.

- ¿¿Y crees que lo mejor para ese bebé será crecer en una familia en la que nadie se quiere??

Él baja la cabeza. Sabía que tenía razón, así que sigo hablando.

- Las emociones son síntomas -señalo el portátil- Y yo soy la causa de ellos, no Esther. ¿Por qué no, en lugar de casarte con alguien que no amas, sigues conmigo y cuidamos juntos de ese pequeño?

- No puedo pedirte eso, Harry... -susurra.

Yo me acerco a él y le cojo por los brazos, apretando suevemente mis dedos contra su piel.

- No tienes que hacerlo -susurro yo también.

A continuación, me inclino y dejo un suave beso en sus labios. Y él... no puede evitar seguirlo.

Me separo lentamente y me apoyo en su pecho.

- Tendrá tres padres... -continúa él, apoyando su barbilla sobre mi cabeza.

- Qué afortunado -sonrío.

- No hablo de eso. No es... normal.

- ¿Y qué lo es?

Él se separa, y me mira a los ojos.

Y entonces... lo siento.

Siento que es el momento. Que debo decirlo. Y que tal vez todo lo que ha pasado es una señal para llegar hasta aquí. Para que, aquí y ahora, pueda susurrar aquellas tres palabras:

- Cásate conmigo, Matt.